Un test de sangre basado en grasas permite detectar adicciones e hiperactividad
Un equipo del Ibima identifica alteraciones específicas en moléculas que podrían servir como biomarcadores
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Un equipo del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima) ha identificado alteraciones específicas en moléculas presentes en la sangre que podrían servir como biomarcadores para detectar con mayor precisión a personas con trastorno por uso de sustancias (TUS) y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). El TDAH es un trastorno neurobiológico de origen genético que se caracteriza por un patrón persistente de inatención, hiperactividad e impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo del individuo.
Aunque suele diagnosticarse en la infancia, sus síntomas pueden persistir hasta la edad adulta e incluso manifestarse de manera diferente en cada etapa de la vida, ha informado este viernes el Ibima en un comunicado. La importancia de reconocer y tratar el TDAH radica en mejorar la calidad de vida y el rendimiento académico-laboral de las personas afectadas.
El diagnóstico temprano permite establecer estrategias de intervención multimodal, combinando terapias psicoeducativas, intervenciones conductuales y, en muchos casos, medicación psicoestimulante ajustada a cada perfil clínico. Además, es fundamental prestar atención a posibles complicaciones asociadas, como bajo rendimiento escolar, baja autoestima o dificultades en las relaciones interpersonales.
Los resultados de este estudio abren nuevas posibilidades para mejorar la detección temprana y avanzar hacia tratamientos más individualizados en el ámbito de la salud mental y las adicciones. La investigación analizó muestras de sangre de 469 personas, clasificadas en tres grupos: personas sin diagnóstico (grupo control), pacientes con TUS y pacientes con diagnóstico dual (TUS+TDAH).
Se midieron niveles de aciletanolamidas, moléculas derivadas de ácidos grasos que forman parte del sistema endocannabinoide. Mediante modelos estadísticos basados en 'machine learning', como la regresión 'Elastic Net', los investigadores identificaron un patrón molecular específico en pacientes con diagnóstico dual, capaz de clasificar correctamente al 72 por ciento de los participantes.
En particular, moléculas derivadas de ácido araquidónico, oleico, palmítico y esteárico (AEA, OEA, PEA y SEA) fueron propuestas como biomarcadores potenciales, subrayando su valor diagnóstico. "Los resultados sugieren que una disfunción del sistema endocannabinoide -implicado en el control de impulsos, la motivación o la respuesta al estrés- podría estar en la base tanto del TUS como del TDAH, y ser especialmente relevante cuando ambos coinciden", ha explicado la doctora María Flores, que ha liderado el estudio.
Otro de sus líderes, el doctor Jesús Herrera, ha apuntado que "contar con estos perfiles moleculares permitiría identificar antes a los pacientes más vulnerables y ajustar mejor los tratamientos a sus necesidades". Los pacientes con diagnóstico dual mostraban mayores niveles de consumo de alcohol y cocaína, más comorbilidades psiquiátricas y una respuesta menos eficaz a los tratamientos convencionales.
Este perfil más complejo refuerza la necesidad de herramientas que permitan una detección más precisa y una intervención precoz. "El TDAH es una de las condiciones neuropsiquiátricas más frecuentemente asociadas al desarrollo de trastornos adictivos, lo que agrava su curso y complica la respuesta terapéutica", ha destacado el doctor Fernando Rodríguez de Fonseca, experto en neuropsicofarmacología.
Por su parte, el doctor Francisco Javier Pavón ha subrayado que "en el diagnóstico dual no solo se presentan síntomas psiquiátricos; también se observa un mayor riesgo de complicaciones médicas y fisiológicas, lo que exige un abordaje integral que combine salud mental y medicina interna". Además de su utilidad diagnóstica, estos biomarcadores podrían abrir nuevas vías terapéuticas, ya que las moléculas identificadas están relacionadas con el sistema endocannabinoide, una red biológica que ya se investiga como diana para nuevos tratamientos. En concreto, se exploran fármacos dirigidos a enzimas como FAAH o receptores como el PPAR-α, con potencial para abordar tanto las adicciones como los trastornos del neurodesarrollo.
"Este trabajo refuerza la necesidad de avanzar hacia un modelo de atención más personalizado en salud mental, que tenga en cuenta desde el inicio factores biológicos, el historial de consumo y la posible presencia de otros trastornos", ha señalado la doctora Antonia Serrano, investigadora principal del estudio.
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