Entrevista a Pablo Guede: "El autobús está en marcha, el que no suba es su problema"
El técnico habló para Málaga Hoy: "Al Málaga CF no se viene por la plata"
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Pablo Adrián Guede (Buenos Aires, 1974) se siente egoísta porque ha cumplido dos de sus sueños, pero en su infinito nervio teje con la paciencia de Penélope un Málaga que se apoya en su historia para recuperar su futuro. Ganador nato, su vuelta a Ítaca fue por la vía lenta pero gloriosa. Ya vertió lágrimas suficientes, ahora se le caen las risas mientras suelta verdades lapidarias. Forjado en la cultura del esfuerzo y el respeto a las canas, está invocando sin darse cuenta el espíritu del 98. Dice que no estará mucho tiempo en los banquillos, pero difícilmente se rendirá antes de volver a ser leyenda.
-A falta de apenas diez días para el partido en Burgos, ¿en qué punto está el Málaga?
-Dependiendo del aspecto que se vea. Físicamente estamos bien, se logró acumular una cantidad de trabajo importante. Estamos mejor en lo técnico que en lo táctico. Es increíble cómo están los jugadores a la hora de pasar, decidir… que en estas semanas de pretemporada es lo último que alcanzas, porque con la carga la cabeza te va a una velocidad y las piernas no te responden. Me sorprendieron para bien. Tuve que cambiar trabajos por la calidad.
-Un ejemplo.
-Hacía rondos de cinco contra tres para la presión y hay muchos robos por el espacio, pero no la robaban por cómo iba la pelota. Tácticamente creo que los chicos se sienten cómodos con la línea de tres, lo asimilaron bastante bien y ahora estamos con la línea de cuatro para tomar la decisión que más nos convenga.
-Se puede decir que se llega a Burgos con garantías.
-En el fútbol no hay garantías. Podemos haber hecho una pretemporada de la hostia pero si no entra la pelotita… Tenemos que ir paso a paso, rodando, encontrándonos, buscar esas sociedades dentro de la cancha. Y eso se hace jugando, partido a partido. Pero creo que estamos bien.
-¿Alguna preocupación?
-Todos los días, el día que te dejas de preocupar en el fútbol estás muerto. El día que te relajas es el día que empiezas a perder. Todos los días hay preocupaciones, buenas y malas. Ver cómo están los chicos, si se agarraron las cosas, el repaso de los entrenamientos, todo eso. Es una profesión en la que no te puedes relajar, pero la preocupación es buena, te mantiene alerta. Y en el mundo del fútbol hay que estar alerta constantemente.
-Y da la sensación de que quiere que en club todo el mundo esté en ese nivel de alerta.
-Por supuesto, porque esto es una cuestión de todos. No es del entrenador o los jugadores, es de los utileros, de los fisios, del cuerpo médico, de los técnicos, de las limpiadoras, de la gente de administración. Esto es un club y el club somos todos desde José María. Nadie en su parcela se puede relajar.
-En el club han cambiado cosas desde que llegó. ¿Funcionan las piezas como quiere o todavía falta?
-El tema no es lo que yo quiero. Sería muy egoísta responder: “Este es el Málaga que yo quiero, de esta manera”. Eso no está bien. El Málaga es uno solo, que es el que yo conozco, el que yo viví y es un club familiar, en el que todos arriman el hombro, en el que todos están para las buenas y para las malas. Eso es lo que uno quiere lograr, que sea el Málaga de toda la vida. No por haber tenido mucho dinero te equivoques. Si tú comes pollo todos los días, no por probar el caviar uno ya dejas el pollo de lado. No concibo eso, es falta de humildad. Cuando tú pierdes la humildad es cuando se tornan las cosas muy difíciles. No es el Málaga como yo quiero, porque yo sé que acá estoy de paso, lo tengo clarísimo, es el trabajo del entrenador. No sé si duraremos mucho o poco, eso lo dirá el tiempo, pero sí que sea el Málaga de siempre: huevos y corazón, no entregarse nunca, apoyar siempre en todo momento. Cuando llegué noté esa falta de familiaridad. Con Bravo decidimos hacer comidas todas las semanas con gente que aportó su granito de arena acá: Luis Merino, Caracol, Añón, Miguelito Zambrana, un montón de gente. Uno no puede dejar de tener memoria.
-Parece como si invocase el espíritu del 98.
-No del 98 solamente, porque después acá vino un montón de gente muy válida. Estuvo Gerardo estos días y es uno de los que tiene que venir a comer con nosotros por todo lo que le dio al club, todo lo que entregó. Catanha, lo mismo, Larrainzar... Hubo mucha gente válida en ese proceso que siguió en Primera y acabó ganando la Intertoto. El otro día vino a saludar Weligton. No fue compañero mío pero es uno de los que tiene que venir a comer, tiene que entrar al club como si fuera su casa. Hay mucha gente que a este club le entregó muchísimo y cuando yo llegué eso lo noté con Bravo, como que se había perdido. El tiempo que duremos nosotros, tienen que estar.
-Guede, Bravo y Tapia, mucha historia en una sola imagen. Los últimos 25 años del Málaga están marcados en parte por ustedes.
-Más que por el Capi (Bravo) y por mí, por el abuelo (Tapia), ya se le ha quedado el abuelo. Antonio… qué le voy a decir. Hablar de Antonio y de Bravo es quedarme corto con todo lo que diga. Que Tapia haya aceptado estar al lado de nosotros es un orgullo, es un honor, yo qué sé…
-¿Cómo sedujo a Tapia?
-Lo primero que hice cuando llegué fue llamarlo y decirle que viniera. Y no quería, porque es muy reservado y no se quiere meter. Entonces lo amenacé. Le dije a Toni (Tapia, hijo del técnico y fisio del club): ‘Decile a tu papá que como no venga te echo, que te busque trabajo’. Y se echó a reír. Fue la primera semana cuando llegué, llevaba dos o tres días. Y vino. Fue de los primeros que invitamos a comer con Miguelito Zambrana. Me emocioné, la pasamos de puta madre, hicimos un arroz, contando historias… Luego ya fue: ‘¿Por qué no te vienes a un entrenamiento?’. Y vino, pero me dijo que él se quedaba arriba. No hay peor gestión o negociación que la que no se hace, así que lo hablé con Manolo y José María y les encantó la idea. Lo llamé y tardó cinco minutos en decirme que sí. Lo que me dijo todavía me emociona: ‘Yo les debo mucho a ustedes, no les puedo decir que no’. No nos rompas los huevos, Antonio, te debemos nosotros a ti de todo lo que nos ayudaste en nuestra carrera. Pero insistía en que no, que nos debía mucho y que nos lo quería devolver tanto a Manolo como a mí.
-¿Cuánto ha cambiado el fútbol en general?
-Es una buena pregunta. Yo soy entrenador desde hace ocho años, pero como me fue bien y todo el tema, parece que hace más, pero soy joven. Una de las peleas más grandes que tengo conmigo mismo es poder adaptarme a las nuevas generaciones. Porque uno mamó otra cosa. Cuando escucho a Bielsa decir que los chicos son millonarios prematuros, lleva razón. Cuando Mourinho dice que antes los jugadores eran millonarios al final de su carrera y ahora lo son antes de empezarla, lleva razón. Lo que más me molesta es la poca educación deportiva que hay. Se perdió la educación deportiva. Eso no quiere decir que lo que nosotros hacíamos estaba bien, pero el respeto hacia la persona mayor, hacia el veterano, ayudar a la gente del club… Que no, que están con su Instagram, con su Tiktok, Facebook, las botitas nuevas y fuera. Eso no es fútbol. Como otros que por contrato tienen que pertenecer a la primera plantilla y si no se van. ¿Me explico?
-Perfectamente.
-Cambió mucho y creo que para mal porque creo que estamos deseducando a los jóvenes. Hablo de la educación deportiva, la otra se la dan los padres en casa como quieren. Antes bajábamos del autobús y los jóvenes ayudábamos a los utileros a cargar las bolsas. Ahora pasan de largo. Detalles de esos. Lo tienen muy fácil sin haber hecho nada y creo que estamos criando deportistas sin amor propio para luchar por lo que quieren. ‘No, yo si tal me voy’. ¡Quédate a pelearla! Cuando lo peleas y lo logras, sabe mejor. Se está fomentando más el poco esfuerzo que romperse el culo por lo que uno realmente sueña y desea. Sin esfuerzo, sin dedicación, sin sacrificio, no hay premio, es mentira. El sacrificio vence al talento. Si tú el talento no lo trabajas a diario, no te sirve para nada. Estamos hartos de ver ejemplos de grandes futbolistas que se quedan en la cuneta o no llegan a donde tienen que llegar por la falta de disciplina, de sacrificio, de lo que realmente es la vida. Y más con lo que está pasando: Covid, pandemia, guerra… Es un momento para echarle huevos y corazón a la vida, al día a día. Lo fácil es quejarte del precio de la leche, que cada día está más cara. Lo difícil es trabajar el doble para seguir manteniendo la misma calidad de vida. Eso está trasladado al fútbol.
-Está describiendo su carrera, siempre marcada por los obstáculos.
-Siempre, siempre, hasta el día de hoy.
-¿Alguna vez se lo han puesto fácil?
-Nunca. Me echaron por primera vez antes de firmar por el Málaga, tras cuatro partidos. Estaba muerto, muerto, y sin poder pelearla. Pero bueno, dicen que uno no es entrenador hasta que te echan dos veces. Me falta una todavía para serlo.
-¿Por qué tanta fijación con el Málaga?
-No es fijación, es un sueño. Lo tenía muy claro en mi carrera cuando empecé como entrenador. Cuando el ascenso de El Palo me tuve que ir a Argentina, pero siempre con la mira puesta en volver al Málaga. Yo me fui de Málaga sin volver a pisar La Rosaleda. Compré mi abono. Pero siempre me arrepentí, yo no tendría que haberme ido del Málaga nunca. Son sueños que uno tiene. Yo soy hincha de San Lorenzo y del Málaga. Tenía el sueño de entrenar a San Lorenzo y lo cumplí, saliendo campeón. Y ahora lo he cumplido en el Málaga, de poder salir a La Rosaleda y pisar el verde. Son sueños que tengo, no es obsesión. Tengo dos hijas malagueñas y yo me siento un malagueño más. Y los sentimientos no tienen explicación, ¿entienden? Cumplir el sueño de volver a entrar a La Rosaleda no tiene precio.
-Cuando se cumple un sueño hay que pensar en el siguiente.
-Eso es asunto muy personal. Los sueños no se buscan, se sienten. Uno tiene que estar abierto a que te aparezca ese gusanillo dentro. Y ese es el que realmente vale. Porque en la cabeza podemos tener 200.000 pero el que manda es el corazón. Encontrar otro sueño así es una cosa que me planteo todos los días, todos los días, cuál va a ser el próximo objetivo. Complicado.
-¿Pero tiene ya algo rondando?
-No, porque tiene que nacer. Todo el mundo me dice: ‘Ahora disfruta, llegaste donde querías’. Sí, pero esto es 24/7, es imposible disfrutarlo. Esto se siente, se tiene que vivir al 200%. Por eso el que no está al 200%, el autobús arrancó. El que se quiera subir, que se suba, y el que no, es su problema, pero el autobús arrancó. Y el siguiente paso está complicado, como lo siento hoy mismo. Y más si se cumplen los objetivos. Ahí la dejo.
-¿Alguien no se ha subido al autobús?
-Problema de él, no mío. Como decimos con José María y Manolo, los tres, el autobús arrancó. Estamos bárbaros los tres, montamos el camino, le pusimos los coches y ahora para adelante. Lo bueno es que no hubo una rendija. Discusiones sí, pero no peleas. Intercambios de opiniones, muy, muy buenas. Porque los tres queremos el bien para el Málaga y cuando tú quieres el bien común antes que el individual, después que te paren. El que se baje del autobús se va a quedar solo. Yo sé que es muy difícil convivir conmigo, por la intensidad, pero no entiendo el fútbol de otra manera, 24/7.
-¿Sigue llegando el primero y yéndose el último?
-No les quepa la menor duda.
-Pero le han aconsejado que se relaje un poco y delegue.
-Para dormir está la eternidad. Yo lo tengo claro. También uno necesita el descanso. La semana pasada estaba agotado de verdad. Cuando di los dos días de descanso, el segundo me acosté a las 23:00 y me desperté a las 8:00. Mi señora me dijo que estuvo a punto de despertarme a las 7:00 porque pensaba que me había sucedido algo. Estaba tan agotado, que a veces te pasa factura, pero no lo entiendo de otra manera. No entiendo el entrenamiento de otra manera.
-Hablaba de la química con Manolo y José María, quizá los tres pilares en los que se sustenta el Málaga ahora mismo. ¿Le han dicho que sí a todo? ¿Le han puesto muchos límites?
-No, no es así. Yo no pedí, ya lo dije, yo vine a darle todo. Entonces no quiero que me digan que es al revés. Proponía, venían, decía el Pelado [Manolo] tenemos esto, esto y esto, consultaba con el cuerpo técnico y con lo que haya. Al Málaga no se viene por plata, al Málaga se viene porque se quiere venir. Por eso firmamos los jugadores que firmamos, porque esos jugadores querían venir al Málaga. Hablé con todos, con todos, antes de firmar por teléfono. Creo que los únicos con los que no hablé fueron Manolo y Yáñez, los dos arqueros, porque con ellos no me meto. Para eso está Toni [Mengual]. Delego esa responsabilidad. Le contábamos con Manolo el proyecto. No era que queríamos firmar un jugador de millón de euros y José María no me lo quería dar. No, no, eso no es así. ¿Cuánto hay? X. Perfecto. De ese x, hay estas opciones, Pablo. ¿Cuál es para ti? Yo fui conociendo a estos y me base en sus caras. En un momento no teníamos centrales y me dicen un nombre que no vino. Y la cara de estos era de ‘ese es un pepino’. Pues yo quiero a ese. Lo fuimos manejando así.
-Pero sí han venido muchas primeras opciones.
-Todas. Cuando digo todas son todas. Fuimos, tocamos la puerta y entramos. Fuimos, tocamos la puerta y entramos. Y eso es un orgullo para mí, que hayan apuntado de puta madre. Y del que jugador al que apuntamos quiso. Cuando terminamos y armamos la carretera, nos pusimos a discutir el perfil de futbolista que queríamos para no volver a cometer los errores que cometimos. ¿Qué perfil queremos? Este, este y este. ¿Pero si este es mejor? No, el perfil es este. Cuando tuvimos el perfil del futbolista que queríamos, dijimos por este, este o el otro. Ante eso, Manolo llamaba a dos otros, Capote llamaba a dos o tres, José María a uno, yo a dos o tres que hubieran tenido satélite. Si de 10 nueve coincidían, para adelante. Había tres palabras claves que pusimos en una pizarra: Humildad, ambición y profesionalidad. Y ese debía ser el perfil. Hasta ahora lo logramos. Firmamos bien. Después ganaremos, perderemos, la Liga nos pondrá donde nos tenga que poner. Si soy bueno, malo o regular. Tenemos que estar muy contentos con el trabajo que hicimos, que fueron muchas horas. Y de lo que más contento deben estar el Pelado y José María es de haber revertido una situación desfavorable y haber generado otra vez ilusión. Pero eso es el Málaga. En cuando te da te responde. Es el Málaga que debemos ser siempre, venga quien venga. Con los millones que tenga, nunca puede perder eso.
-¿Quién fue más difícil de convencer?
-Ninguno, lo juro por Dios. Más difícil de contratar no tengo ni idea, es problema de ellos. Pero de convencer, del feedback... Manolo primero, el mister quiere hablar contigo, pum, pum, pum... No hay uno que nos haya dicho que sí, que lo esperemos y que nos haya traicionado.
-¿Lo que ha llegado responde a su idea de juego o ha tenido que cambiarlo?
-Yo quería que me trajeran cualquier cosa (risas). Vamos en una misma línea.
-No es porque no le hayan querido traer o no, sino porque el mercado no diera lo que buscaba.
-No, no pasó eso. Armamos 4-3-3, 4-4-2, 4-4-2 en rombo. Con este perfil, con este perfil, con otro, 3-4-3... Armamos todas las plantillas y empezamos a poner los cuadraditos en diagonal y dónde podía jugar cada uno. En esas simulaciones llegamos a tener siete lesionados en una misma semana y sacamos un once de garantías. Si son cinco centrales lo chupamos, pero con siete lesionados sacamos un once de garantías y de suplentes los pibes. Por eso hicimos el trabajo previo con los pibes. El otro día tenía cuatro lesionados. Ramón, Gallar, Juande y Luis Muñoz. Sacamos el once con Genaro y Escassi más Caro, más Lorenzo, más Pepino [Víctor Olmo], más Loren... Va a ser un poco la dinámica que vamos a llevar.
-¿Qué papel van a tener esos chicos?
-Los que se ganen durante la semana. No me importa la edad que tengan. Me da lo mismo. Si Dani está mejor que Gallar juega Dani. Y lo sabe.
-Tiene este año muchos futbolistas de largas trayectorias en Primera o sólidas en Segunda y que han vivido ascensos. Es un contraste con el año pasado.
-Eso hay que sentirlo y saber cómo se vive. Rubén, Bustinza, Fran Sol, Ramalho... Tremendos profesionales. Adrián, un profesional espectacular.
-Decía antes que no debía haberse ido nunca de Málaga. Pero quizá es lo que le abre las puertas del club ahora.
-Juval, El Palo, me voy a Primera B, la tercera categoría de Argentina, y salimos campeón. Me voy a Chile, a Palestino, donde jugamos la final de la Copa y lo metemos en Copa Libertadores tras casi 30 años. Después, San Lorenzo, salgo campeón de la Supercopa. Llego a la final, gano mi zona y perdemos con Lanús. En Colo Colo cuatro veces campeón en 18 meses, después Arabia y México más tarde.
-Lo ha contado como una versión muy reducida y sólo con los éxitos. Habrá habido dificultades por el camino.
-Ni les cuento. Cometí muchos errores, por la inexperiencia, por juventud.
-¿Futbolísticos, de gestión de grupo?
-De gestión de grupo no. Más que nada de saber sobrellevar la presión de los equipos grande. San Lorenzo es un equipo muy grande.
-Hablaba de esas tres palabras de humildad, ambición y profesionalidad. Esos jugadores, en sus presentaciones, hablaron abiertamente de ascenso. ¿Qué le indica?
-¿Dijeron que van a ascender? Qué voy a decir. Esto es muy largo, muy largo. Habrá días de sol, días nublados, días de lluvia, días de truenos, volverá a salir el sol. Hay que llevarlo de la mejor manera. Ni cuando salga el sol vamos a ser campeones del mundo ni cuando vengan los truenos seremos los peores. El equilibrio al final de la Liga es el que te pone donde debes estar.
-¿Cómo lo lleva su familia?
-No la veo. Tengo una familia de oro. Aguantarme no es fácil. Me tocó la lotería con mi señora, es con quien estoy desde los 17 años. Sin ella no habría podido lograr nada como futbolista y entrenador. Es mi gran bastón en todo. Mis hijos igual. Estoy días sin verlos y hablarles. En mi día libre hacen lo que yo quiero, me ven trabajando y bajan la música. Si pierdo, ‘papito, eres el mejor’ está el mensaje. Gran parte del éxito que tuve de entrenador es mi familia, seguro.
-¿Dónde queda la selección albiceleste?
-No, no me pongo esos objetivos, esas metas. No, no, no. Con haber entrenado a San Lorenzo y al Málaga... ¿Saben cuánta gente hay que no cumple ningún sueño en su vida? Yo soy un privilegiado de haber cumplido dos. Sería demasiado ambicioso pensar en esas cosas. No, no. Mi vida va por otro lado. Sé que me voy a retirar joven, porque la vida es una sola y me hay que vivirla. Estos momentos la disfruto con el fútbol, pero le quité mucho, mucho a mi familia por cumplir mis sueños. Llega un momento en el que hay que compartir.
-¿Qué se espera el día 22 en La Rosaleda?
-Nada, los malaguistas somos como somos, ese día la llenarán. No sé si llenarla, pero voy a volver repetir lo que dije cuando llegué, porque creo en eso. Nosotros le tenemos que dar a la gente y no la gente a nosotros. Estoy convencido de que la gente responderá cuando nosotros le demos algo. Y me siento en deuda. Porque el partido del Burgos fue muy duro. Nos dieron y no le dimos. Entonces no me espero nada. Sé que no me van a defraudar cuando le demos. Si le damos, estarán ahí. Si no, estarán igual.
-La revancha que está a huevo en Burgos en el primero de Liga. Puede ser un click.
-Tal cual, pero nosotros no tenemos que equivocar el camino, es largo. Vamos a empezar y vemos, después vemos. A ver qué pasa. Pero la ilusión no me la quita nadie.
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