Málaga

Un 43% de los vecinos de Málaga sigue sin consumir agua del grifo

  • Una encuesta de Emasa concluye que hay un 57% que clientes que sí la usa de manera habitual para cocinar o beber

La concejala Gemma del Corral durante la presentación de la campaña.

La concejala Gemma del Corral durante la presentación de la campaña.

Dieciséis años después de que entrase en funcionamiento la planta desaladora de El Atabal, cuyo principal propósito fue tratar las aguas para el consumo humano en Málaga capital, sigue habiendo un 43% de vecinos de la capital de la Costa del Sol que opta por no utilizar el agua del grifo

Así se desprende de los resultados de una encuesta dados a conocer este lunes por el Ayuntamiento, coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Agua. Un valor que se reduce de manera clara respecto a otro trabajo semejante realizado por esta misma entidad municipal a principios de 2019. En aquel entonces, según los datos dados a conocer por el propio Consistorio, el porcentaje de los que optaban por comprar el agua embotellada, por ejemplo, era de un 62%.

La actualización de esta información se produce justo cuando el equipo de gobierno lanza otra campaña Agua de Málaga, con el doble objetivo de poner en valor la calidad del agua de la ciudad e incentivar el consumo del agua del grifo entre los malagueños. De acuerdo con el trabajo realizado por la Empresa Malagueña de Aguas (Emasa) entre sus clientes, más del 57% de los encuestados consume agua del grifo de forma habitual, ya sea para cocinar o beberla directamente.

La campaña incluye una ilustración que tiene como protagonista la marca Agua de Málaga y que refleja diferentes elementos característicos de la ciudad. A este primer elemento se suma un vídeo publicitario corto, donde se muestran de forma dinámica diferentes situaciones en las que habitualmente consumiríamos agua de Málaga, como en comidas familiares o durante la práctica deportiva. Estas piezas se apoyan, a su vez, en una landing page diseñada específicamente para esta campaña y que refleja información útil para el usuario que quiere consumir agua de Málaga.

Con esta iniciativa, Emasa busca promover e incentivar el consumo de agua del grifo entre los malagueños, como un recurso que no solo es ecológicamente beneficioso para todos, sino también una opción de calidad, económica y segura.

Desde la entrada en servicio de la Instalación Desaladora de Agua Salobre (IDAS) en El Atabal, en 2005, Emasa trabaja en mejorar la calidad percibida del agua en sus usuarios. Además de superar rigurosos controles de calidad en cuanto a dureza, concentración de compuestos minerales -sobre todo magnesio y calcio-, turbidez y otros aspectos objetivos, también existe un control exhaustivo en parámetros de calidad más subjetivos, como lo puede ser el sabor del agua.

Desde un punto de vista objetivo, el rendimiento de la planta de tratamiento consigue que el agua -que entra con una concentración de partículas de hasta 500 mg por litro- salga de la misma con una dureza de entre 95 y 100 mg por litro. Eso la convierte en un agua de baja dureza o semiblanda  y, por consiguiente, de calidad superior.

Asimismo, con respecto a la turbidez, se ha logrado resultados que hacen de este parámetro un punto fuerte en lo que al tratamiento del agua respecta. El mismo RD 140/2003 establece en 1 NTU a la salida de la instalación y en 5 NTU en la red de distribución los valores máximos aceptables para el agua. La turbidez medida por los laboratorios de Emasa a la salida de la planta se sitúan entre 0,2 y 0,3 NTU, mientras que en la red de distribución se encuentran entre 0,3 y 0,5 NTU, lo que supone una turbidez mínima.

Respecto a valores como el sabor, los datos también avalan la calidad del agua de la ciudad. Uno de los elementos más influyentes en el sabor es la propia dureza: cuanto más blanda es el agua, mejor es su calidad. Al haberse reducido de forma considerable las sales disueltas del agua de la red, su dureza es más que adecuada para garantizar que su sabor es óptimo.

En cuanto a la presencia de cloro, cabe reseñar que la presencia de determinados valores en el agua garantiza la salubridad y ausencia de microorganismos en la misma. El Decreto 70/2009 de 31 de marzo establece un máximo de cloro residual libre en la red de distribución por debajo de 1 mg por litro. El agua de Málaga tiene valores que oscilan entre 0,5 y 0,7 mg por litro, lo que la sitúan más en los parámetros establecidos.

Uno de los aspectos que genera más preocupación es la comprobación de la calidad también en el sabor percibido en el agua, por lo que en 2017 se llevó a cabo un estudio en el que se realizaron exámenes específicos con agua procedente de cada distrito. Se incorporaron a los 64 puntos de estudio habituales, otros, como las viviendas del personal de Emasa.

De estas catas se desprendió que no existían sabores anómalos, solo presencia de cloro. Igualmente, estas mismas muestras se analizaron en laboratorios externos acreditados en determinación del sabor, arrojando como resultado una clasificación como "agua sin sabor anómalo". Otro aspecto que se destaca desde el Consistorio es el bajo coste del agua de la capital, de apenas 0,0019 euros por cada litro, mientras que el agua envasada tiene un coste muy superior a este.

El agua que se consume en Málaga procede fundamentalmente de los embalses de Guadalhorce, Guadalteba, Conde de Guadalhorce, en menor medida de Limonero, Casasola y Pilones. Igualmente también se abastece de pozos situados en diversos puntos del municipio y eventualmente del embalse de la Viñuela para suministrar agua a Málaga. El agua de Guadalhorce y Guadalteba tiene demasiada sal y por ese motivo se puso en marcha la desaladora de Atabal.

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