De la tradición al TikTok: dos hermanos malagueños que han 'pescado' miles de seguidores

Víctor y Andrés López han aumentado sus ventas un 40% en su pescadería en el mercado de Atarazanas

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A la izquierda, Andrés y, a la derecha, Víctor, los hermanos López virales con su pescadería.
A la izquierda, Andrés y, a la derecha, Víctor, los hermanos López virales con su pescadería. / Carlos Guerrero

En medio del bullicio del Mercado Central de Atarazanas, con cientos de voces mezcladas por los pasillos, olores marinos y el ir y venir de compradores, los hermanos López, Víctor (31) y Andrés (36), su hermano mayor, han logrado convertir la pescadería familiar en un fenómeno viral en Instagram y TikTok. Lo que empezó como un negocio de tradición heredada del abuelo y el padre, se ha transformado en un escaparate digital que atrae pedidos desde Madrid, Barcelona e incluso turistas que viajan desde Italia solo para hacerse una foto con ellos.

"Mi abuelo tenía una pescadería en el mercado hace muchos años, luego pasó a mi padre, y ahora nosotros seguimos", cuenta Víctor López. Ellos empezaron al cumplir los 16 años respectivamente. Los días de estos pescaderos arrancan a las cinco de la mañana. Entre subastas de pescado, encargos, reparto a domicilio y la atención al cliente en el mercado, la jornada se alarga hasta bien entrada la tarde. Y aun así, el trabajo continúa desde casa: responder mensajes en Instagram, pedidos en WhatsApp, consultas en TikTok. "Realmente estamos todo el día trabajando", confiesa el menor de los hermanos.

El pescado que ofrecen es, sobre todo, del "Mediterráneo andaluz": desde Cádiz hasta Huelva, aunque algunos productos como el mejillón lo traen de Galicia. Pero lo que más se lleva la gente es pescado de diario, gambas, almejas, calamares. Y los fines de semana, el protagonista es el marisco. Ellos trabajan de martes a sábados, pero aseguran que es un "no parar" desde antes de abrir la pescadería y hasta casi la hora de irse a dormir.

Su aventura con las redes sociales empezó hace un par de años. "Uno de los vídeos se hizo más viral que los demás y ya todo el mundo está hablándonos", cuenta Víctor. El punto de inflexión llegó con un vídeo improvisado que obtuvo muchas más reproducciones de las esperadas. "Fue de la noche a la mañana, mi hermano lo subió por la tarde y cuando me levanté al día siguiente tenía 6.000 solicitudes en Facebook. Tuve que poner todas mis redes privadas porque era un boom", recuerda entre risas.

Desde entonces, han pasado de ser pescaderos de mercado a pequeños referentes en redes sociales, con un crecimiento del 40% en ventas y clientes que llegan atraídos por sus vídeos. La estrategia, lejos de grandes manuales de marketing, se basa en la autenticidad. "Realmente somos auténticos, no hacemos las cosas como forzadas ni nada, lo hacemos natural", explica Víctor. Vídeos diarios mostrando el pescado fresco, bromas entre hermanos o incluso bailes siguiendo tendencias de TikTok forman parte de su fórmula.

El impacto ha sido tan grande que hasta su padre, escéptico al principio, ha acabado convencido. "Él decía: '¡Es una tontería!'. Pero cuando vio que aumentamos un 40% las ventas, dijo: 'pues mira, esto va a funcionar'". Hoy, incluso clientes de toda la vida celebran este nuevo escaparate digital, que ha dado a la pescadería un aire internacional. "Ha venido esta mañana una mujer expresamente de Italia a hacerse una foto con nosotros", relata sorprendido, aún sin asimilar el alcance que tienen.

Pero el éxito trae también su cara menos amable. Críticas, exigencias de clientes impacientes o la presión de contestar cientos de mensajes son parte del día a día. "A veces me escriben y no me da tiempo a contestar, porque no paramos. Lo intento lo antes posible, pero hay días que es imposible", admite. Sobre todo cuando se acerca la Navidad, que es la época de más trabajo.

Desde primera hora de la mañana ya preparan cajas para enviar a domicilio. Al día, de media, llenan unas 10 cajas de todo tipo de pescado y marisco fresco. Mejillones, gambas, algún que otro salmón, doradas... Pero en noviembre y diciembre los pedidos se cuadruplican. "No sé ni cuántos podemos hacer, pero muchos, muchísimos, es una locura", admite Víctor. Además de los pedidos a domicilio, tienen que preparar la pescadería y atender a clientes fijos y nuevos que se acercan.

Entre el mostrador de marisco, las cajas de pescado recién llegado y un móvil que no deja de sonar, los hermanos López son hoy un ejemplo de cómo los negocios tradicionales pueden reinventarse gracias a las redes sociales. Con humor, constancia y un negocio familiar que viene de generaciones, han demostrado que incluso una pescadería puede conquistar el algoritmo y hacerse viral.

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