Málaga

Un trago (de agua) algo indigesto para el alcalde de Málaga

Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, bebe de un vaso de agua durante un Pleno.

Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, bebe de un vaso de agua durante un Pleno. / Javier Albiñana

Trago largo y algo indigesto para el alcalde de Málaga. Después de las protestas y la presión vecinal y asociativa, Francisco de la Torre ha tenido que dar marcha atrás a la subida de la tarifa del agua anunciada en septiembre. Al menos, en los términos y condiciones. Finalmente la subida del agua no será del 42%, al menos en 2024 y tampoco diferenciará un canon de infraestructuras del común del recibo. 

El aumento será ligeramente mayor, del 44%, pero se hará de forma escalonada durante cinco años, de manera que el primer año la tarifa de Emasa aumentará de media un 32%, unos diez puntos porcentuales menos de lo anunciado ante la prensa en un primer momento. De esta manera, el regidor ha corregido su plan inicial, pese a que venía sosteniendo que una subida de seis euros "no era demasiado" y que el anuncio se debía a un "ejercicio de transparencia". Tampoco hay que olvidar que el regidor señaló al Gobierno central como el culpable de esta subida, toda vez que no aceptó compensar económicamente a los municipios que, como Málaga, traten su agua municipal. 

Esto, si sólo se tiene en cuenta la parte del recibo que tiene que ver directamente con la empresa de aguas municipal, Emasa. Porque para 2024 la Junta de Andalucía ya afirma que recuperará el canon del agua para infraestructuras que pudo eliminar en 2022 y que suponía una subida de unos 3 euros de media. Así, un recibo medio que en 2023 pagase 14,59 euros, en 2024 pagará 19,38 euros si sólo se tiene en cuenta el aumento municipal; 22,38 sumando el canon regional. Es decir, la factura será un 53,39% más alta en el primer recibo de 2024 que en el último de 2023.

Tanto movimientos sindicales y vecinales como la oposición tenían –y mantienen– una posición contraria a la del alcalde, asegurando que no se les "había ofrecido ningún papel ni documento", pese a haberlo pedido, y que, además, la subida afectará más a los consumidores más "moderados, como las personas mayores que viven solas". 

Este desgaste, poco a poco como la gota malaya, hizo que el regidor dijera, primero, que la subida de su canon para infraestructuras se haría de manera progresiva, que no así la parte del aumento que se dedicaba a compensar el 26% de IPC acumulado desde la última subida, hace ocho años. Y después, tras publicar el expediente de la subida y en una nota de prensa, el Consistorio anuncia que la subida se prorrateará desde el 32,2% hasta el 44% en cinco años, pero elimina la figura del canon para que el aumento sea conjunto. Además, aduce que esto se debe a una decisión administrativa. 

Se antoja difícil que, una vez los consumidores se hayan acostumbrado al pago de ese plus para las infraestructuras y alcanzados los 100 millones de euros que el Consistorio asegura que necesitan, desde Emasa vuelvan a recortar la parte de la factura que se desprende de este aporte a las inversiones hídricas. 

Estos 100 millones el Ayuntamiento los justifica numerando en 130 las obras que debe acometer, además de asegurar que es el propio Consistorio el que se va a hacer cargo de solucionar las fugas de agua en las injerencias –la conexión de los edificios a la toma general– que debería correr por cuenta de las propias comunidades de vecinos. 

Además, apuntan que esta subida permitirá subir un 25% (de 500.000 a 625.000 euros) la partida destinada al Fondo Social que se usa para cubrir las facturas de aquellos clientes de Emasa que están en dificultades económicas. 

Segunda subida que se le hace cuesta arriba al alcalde

Esta no es la primera vez que al regidor se le hace largo y amargo el trago de aumentar el recibo del agua. Allá por 2015, cuando se anunció el último incremento del recibo municipal, De la Torre ya se vio en un apuro. 

Entonces cambió el sistema de cobro. Lo hizo por bloques y afectó negativamente al 45% de las familias de la ciudad que en estaban formadas por menos de cuatro personas y que vieron encarecido el recibo mensual del agua entre los 1,17 euros más en el caso de las viviendas de un solo habitante y los cinco céntimos de euro de las casas habitadas por tres.

La medida provocó una fuerte contestación social con más de 70 entidades que rechazaron la propuesta e incluso en 2014 una manifestación y la recogida de decenas de miles de firmas. El momento más complicado posiblemente del alcalde desde que comenzara a gobernar la ciudad de Málaga en 2000. En 2015 anunciaba una rectificación en el sistema de cobro, pero con la condición de que la empresa no perdiera ingresos. 

A esa rectificación llegó convocatoria de una Mesa del Agua mediante, hecho que ahora le recuerdan los movimientos sociales a la vez que le piden diálogo y consenso a la hora de subir el recibo municipal. De momento, las reuniones con vecinos han sido informativas y el alcalde ha ido recalculando su ruta hacia la subida del agua. Este lunes abrió el periodo de participación pública, en el que caben las alegaciones, antes de que el aumento se apruebe en el Consejo de Emasa. A lo mejor no es el último cambio. 

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