Municipal

Solo 38 de cada 100 vecinos de Málaga capital beben agua del grifo

  • Los datos constatan que las botellas siguen siendo la preferencia

  • Emasa inicia una campaña para poner en valor el agua de la ciudad

  • La planta de El Atabal empezó a funcionar hace casi 14 años 

De la Torre cata el agua del grifo de Málaga en la presentación de la campaña.

De la Torre cata el agua del grifo de Málaga en la presentación de la campaña. / S. Sánchez

Casi catorce años después de que la puesta en funcionamiento de la planta de El Atabal empezase a suministrar agua menos dura y con menos sal a los hogares de Málaga, el número de malagueños que opta por abrir el grifo para beber sigue estando muy lejos de los que prefieren comprarla embotellada. Los datos estadísticos que maneja la Empresa Municipal de Aguas (Emasa) de Málaga confirman que apenas el 38% de sus clientes consume directamente el líquido procedente de la planta; o lo que es lo mismo, sigue habiendo un 62% que prefiere acudir al supermercado de turno y comprarla a un precio sensiblemente mayor.

De aplicar estos parámetros a la población servida por el ente municipal, que es la práctica totalidad de habitantes de la urbe, puede concluirse que son apenas 220.000 los malagueños los que se fían plenamente del agua que llega a sus casas tras el tratamiento al que es sometida en la desalobradora, cuya construcción obligó a una inversión próxima a los 66 millones de euros. Transcurrido el tiempo, aunque parece asumido que existe un antes y un después en la calidad del líquido, sigue sin romperse la barrera en lo tocante a beber agua del grifo.

Vista de la desalobradora de El Atabal, en Málaga. Vista de la desalobradora de El Atabal, en Málaga.

Vista de la desalobradora de El Atabal, en Málaga. / Javier Albiñana

En el intento de contrarrestar esta desafección, el Ayuntamiento presentó ayer la marca Agua de Málaga, que irá acompañada de una campaña de concienciación con el eslogan "Calidad en tu grifo". El objetivo claro, tal y como expuso ayer el alcalde, Francisco de la Torre, no es otro que el lograr un cambio de hábitos y recordar a los vecinos que el agua corriente "tiene una calidad excelente". "Antes de 2005 el agua de Málaga era bebible, pero no era atractiva de beber, no era grata de beber, hoy sí es grata de beber", insistió.

"Lo que queremos es recordar esa calidad y que el agua del grifo es muchísimo más barata que aguas equivalentes que se pueden comprar en las tiendas, como una centésima parte del valor de ese agua; con una calidad higiénica extraordinaria y con una dureza y suspensión de sal magnífica", puso en valor el regidor del PP.

A este respecto, apuntó que si un litro de agua de Emasa cuesta 0,0019 euros, (IVA incluido) uno del agua embotellada "más barata" puede estar en 0,19 euros, cien veces menos. A pesar de ello, el regidor fue claro al indicar que el objetivo no es "que Emasa venda más agua, porque la parte de consumo es poco en comparación con otros usos".

En sus ya casi 19 años al frente del Ayuntamiento, la construcción de la planta de El Atabal es uno de sus grandes logros. Y de hecho ayer incidió en que su puesta en servicio permitió dar respuesta a "un problema histórico", en alusión al tratamiento que pudo darse al agua procedente de los embalses del Guadalhorce, afectado por un manantial salino “con una potencia brutal”, a lo que se añadía una dureza también grande.

De la Torre expuso que el coste de la campaña se eleva a unos 40.000 euros, incluyendo cuñas en radio y anuncios en prensa y televisión. Pero la misma se va a ver acompañada de otra directamente con los restaurantes y bares de la capital, en el sentido de hacerlos partícipes de la promoción del agua de la ciudad.

"Se va a facilitar el uso con jarras para que en lugar de tender al agua embotellada pueden recordar que el agua de Málaga tiene una calidad especial; se trata de recordar a los malagueños que el agua de grifo vale la pena usarla, con toda confianza", defendió.

Para subrayar el valor de la iniciativa y del agua de Málaga, el alcalde puso como ejemplo una cata a ciegas organizada por el diario El País, en concreto por El Comidista, realizada entre las diez ciudades más importantes de España. La conclusión fue que la de la capital de la Costa del Sol fue la segunda mejor valorada, solo por detrás de la de Sevilla.

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