"Me han tentado para la política pero no me gusta la desacreditación continua"
Pionero en la llegada de las ETT a Málaga y de la comunicación por cable, este emprendedor nato lamenta que a la ciudad de la que tanto presume siempre le falte "un punto para dar el gran salto"
Hay personas que se crecen frente al riesgo y otras que ven en la novedad un peligro constante. Fernando Fernández pertenece al primer grupo. Lleva unos 20 años conviviendo con los desafíos y no parece temblarle el pulso. El sector de las telecomunicaciones en Málaga tiene en este emprendedor vocacional un claro exponente de su evolución. En 1998 asumió la delegación provincial de Supercable -pionera en la instalación de telefonía por cable- y desde entonces su carrera ha ido paralela a los avances tecnológicos. Supercable pasó a llamarse Auna, luego Auna Cable y ahora ONO, con él como atento vigía. Desde hace dos años es el director de Empresas Zona Sur (Andalucía, Canarias y Extremadura). Quienes le conocen admiran su bonhomía. Él, sonriente, se ve simplemente como "una persona muy positiva".
-Lleva mucho tiempo dedicado a un sector tan exigente como el de la telecomunicaciones, ¿cómo consigue sobrevivir?
-Fui el primero que entró en Málaga con Supercable. Y hasta hoy. He pasado por cuatro fusiones y tres ERE. La verdad es que soy un superviviente (ríe). Antes, cada cuatro años cambiaba de empresa y en esta llevo enganchado ya 13 años.
-¿Qué le sedujo?
-Yo venía de un sector tan maduro como la distribución de alimentación, llevaba cuatro países y no estaba nunca en casa. Y aquí necesitaban a una persona que arrancara un negocio que no existía, el de la fibra óptica. Ganaba mucho menos dinero, pero gané en calidad de vida, dormía todos los días en casa. Y el sector era tan novedoso que la mayoría de la gente sabía exactamente lo mismo que yo, o sea nada.
-Me imagino que los comienzos no serían fáciles ...
-Al principio fue complicado porque íbamos abriendo todas las calles de la ciudad, con inversiones muy grandes. Sólo estaba Telefónica y nosotros.
-Fue pionero también en la llegada de las empresas de trabajo temporal en Málaga, ¿cómo surgió?
-Conocí un día a un señor en el aeropuerto que resultó ser el dueño de Laborman y me contó lo que era una ETT, que no existía aún en España. Me dijo que si le concedían la licencia me llamaría. Entonces yo estaba en una empresa de vending, también algo novedoso. Que con una moneda te sacaras un refresco, era algo muy americano. A los dos años me llamó.
-Y no se lo pensó dos veces....
-Pues no. Montó en Muelle Heredia la primera ETT en Andalucía y me fui con él. Y de ahí pasé a Cafés Castel, que era un cliente mío de la empresa de trabajo temporal. Me hacía mucha ilusión trabajar en una empresa malagueña y además tenía un proyecto muy bonito que era montar un departamento de expansión por toda España. Al final los introduje también en Portugal, Francia y Andorra durante los dos años que estuve.
-¿La gran revolución sigue estando en internet?
-Absolutamente, más que en televisión y telefonía. Y lo que queda por avanzar. Sobre todo con las redes sociales y las nuevas generaciones. Mi hija ha nacido con internet, está en un colegio donde no tienen apenas libros, utiliza su Netbook.
-¿La crisis y el paro favorece su consumo?
-Ahora se está mas tiempo en casa y se consume más. Y los jóvenes viven de internet. ¿Quién no tiene una cuenta en Facebook o varias con diferentes perfiles? Lo que en los 80 era un simple chat, evolucionó al messenger y ahora el Facebook. El futuro es ese, aunque en telecomunicaciones no se sabe, va todo tan rápido...
-¿Usted en casa sigue conectado?
-La verdad es que me conecto poco en casa. Aunque tengo un vicio, la blackberry, va conmigo a todos sitios. La única vez que desconecté fue 15 días en mi viaje de novios. Y no pasa nada, lo que sí es verdad que luego tenía síndrome(risas).
-¿La palabra crisis le suena demasiado cerca?
-En los tres últimos años a los foros a los que he ido, la verdad es que todo el mundo hablaba de crisis y salías con una depresión. Dejé de ir por eso. Está claro que existe. Yo ahora, por ejemplo, estoy intentando vender un piso y no hay forma. No porque no haya compradores, sino porque no hay quien lo financie. Pero insisto, soy una persona muy positiva y lo de la crisis lo veo de otra forma.
-¿Dónde intuye la salida?
-Pienso que la solución la tienen los políticos. Si hicieran una política económica y social de verdad, y se unieran... Pero no lo van a hacer y menos con las elecciones en unos meses. Políticamente soy bastante escéptico. He votado a los dos bandos, a la derecha y a la izquierda. Y me han hecho propuestas de los dos lados. Hubo una época que me tentaba, pero no me gusta esta política de desacreditación continua.
-¿Málaga es un claro ejemplo?
-Málaga es un sitio bastante atípico en ese sentido. Conozco a Paco de la Torre y a María Gámez (tengo a los dos de amigos en el Facebook) y la verdad es que la guerra que tienen es bastante limpia, comparada con lo que puedes ver por ahí.
-¿Presume de ciudad?
-Yo defiendo a Málaga allí donde voy. Con lo de la capitalidad me llevé un gran desilusión, confiaba en que podía a ser. Y con la llegada del Thyssen estoy igual de ilusionado. Aunque es cierto que, a pesar de ser la sexta ciudad de España, aún le falta un punto para dar el salto y convertirse en una gran ciudad.
-¿El Guadalmedina, tal y cómo está, es un escollo para la ciudad?
-El río antes era como una brecha que tenía Málaga para la separación social. La gente más pudiente vivía del río hacía Málaga este y la más humilde al otro lado. Hoy se abierto el debate sobre sus posibles soluciones. Yo no lo embovedaría, lo convertiría en un espacio deportivo y montaría un oceanográfico.
-¿El ladrillo sigue pesando demasiado?
-Todavía se ve. Yo. por ejemplo, vivo en un bloque en Benalmádena donde somos 11 vecinos, pero vivimos sólo tres, los otros ocho ni los conozco, compraron para especular y ya está. Aunque sí he notado mucha evolución en Marbella, la conocí hace muchos años, pasó del boom a la época decadente y ahora se ve un resurgir.
-¿Se parece en algo la Málaga que vivió de pequeño a la de hoy?
-Echo de menos salir a jugar a la calle. Vivía en la zona de Camino Suárez y Hospital Civil, que era por entonces casi el final de la ciudad y había sitio para jugar al fútbol porque la mayoría era tierra. Mi padre trabajaba en la construcción, ganó mucho dinero, pero en los años 70 se medio arruinó y montó una cafetería, el recurso de siempre. Abríamos a las seis de la mañana y cerrábamos a las dos de la madrugada. Yo viví de tener mucho a quedarme sin nada y verme obligado a trabajar con mis padres. Estudiaba, jugaba al baloncesto y trabajaba.
-Y hasta consiguió jugar en un equipo en Primera División...
-Estuve en Primera División en el Mayoral Maristas con compañeros que ahora son casi todos entrenadores: Imbroda, Manolo Rubia, Juanma Rodríguez, los primeros que empezamos a jugar en Málaga. Por entonces había dos equipos en primera, los Maristas y el Caja de Ahorros de Ronda, que acabaron fusionándose en Unicaja. Pero lo dejé porque me lesioné muy pronto, con 21 años. Y tuve problemas con la familia porque no tenía tiempo para todo. En aquella época sólo vivían del baloncesto los que jugaban en el Madrid o en el Barça.
-El Unicaja no pasa por su mejor etapa. ¿Confía en el equipo?
-Todos los años hay un equipo revelación, este año está el Bilbao Vizcaya y luego están los intocables, que últimamente han sido el Madrid, El Barcelona y el Caja Laboral. Hay mucho nivel. Ahora lo veo menos, estoy un poco desencantado. Cuando estás arriba te gusta más y luego pierdes el interés. La afición ha cambiado. Hubo unos años muy buenos que el Málaga de fútbol estaba regular y el espectáculo estaba en el baloncesto. Y ahora al revés. Ya no veo tanto niño en la calle con la camiseta del Unicaja.
-Lo de ciudad cosmopolita, ¿le queda grande a Málaga?
-Para nada, yo la veo así. En Andalucía lo es con diferencia. No es clasista, recibe con buena cara a todo el mundo. Yo llevo en ONO Andalucía, Canarias y Extremadura. Y te puedo decir que entrar en la sociedad sevillana y cordobesa, por ejemplo, cuesta un poco más. Aquí te integras muy rápido. Supongo que el ser puerto de mar y que hayan pasado por aquí fenicios y romanos ayuda.
-La apertura del puerto a la ciudad ayudaría más aún...
-Me parece una gran obra, y será un gran salto. Cuando se abra de verdad va a beneficiar mucho a Málaga. Nunca he entendido que estuviera cerrado con ese muro del Paseo de los Curas. Pero la gran sorpresa nos la vamos a llevar con el AVE Sevilla-Málaga en una hora. Lo del Metro no lo veo tanto. No sé si tanta inversión merece la pena. Ahora mismo lo que están haciendo desde Las Pedrizas a la Costa lo veo más prioritario, yo sufro las caravanas todas las mañanas.
3 Comentarios