El último partido en que Hicham Boussefiane (Rabat, 1998) se había puesto una camiseta para un partido oficial databa del 16 de diciembre de 2020. Justo casi un año. Fue en un partido de Copa del Rey en el campo del Coruxo. Allí llegó otra de sus lesiones musculares que han traído de cabeza al club y al jugador, que ha visitado numerosos especialistas en varios países y que empieza a ver la luz.

No ha perdido la magia en este tiempo de inactividad el marroquí, que ha visto pasar por delante un par de temporadas terribles desde el punto de vista físico. En 2020/21 jugó dos minutos en Castellón, donde se rompió en la primera carrera, ocho minutos ante al Almería previos a ese duelo con el Coruxo, donde jugó 34, y para de contar. Llevaba cuatro convocatorias consecutivas previas y José Alberto había advertido de que ya estaba cerca de volver, pero existía esa incertidumbre porque se había roto siempre que volvía.

Esta vez no, fue él quien rompió el partido. Forzó un par de faltas e hizo un jugadón, con un eslalon para marcharse de tres contrarios y poner un balón picante en el corazón del área para que Brandon empujara el 2-2. Fueron 20 minutos para ilusionarse con un jugador diferente que da cosas distintas a la plantilla. Verticalidad, ruptura y algo de magia. Hay que ser cautos, no se le puede cargar de minutos seguramente. Pero en su vuelta contribuyó de manera decisiva para que se consiguiera un punto en Ipurúa.