Opinión | Territorio Comanche

La tasa turística

  • Como acertadamente planteaba Bernardo Quintero, Málaga es una gran ciudad, pero no una ciudad grande, con lo que la solución ha de pasar por ensanchar el espacio habitable

  • El rico 'patrimonio malaguita'

Turistas entrando en el aeropuerto de Málaga.

Turistas entrando en el aeropuerto de Málaga. / Javier Albiñana (Málaga)

La tasa turística es un impuesto que el viajero tiene que pagar cuando visita un país o una localidad determinada, que se suele cobrar en el alojamiento o al reservar el billete de avión. Es aplicada por gobiernos y especialmente por ayuntamientos con el fin de contar con un fondo destinado a medidas de preservación, desarrollo y promoción de las infraestructuras y actividades turísticas: conservación del patrimonio, sostenibilidad, etc. Es decir, se trata de un impuesto que debe revertir positivamente tanto en el propio viajero como en el territorio.

De todas las tasas turísticas que se han puesto en marcha, la más común por su fácil aplicación, es la que se aplica a la pernoctación. Supone que cada persona que se aloje en un hotel, albergue, hostal, etc. de una ciudad en la que se aplica la tasa, deberá abonar una cantidad fija por cada noche que permanezca en la localidad. La cantidad que se paga depende exclusivamente de la ciudad en la que se aplica y hay ciudades que limitan el número de noches, de modo que no se grave la estancia del turista en exceso.

En Cataluña y Baleares se sitúa en torno a 1 euro /noche, en Roma o París por encima de 2 euros /noche, y en New York de 3,5 euros /noche. Estamos ante una tasa variable tanto espacial como temporalmente, porque también puede depender de la época del año en la que se viaja. Incluso en algunos países gravan a los pasajeros con una tasa que se paga junto con el vuelo o bien al entrar o abandonar el país en el aeropuerto.

Idioteces al margen, relacionadas con lo divertida y feliz que es Málaga, parte de la problemática que está apareciendo en los últimos tiempos en nuestra ciudad viene derivada precisamente del éxito como capitalidad turística. De ahí el debate de las últimas semanas como resultado del modelo de ciudad y del papel que la ciudadanía quiere y debe tener en el mismo. Gobernanza. Por supuesto, eso está directamente relacionado con la ordenación del territorio, y con el mantra de la sostenibilidad cada vez más manoseado hasta que pierda valor.

Málaga tiene un serio problema de ordenación del territorio que no es irresoluble. Como acertadamente planteaba el poco sospechoso de antimalagueñismo Bernardo Quintero hace unos días, Málaga es una gran ciudad, pero no una ciudad grande, con lo que la solución ha de pasar por ensanchar el espacio habitable, dotándolo de infraestructuras y descongestionando el centro. Vamos, justo lo contrario de lo que se está planteando con la mamotretización del centro.

En realidad, a poco que se tome una cierta perspectiva no será difícil comprender lo que sucede, porque está muy relacionado con lo que se denomina la capacidad de carga de un territorio, y por supuesto, insistimos, con la ordenación de este.

Antes de dar por fracasado el actual modelo por insostenible, debiera ser necesario seguir profundizando en los escenarios de los vectores turísticos

Algo tan simple como llegar a determinar cuántas criaturitas cabemos tanto en el centro histórico como en los distintos barrios de Málaga, y eso habrá que conectarlo con la disponibilidad de espacio, y con la garantía de que el ciudadano pueda transitar a través de este. Los vecinos se quejan de que no pueden andar por su acera, pues eso. Pero este debate está también relacionado con otros recursos e infraestructuras. Al turismo hay que darle mucho más que una sonrisa, se requiere calidad, infraestructuras, y unos servicios adecuados.

El Plan Estratégico del Turismo vigente estableció una serie de medidas basadas en mesas sectoriales para ir dimensionando la situación actual y los escenarios futuros. Esta es una cuestión clave, porque al dinamismo demográfico de la ciudad, creciendo y demandando más recursos e infraestructuras, se une el factor turismo que ha ido disparando las cifras.

Existe también una queja constatada en relación con la suciedad y al ruido, y parece que se están tomando cartas en el asunto, pero igual es el momento de abordar el tema de la tasa turística. Se ha comentado muchas veces que la extraordinaria resiliencia de Málaga postcovid ha sido en gran medida derivada del turismo, incluso la propia crisis energética nos puede beneficiar durante el próximo invierno en virtud de nuestro confortable clima.

Tasa turística también como mecanismo de concienciación para el visitante de que está consumiendo unos recursos que no nos sobran

Antes de dar por fracasado el actual modelo turístico de Málaga por insostenible, debiera ser necesario seguir profundizando en los escenarios de los vectores turísticos, desde el denominado turismo de naturaleza, sol y playa; cultura; y salud y bienestar, en un marco de ordenación del territorio y sus recursos. Ardua tarea, pero imprescindible, si se quiere tener claro hacia dónde queremos ir.

Para eso debieran servir los planes estratégicos. Y en esa tarea, no solo debe haber representantes de las instituciones involucradas, que son muchas, sino también del sector privado y de la ciudadanía, como mecanismo directo de participación real en la toma de decisiones. Es necesario potenciar el área municipal de turismo porque sobre ella pivota parte de la problemática socioambiental urbana, y creerse el Plan Estratégico.

En este contexto quizá sí toque hablar de la implantación en Málaga de la tasa turística. Esa que abonamos los malagueños cuando visitamos algunas ciudades incluso cuando vamos por cuestiones profesionales. Tasa turística también como mecanismo de concienciación para el visitante de que está consumiendo unos recursos que no nos sobran, y generando un sobrecosto en el mantenimiento de las infraestructuras y servicios urbanos. Para que en determinadas épocas haya mas limpieza, o para que en ciertos momentos se regenere y reutilice una mayor cantidad de agua, o para que en algunos espacios se riegue con agua desalada por energías renovables… necesitaremos una financiación adicional que nos cubra el actual umbral de referencia. Igual sí es el momento del diseño e implantación, por consenso de todos los implicados, de la tasa turística. Sentido común.

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