"El turista que viene en invierno a la costa se aburre como una ostra"
Este experto hotelero exige que se hagan más actividades culturales o de ocio para los viajeros y que se dé más promoción a la oferta existente · Propone que el Málaga CF pase a llamarse Málaga-Costa del Sol
Miguel Bordera es uno de los grandes expertos turísticos en la Costa del Sol. Lleva 37 años trabajando en hoteles de la cadena Medplaya en la zona y ha conocido en primera persona el auge de Benalmádena, Torremolinos o Fuengirola, entre otros municipios. Tiene una voz suave y tranquilizadora, no ha perdido aún su acento valenciano pero no tiene pelos en la lengua. Nos recibe en su despacho en el hotel Riviera en Benalmádena Costa.
-A usted le ofrecieron trabajar antes incluso de terminar los estudios de Turismo. ¿Era más fácil en los años 70 encontrar un empleo que ahora en el sector?
-Era bastante más fácil porque se estaba empezando en esto. Había demanda y falta de personal cualificado, por ejemplo, en el tema de idiomas. Pero tampoco te regalaban nada. Recuerdo que en todo el tiempo que estuve en Ibiza solo descansé un día entero en un par de ocasiones. Trabajábamos desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde todos los días. Eras joven y lo llevabas encantado y feliz.
-En estas décadas ha visto la evolución del sector turístico en España. ¿Es la actual la peor crisis de todas?
-Sí y con diferencia. La primera gran crisis, la del petróleo en 1973, se notó, pero teníamos la ventaja de que cuando nos recuperábamos de esta u otras crisis casi la única alternativa turística importante que quedaba era España. Ahora tenemos destinos, que ya no son emergentes sino que están ahí y nos hacen la competencia, como Turquía, Egipto, Túnez, Croacia o Bulgaria que están a la misma distancia de mercados emisores como Gran Bretaña, Alemania o los países escandinavos que nosotros. Y eso por no hablar de la moda del Caribe, donde es relativamente sencillo ir, es barato y es una oferta con la que no podemos competir porque tienen mano de obra barata, hoteles espectaculares y ausencia de masificación y hormigón. Por otra parte, cuando ocurrió el tsunami en Asia vimos que una gran parte de los escandinavos estaban pasando allí las Navidades cuando antes venían a Málaga o Canarias. Es evidente que los flujos turísticos han cambiando y están despuntando países como Brasil, Marruecos o Cabo Verde.
-¿Y fuera del ámbito turístico?
-Las medidas en España se han tomado con mucho retraso respecto a otros países que ahora parece que ya están superando la crisis como Holanda, Alemania o los escandinavos. Nosotros estamos ahora en el peor momento de la crisis, cuando nos toca a todos hacer renuncias y cuando nadie puede asegurar cuándo se va a normalizar otra vez la situación.
-Pese a la competencia, la Costa del Sol parece tener un público más o menos fiel. Todos los años llegan unos 8 millones de turistas.
-La Costa del Sol es uno de los mejores destinos turísticos del mundo. Personas de muchos países competidores de los que hablábamos antes han venido aquí a aprender y encima les hemos enseñado. Han tomado nota de nuestros aciertos y fallos y se han aprovechado, pero supongo que es algo normal y hay que aceptarlo. En cualquier caso, yo no me fío de los datos oficiales porque para mí los números realmente importantes son los que tenemos los hoteleros. Hay veces en las que los estamentos oficiales dicen que tenemos una ocupación del 90% y las reales nuestras dicen que hemos tenido un 70%. Me interesa saber cuántos pasajeros llegan al aeropuerto pero nadie ha hecho un seguimiento real de qué pasa con la gente que llega al aeropuerto. Le puedo asegurar que solo una mínima parte va a los hoteles. Imagino que se beneficiarán los rent a car, los taxistas o los supermercados pero los hoteleros no.
-La negociación con los touroperadores siempre ha sido tensa. ¿En qué momento se encuentra?
-Los touroperadores importantes buscan cada vez más la exclusividad para que los hoteles en los que están no trabajen también con operadores on line que le hacen la competencia con esta guerra de precios que hay. El hotelero se encuentra en esa disyuntiva de decidir dónde poner los huevos. Antes estaban todos en el mismo cesto y ahora hay que repartirlos, pero no es fácil hacerlo.
-Los hoteleros se quejan habitualmente de esa guerra de precios que está lastrando la rentabilidad.
-Es una verdadera guerra. Es increíble. Se investiga en las páginas web y se analiza la competencia. Uno puede ver, por ejemplo, que en un determinado portal no estás en los diez primeros puestos y el cliente solo mira eso.
-¿Qué piden los portales para estar en esa posición?
-Unos piden dinero, otros le piden más comisión a tu hotel para posicionarte ahí y en otros se debe a los comentarios de los clientes, que es lo más justo.
-Es un mundo casi nuevo y, por así decirlo, misterioso.
-Se ve de todo. Ahora se están poniendo de moda las ofertas ocultas. Te venden por ejemplo un hotel en Torremolinos de tres estrellas a 200 metros de la playa y con 150 habitaciones. Pero no te dicen qué hotel es. Tu reservas y luego cuando llegas resulta que está también al lado de la carretera, tiene un ruido infernal o siete bares de copas debajo. Se engaña al cliente, pero lo venden por debajo de coste. Eso es pan para hoy y hambre para mañana.
-¿Y los hoteleros, en su conjunto, no se rebelan?
-Lo hemos intentando pero es materialmente imposible. Hemos hecho reuniones, todos hemos acordado mantener una política de precios y en cuanto se sale de la reunión todo el mundo incumple lo pactado. Hace 30 años hasta se trajo un notario para levantar acta de una reunión y todo el mundo lo incumplió sistemáticamente.
-Son un reino de taifas.
-Lo somos y los operadores se aprovechan de estas situaciones. Por otra parte, un hotelero negocia con un touroperador que no te permite subir el precio de forma razonable para cubrir costes y, cuando ya has firmado un acuerdo que incluye todo tipo de ofertas y descuentos, el touroperador te envía un escrito y te dice que para determinado mes las reservas están muy bajas y tienen muchas plazas de avión disponibles, por lo que te exigen otra oferta sobre la oferta. Al final el precio medio por cliente y día es ridículo y no suele cubrir los costes.
-¿Cómo está afectando eso al empleo?
-Esto crea mucha inseguridad. Antes contratabas personal para todo el año o para la temporada de verano. Ahora no puedes hacer eso. Contratamos empleados para un mes, dos semanas... No sabemos qué va a ocurrir dentro de un mes porque las reservas son siempre de última hora esperando las gangas.
-¿Esto es en temporada baja o todo el año?
-Los hoteles siempre han perdido dinero o han ganado muy poco en invierno, pero se recuperaba en verano. Ahora el problema está en que julio, agosto y septiembre están fallando. Llevamos dos años con descenso de turistas en verano. El extranjero evita esos meses por el precio, el clima y la masificación. El mercado nacional es el que siempre nos ha salvado el verano, pero ahora está de capa caída y creo que este verano será el peor. Este verano habrá otra guerra de precios increíble porque el hotelero acaba poniéndose nervioso al ver las habitaciones libres. Por tanto, el problema de la Costa del Sol ahora no es tanto el invierno, que siempre lo ha sido, sino julio y agosto.
-¿A qué precios habrá entonces habitaciones este verano en la Costa del Sol?
-No lo sé, pero puede haber tranquilamente descuentos del 25 o el 30%.
-En cualquier caso, dar el invierno por perdido con esta climatología es difícil de entender.
-Siempre ha habido estacionalidad y ahora más que nunca. El clima es benigno pero no es como para bañarse en la playa. Lo que más influye es la falta de atractivos. El turista que viene en invierno, en un porcentaje bastante grande, se aburre como una ostra. ¿Qué podríamos hacer? Yo creo que muchas cosas. Benidorm está muy denostado pero tiene actividades en la playa todos los días para personas mayores, hay música en vivo en todas las cafeterías para bailar, algo que le encanta a la gente mayor, y ya regresan a las siete o las ocho de la tarde al hotel. Este turista ha tenido a lo largo del día sitios donde entretenerse y aquí adolecemos de esto. En Benalmádena había cinco o seis cines y cerraron. ¿Qué nos costaría programar todos los días un par de películas en inglés, sobre todo, en días lluviosos? Hay que informar a los turistas sobre la oferta de museos, gastronómica, etcétera y facilitarles que lleguen.
-Pero la oferta está ahí.
-Sí, pero no está lo suficientemente promocionada. Por ejemplo, cuando empezó el Museo Picasso no dieron facilidades a los hoteles. Iban sobrados. Con el tiempo han cambiado y ahora sí nos dan folletos. El Museo Thyssen sí ha estado abierto desde el principio a los hoteleros y los turistas. Málaga tiene un atractivo increíble pero son pocos los turistas que visitan estas cosas. Falta información en los hoteles y en los autobuses. Hay que procurar que el turista no se aburra en invierno, hacer obras de teatro en inglés, actuaciones deportivas... A los ingleses les encanta el bowling y debería haber más pistas al aire libre por toda la costa. Volviendo a la estacionalidad, hay que decir además que sobran camas hoteleras. Lo sabe todo el mundo. Este invierno ha sido el que más hoteles han cerrado por reformas y, a pesar de eso, el resto no nos hemos beneficiado. Si hay un ambiente desangelado en invierno por la noche, ¿qué nos queda? ¿El botellón del fin de semana? ¿El turismo de despedidas de soltero y borrachera? El turista normal no se siente cómodo y no vuelve.
-¿Cuáles son los principales problemas de este destino?
-En la Costa del Sol se han mejorado las infraestructuras, se han embellecido los pueblos, se han hecho paseos marítimos, tenemos una afluencia enorme de cruceros... Pero la Costa del Sol adolece todavía de problemas importantes como el saneamiento. Eso es un problema endémico y nadie coge ese toro por los cuernos. Tenemos el problema típico de los temporales de levante que destrozan las playas. También hay chiringuitos que se han convertido en bares de copas nocturnos que acaban en botellón y al día siguiente la imagen es horrible.
-Cambiando de asunto, ¿qué le ha parecido el nombramiento de Rafael Rodríguez como consejero de Turismo?
-No lo conozco. No tengo referencias ni buenas ni malas. Ha dicho que se reunirá con el sector para tomar nota. Eso es interesante pero lamentablemente son muchos los políticos que empiezan así y al final hacen lo que les da la gana. Los políticos suelen ir a su aire, no tienen en cuenta a los profesionales y toman decisiones sin conocimiento de causa, al margen del partido que sean. Ahora la Junta es del PSOE e IU y el Patronato de Turismo del PP. Si cada uno va por un lado distinto vamos a ir mal. Si no son capaces de olvidar que son políticos y pensar en Málaga y la Costa del Sol no servirá de nada esté quien esté en el poder.
-Por último, el Málaga CF se juega esta tarde entrar en la Champions League. ¿Cómo cree que beneficiará al turismo?
-Lo del Málaga es importantísimo como imagen. Tendrá mayor repercusión económica en Málaga ciudad que en la costa, pero en años anteriores cuando el Málaga ha jugado contra equipos escoceses, alemanes o franceses sí se han alojado esos equipos y seguidores en hoteles de la costa. Y si hemos conseguido que el aeropuerto se llame Málaga-Costa del Sol no estaría de más que el equipo se llamara Málaga-Costa del Sol. Sería la mejor forma de promocionar el destino. La guerra entre municipios debe desaparecer. Nadie es mejor que nadie y hay que aunar esfuerzos.
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