El 5 de marzo se presentaba con el Málaga y un par de semanas después estaba confinado como el resto del país. El caso de Aarón Ñíguez es peculiar, ya que aún no ha debutado con su nuevo equipo, pero él se lo toma con el optimismo que le caracteriza: "Yo veo las cosas diferentes, tuve la suerte de poder firmar antes de toda esta situación y así poder pertenecer a un club como el Málaga. Ahora me sigo preparando para ese ansiado debut”.

Ñíguez trabaja junto al resto de sus compañeros en La Rosaleda y contó a los medios del club cómo es el proceso de trabajo en pleno estado de alarma: “Desde que llegamos, cada uno tiene su material; su balón, su GPS, su botella de agua y te desinfectan nada más entrar. Después haces tu plan de entrenamiento, por postas con una separación bastante grande. Cuando nos cruzamos dejamos como cinco metros de espacio. Son unos protocolos que tenemos bien claros e intentamos llevarlos a rajatabla”.

El atacante vivió su cumpleaños y el de su hijo durante el confinamiento y confirmó que no tiene por qué preocuparse en su círculo más cercano y habló de la buena acogida entre la plantilla del arranque de los entrenamientos: “Es un cambio muy grande, no es lo mismo entrenar en casa que en el campo. Después de dos duros meses apartados por la situación que vive el país, volver a entrenar con los compañeros y el cuerpo técnico es motivo de alegría, pero sobre todo porque se manda un mensaje al país de que poco a poco está volviendo la normalidad”.