Uno de cada tres jóvenes malagueños no se puede independizar
La inestabilidad laboral, la falta de ingresos y los altos precios de la vivienda son los grandes impedimentos que atraviesa la "generación inquilina"
“La vivienda se ha convertido en una fuente de ansiedad para muchos jóvenes malagueños”
España presenta una de las edades de emancipación más elevadas de Europa: los jóvenes españoles abandonan de media el hogar parental a los 30 años, y cuando eso sucede, si desean vivir solos, deben destinar más del 90% de su sueldo al alquiler de una vivienda. El panorama entre los jóvenes malagueños no es más esperanzador: la inestabilidad laboral, la falta de ingresos y los altos precios de la vivienda obligan a uno de cada tres jóvenes en Málaga a permanecer en el hogar familiar, siendo la independencia un deseo irrealizable en el corto plazo de tiempo.
De este 30% que no consigue emanciparse, un 35% asegura desea hacerlo en el plazo de un año. Sin embargo, para el 30%, la inestabilidad laboral es el mayor obstáculo con el que tropiezan; para el 28%, la falta de ingresos; y para el 26%, los altos precios de la vivienda, tal y como se desprende del II Informe Jóvenes y Vivienda en Málaga elaborado por Century 21.
A ello hay que sumar, una percepción de desamparo o negatividad hacia las entidades públicas, pues más de la mitad de los jóvenes sostienen que las ayudas públicas disponibles son insuficientes y un 25,6% opina que, aunque se prometan, casi nunca llegan realmente.
Entre quienes sí logran emanciparse, el 71% que actualmente vive fuera del hogar familiar en Málaga, el panorama tampoco mejora en exceso. Pues, igual que aquellos que no se pueden independizar, deben hacer frente a una enorme brecha en las condiciones de acceso a la vivienda respecto a sus salarios. Es más, si bien un 50% de los encuestados están sujetos a un contrato laboral indefinido y el 15% a uno temporal, la precariedad económica sigue a la orden el día: un 18% gana menos de 500 euros al mes y únicamente el 5% supera los 2.000 euros mensuales.
Esto hace que quienes consiguen independizarse se vean obligados ya no solo a vivir de alquiler, sino a compartir piso, la mayoría de veces, con otros jóvenes desconocidos, en las mismas condiciones salariales e inmersos en el mismo turbulento panorama residencial. Así, a nivel nacional, el 57,9% de los jóvenes independizados vive de alquiler y, entre ellos, casi un tercio comparta piso, tendencia que se está consolidando y por la que los jóvenes pasan a conocerse como la “generación inquilina” -concepto que comienza a englobar a los mayores de 65 en similar situación-.
Además, en España, solo el 15,2% de las personas en esta franja de edad vive fuera del hogar familiar, según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España -datos del segundo semestre de 2024-, que advierte se trata de la peor cifra registrada en un segundo semestre desde 2006, confirmando la situación crítica que afrontan las nuevas generaciones.
De vuelta a Málaga, un 33% de los jóvenes creen que necesitarán más de cinco años para ahorrar lo suficiente como para acceder a la vivienda que desean, siendo los factores decisorios más repetidos: precios accesibles (67%), tamaño medio adecuado (61%), transporte público (56%) y eficiencia energética (51%). Más aún, un 58% imagina su emancipación en la práctica junto a su pareja, mientras un 35% opina podrá emanciparse solo.
Ante un ecosistema poco favorable, y pese a que más de la mitad de la juventud malagueña desearía emanciparse ya no solo en el territorio de Málaga, sino en España, uno de cada cinco contempla mudarse al extranjero en busca de oportunidades. Tanto el acceso a mejores condiciones de empleo, alegado por el 37,5%; como la búsqueda de una mejor calidad de vida (19%) son los motivos principales que identifica nuestra juventud para marcharse y que evidencian retos casi estructurales en el país.
De esta forma, si las condiciones salariales no mejoran y los precios de la vivienda siguen al alza, entre otros factores, las nuevas generaciones buscarán oportunidades más allá de nuestras fronteras, perdiendo España no solo una enorme cantidad de talento formado, sino también el potencial de desarrollo que representa la juventud.
“Un 77% de los jóvenes prefiere una bajada en el precio de la vivienda antes que un aumento de su propio sueldo”, registra el informe. La juventud malagueña antepone la solución de la criticidad del mercado inmobiliario a su mejora laboral, lo que no implica que la situación salarial sea la idónea, todo lo contrario.
Hace un par de semanas, Concha Yoldi, presidenta de Persán, ponía sobre la mesa uno de los grandes problemas del empleo en España, el salario. Y, además, incidía en la idea de que no podía existir una diferencia de apenas 8.000 euros anuales entre el salario mínimo y el medio: “la gente se va porque hay que dar una pensada importante a poner en valor esa formación y trabajo que se ha hecho a lo largo de los años para que esté bien remunerado”.
En definitiva, los jóvenes malagueños se enfrentan a un escenario que exige respuestas urgentes y coordinadas, de lo contrario la emancipación seguirá siendo un privilegio inalcanzable y no una posibilidad tangible para esta generación. “Es evidente que los jóvenes malagueños quieren construir un proyecto de vida, pero necesitan soluciones reales que aborden tanto el acceso a la vivienda como la estabilidad laboral”, concluye Ricardo Sousa, CEO de Century 21 España y Portugal.
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