Los videojuegos dan agilidad mental a los niños pero puede crearles angustia
La Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Materno atendió el año pasado a unos 800 críos · Media docena eran chicas anoréxicas que necesitaron hospitalización
Cambia la sociedad, cambian las enfermedades y los niños están expuestos a esos cambios. La Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil (Usmij) del Materno atendió en 2008 a unos 800 críos. Algunos por patologías de siempre y otros cuyos casos son producto de esos cambios sociales. Manuel Herrera, el psicólogo que coordina la Usmij, explica que la televisión y los videojuegos introducen una aceleración mental que es buena porque les da agilidad, pero que a la vez puede generar más casos de angustia.
Incluso la forma de jugar de los críos ha variado. De juegos colectivos y físicos se ha pasado a otros individuales y de intelecto. "Hoy puede verse a 7 u 8 niños juntos, pero cada uno con su Play", reflexiona Herrera. Y los juegos son importantes para asimilar el cuerpo y el mundo, dicen los expertos.
Con este bagaje de ajustes y desajustes, no es de extrañar que un tercio de los pacientes atendidos por la Usmij tengan trastornos de conducta: niños y adolescentes hiperactivos; que se deprimen; que son rebeldes, desobedientes, desganados o que no se someten a ninguna disciplina. En este último apartado, los especialistas apuntan que también influyen los cambios en los modelos familiares y en la forma de ejercer la autoridad. La falta de límites a la hora de educar abona los trastornos de conducta, que comienzan a aparecer en torno a los 6 años. A esa edad ya la escuela impone unas normas más estrictas y no todos los niños son capaces de acatarlas porque no vienen preparados desde casa. A veces padres y maestros no son suficientes para reencauzar al pequeño y es necesaria la intervención de un facultativo. En ocasiones basta con la actuación del médico de cabecera o de los equipos de Salud Mental de los distritos, pero los casos más difíciles llegan a la Usmij.
Algunos se corrigen. Otros empeoran y, sobre los 8 años, se convierten en trastornos disociales: los críos se vuelven transgresores y conflictivos. Esta problemática golpea a todo tipo de clase social. "Pero mientras más desestructurada está una familia, más difícil es ayudar al niño", explica Herrera. Hay muchos más niños y adolescentes que pasan por la Usmij. Desde un crío inquieto con fracaso escolar o un chaval que se orina en la cama hasta niños autistas, con trastornos psicóticos, neuróticos, anorexia y hasta depresiones.
Cerca de dos tercios de los casos se resuelven entre los médicos de atención primaria y los equipos de Salud Mental. De hecho, estos dos dispositivos se encargan de tratar los casos menos complejos. Los más graves, los más precoces o aquellos que necesitan una atención muy especializada acaban en la Usmij. Esta unidad cuenta con un Hospital de Día donde se desarrollan programas que agrupan a los pacientes por su patología para un mejor tratamiento. Hay niños con trastornos del desarrollo que inician su terapia con sólo dos o tres años.
El año pasado, la Usmij pasó casi 8.100 consultas, lo que supone que cada paciente fue visto por un profesional una media de 11 veces en el año. La mitad de los 800 casos registrados por la unidad eran pacientes nuevos. Herrera y el responsable de Salud Mental del Carlos Haya, Fabio Rivas, coinciden en que cada día se hace una detección más precoz de las patologías y trastornos mentales. En parte por la amplia red sanitaria que existe, pero también debido a que la escolarización a los 3 años destapa antes muchos de estos problemas.
De los 800 menores atendidos en 2008 por la Usmij, dos tercios fueron varones. Los especialistas apuntan que hasta alrededor de los 15 años, la mayoría son varones. Sin embargo, a partir de esa edad comienzan a igualarse los sexos. Ya sobre los 17, las niñas son mayoría. También lo son en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) ya que representan el 95% de los pacientes. El año pasado se registraron 53 casos de TCA, de los que en media docena fue necesaria la hospitalización. La Usmij también trata a críos con autismo. En estos casos, los especialistas apuntan que el ordenador les viene bien porque se convierte en un aliado al facilitarles su contacto con el mundo.
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