La Viking odisea XIV: De Estocolmo a Jönköping
el jardin de los monos
Un recorrido histórico por las ciudades, castillos y leyendas de Suecia rumbo a Dinamarca
La Viking odisea XII: Estocolmo III
Helsingborg es una pequeña ciudad portuaria situada en el estrecho de Öresund que conecta el mar Báltico con el mar del Norte. En la orilla occidental de este estrecho se encuentra la ciudad danesa de Helsingørg. Tan solo 5 Km las separa. Salimos de Estocolmo con la intención de alcanzar Helsingborg en varias etapas y cruzar a Dinamarca. El recorrido previsto nos llevaba desde el noreste holmiense (gentilicio de Estocolmo cuyo nombre latino es Holmia), hasta el suroeste de la península escandinava, atravesando la región de los lagos.
Esta región que ocupa el centro y sur de Suecia contiene unos 95.000 lagos, de los cuales, el Vänern, el Vättern y el lago Mälaren son los más grandes y están conectado por el navegable canal de Göta. Aunque la naturaleza juega un papel fundamental en este recorrido, también se encuentran pueblos con historia de siglos que mantienen el aura de aquellos guerreros vikingos que forjaron el carácter del pueblo escandinavo.
La primera ciudad que nos encontramos en la singladura emprendida, fue Västerås que es una de las ciudades más antiguas de Suecia. Está ubicada a orillas del lago Mälaren, a unos 100 kilómetros al suroeste de Estocolmo. Su historia se remonta al menos al siglo IX, cuando era un centro de comercio en la región de Mälardalen. En el casco antiguo se pueden ver calles estrechas y empedradas que han preservado su carácter medieval. La Iglesia gótica de San Pedro (Sankt Petri Kyrka del s. XIII), junto a otras iglesias del centro, forman parte de la arquitectura religiosa que define la ciudad.
Su Castillo es uno de los monumentos más representativos. Se encuentra en una colina cerca del río Svartälven y ha sido un símbolo de poder desde la Edad Media. Originalmente una fortaleza medieval, fue transformado en un palacio renacentista, y más tarde en una residencia real. Fue residencia de varios reyes suecos, incluido Gustavo I Vasa, quien reformó la iglesia y estableció la monarquía moderna en Suecia. Durante el siglo XVI, el castillo fue testigo de importantes disputas políticas y luchas de poder, incluida la matanza de Västerås, en la que el rey Eric XIV mandó ejecutar a sus opositores. Hoy en día, el castillo alberga varios museos y acoge multitud de eventos culturales.
También cuenta el Castillo de Västerås con su leyenda. Según dicen, en él habita el espíritu de una dama noble que fue encarcelada en una de sus torres durante el siglo XVI. La mujer, acusada injustamente de traición, murió en soledad y su espíritu se quedó atrapado en el castillo. Muchos aseguran haber escuchado su llanto a través de las paredes de la torre, especialmente en noches de tormenta.
Volvimos a pasar por la ciudad medieval de Örebro, que citamos en el trayecto de Oslo a Estocolmo, pero esta vez le dedicamos más tiempo, ya que es una ciudad encantadora con un rico patrimonio medieval y una moderna vida urbana. También uno de los grandes atractivos de la ciudad es su Castillo, sin duda, el monumento más emblemático.
Construido originalmente en el siglo XIII, ha sido remodelado a lo largo de los siglos en diversos estilos arquitectónicos, desde medieval hasta renacentista. Fue inicialmente una fortaleza militar destinada a proteger el comercio y las rutas de transporte a través del río Svartälven. Hoy en día, el castillo alberga un museo con exposiciones sobre la historia de Örebro y la fortaleza misma. También es un lugar popular para celebrar eventos y bodas gracias a su atmósfera medieval y su belleza arquitectónica. Además, goza de unas vistas espectaculares del río Svartälven.
Pero fue en la ciudad de Linköping donde hicimos un alto en el camino, y no solo para ver esta ciudad, que yo ya conocía por motivos de trabajo, cuando 15 años antes estuve visitando la fábrica SAAB, sino también para hacer la comida de medio día. Linköping, que actualmente cuenta con más de 150.000 habitantes y es la capital de la región de Östergötland, fue ya, en el siglo XII, un centro eclesiástico importante. Su catedral, dedicada a San Lorenzo, convirtió la ciudad en sede episcopal y, por ello, en uno de los focos del poder religioso de Suecia. En 1627 se fundó el Gymnasium de Linköping, antecedente de su prestigio educativo. Hoy la ciudad es sede de una de las universidades más dinámicas de Suecia. También en Linköping se dio un famoso episodio histórico conocido como “Baño de sangre” o “La Masacre de Linköping”, una secuencia que se repite a lo largo de la historia sueca. En 1600 varios nobles, partidarios del depuesto rey Segismundo, fueron ejecutados por orden de su rival el duque Carlos (luego Carlos IX). Un episodio oscuro que dejó huella en la memoria colectiva.
Visitamos la Catedral (Domkyrkan), una de las más grandes de Escandinavia, gótica con orígenes románicos. Su interior luminoso y sobrio refleja el espíritu protestante, pero conserva detalles medievales y un imponente retablo renacentista alemán. El llamado Castillo de Linköping que fue la Residencia episcopal medieval y, más tarde, el palacio real. Hoy alberga varios museos. Aunque el museo más importante con el que cuenta la ciudad es, sin duda, el Museo de la Fuerza Aérea (Flygvapenmuseum). He de recordar que en Linköping está la fábrica de los cazas SAAB que, como ya conté, tuve el privilegio de poder visitar, si bien solo me enseñaron la parte de fabricación del fuselaje de las alas y la inmensa nave de montaje.
La Gamla Linköping (la Ciudad Vieja) es un museo al aire libre con casas de madera trasladadas desde el centro cuando este se modernizó en el siglo XX. Es un lugar entrañable para pasear y sentir cómo era la vida urbana en la Suecia de hace un siglo. Muy cerca encontramos un restaurante donde servían platos típicos de la región de Östergötland, en el que probamos las Isterband, salchichas ahumadas y ligeramente ácidas, y las Kroppkakor, bolas de patata rellenas de carne o tocino, pan de centeno y quesos locales, acompañado todo de unas cervezas locales, marca Spendrups, que estaban muy buenas.
Reposando nuestra comida recordábamos algunas leyendas curiosas de los östgötar (que así se llaman los habitantes de Linköping y su región), como “la leyenda de la campana de la catedral” que, según se dice popularmente, repicaba sola en tiempos de peligro como presagios de guerra o incendios. También se dice que los espíritus de los nobles decapitados en 1600, vagan por los alrededores del Castillo en las noches brumosas.
Seguimos nuestra singladura, ya atardecido, y decidimos acampar en el camping Ödeshög, en la ciudad de Jönköping, donde una vez establecidos, nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad que posee algo más de 100.000 habitantes. Fundada en 1284 por el rey Magnus Ladulås, Jönköping nació como ciudad estratégica en el extremo sur del lago Vättern, donde se cruzaban rutas comerciales de norte a sur y de este a oeste. Por su posición estratégica, fue saqueada e incendiada en varias ocasiones entre los siglos XV–XVII, especialmente durante las guerras contra Dinamarca. En el siglo XIX se hizo famosa internacionalmente porque allí se inventaron las cerillas. Desde entonces se la conoció como la “ciudad del fósforo”.
Vimos la catedral, barroca del XVII, también los restos del antiguo fuerte y la fachada del Museo de las cerillas (Tändsticksmuseet). Y aquí acabó nuestra etapa.
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