El tranvía vuelve a su casa
Ubican en Pedregalejo el tren que iba de la Alameda a El Palo hasta 1961



El tranvía de Málaga, que hacía el recorrido entre la Alameda y El Palo hasta 1961 y que es recordado por miles de malagueños, volvió ayer a su casa. Tras años de abandono, un grupo de trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes lo restauró y desde ayer tiene su sede permanente en la nueva plaza de Pedregalejo, el lugar donde antes se encontraban las antiguas cocheras de la EMT.
El tranvía ha sido completamente reformado, aunque sí se ha respetado el color blanquiazul que lo caracterizaba y todos sus elementos, por lo que está igual que en sus años de funcionamiento. Estuvo durante 20 años en el Morlaco y allí sufrió todo tipo de desperfectos, incluyendo un incendio en su interior. La reforma concluyó en 2009 y se ha expuesto de manera puntual en la plaza de la Marina o de la Constitución. Pero se quería ubicar en un lugar fijo para que pudiera ser disfrutado por los malagueños y se escogió este emblemático espacio. Urbanismo diseñó un proyecto y el tranvía ha sido colocado sobre una base cerrada para evitar que alguien entre y pueda dañarlo, a la vez que se ha puesto una marquesina para protegerlo de la lluvia. También se ha instalado un circuito cerrado de televisión con conexión remota al centro de control de emergencias de la Policía para evitar actos vandálicos.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, acompañado de varios concejales, inauguró ayer la nueva ubicación y aseguró que el tranvía "es la historia del transporte en Málaga". Así lo corroboraron varios vecinos que asistieron al acto, que rememoraban cómo ellos o sus padres se subían a este medio de transporte. "Qué bonito se ha quedado. Yo me subía a las jardineras como podía", indicó una señora.
Pero posiblemente las tres personas que estaban ayer más orgullosas eran José Ramón Rodríguez, Antonio Fernández y Pedro García. Trabajan en la EMT y son los que encabezaron la restauración del tranvía que ahora luce en todo su esplendor en Pedregalejo. "Hoy es un día grande porque los tres le hemos echado muchísimas horas a esto. Cogimos las vacaciones a la vez, nos íbamos por la mañana a la cochera de la EMT y no salíamos hasta la noche. Al regresar al trabajo, hacíamos nuestro turno y luego nos metíamos otra vez en la cochera con el tranvía. Era una dedicación exclusiva", comentaban ayer henchidos de satisfacción por la buena acogida. "En la casa nos veían solo por nuestras fotos", añadían divertidos y conscientes de que esta tarea les ha restado tiempo de estar con los suyos, "pero era un reto".
La restauración no fue nada sencilla. Se encontraron con un tren destrozado y con la madera podrida después de haber estado 25 años junto al mar en el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso. Antonio Fernández, por ejemplo, sufrió incluso un accidente porque al subir al techo para quitar la estructura que se conectaba a la corriente se desplomó el suelo y cayó en el interior del vehículo.
Le cambiaron toda la madera, le quitaron con una máquina especial y trajes protectores los tres centímetros de óxido que tenían los barrotes de hierro y le dieron varias manos de pintura para ver el resultado actual.
El tranvía, ahora mismo, no podría entrar en servicio, pero explican que solo haría falta añadir la instalación eléctrica, ponerle las ruedas y comprobar que el voltaje de las vías es de 650 voltios en continuo porque el tren sí tiene el motor. De hecho, en Vigo hay tres tranvías similares a éste funcionando con fines turísticos. "Se quisieron llevar este también, pero no les dejamos", comentan ufanos. Es como un hijo al que le han dedicado muchas horas y del que ahora pueden disfrutar todos los ciudadanos.
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