Resultado y crónica del Eibar - Málaga CF

Bienvenido Mr. Hicham (2-2)

  • El Málaga se sobrepone a un desconcertante arbitraje y saca un punto valioso en el campo del Eibar

  • Sekou marcó el 0-1 e Hicham asistió a Brandon para el 2-2 definitivo

Sekou y Jairo, tras el 0-1 en el Eibar-Málaga

Sekou y Jairo, tras el 0-1 en el Eibar-Málaga / LA OTra Foto

Bienvenidos sean los descarados, que consiguen con dos gestos lo que otros no alcanzan en toda su carrera. Volvió Hicham para que el Málaga echase en la alcancía un punto dorado ante el Eibar, que no es triunfo en cantidad pero sí en calidad. Rompe tendencia cuando peor pintaba, con el equipo a punto de caerse tras el 2-1 y perpetuar un estigma. Habrá cosas que mejorar, sí, y aun así es día para brindar por las buenas noticias. Como la de ver a Sekou marcar, al bloque levantarse junto y que el marroquí sume su magia a la causa.

A José Alberto hay que reconocerle que es el el mayor culpable de intentar enchufar a Sekou (y poco a poco a Chavarrí). Está apostando por él cuando Roberto sigue estando mejor que nadie –no hay que olvidar que el canterano también es apuesta del asturiano  por delante de otros filiales– y cuando sus actuaciones distan mucho de lo que se espera de él. Pero es la guinda da la plantilla en todos los sentidos, una apuesta muy fuerte.

Sekou hizo lo que se espera de un nueve. Estuvo más listo que nadie y logró un gol que no será el más estético pero que supone un antes y un después. Mientras se mira a la sanción de la FIFA y se aguarda la llegada de otro delantero, apareció él.

En algunas lógicas del juego, el Málaga parece estar más cómodo cuando se mide a rivales de cierta entidad. El Eibar cuenta con un arsenal variado y extenso, es una pistola constante apuntando a la sien. La interpretación, no obstante, blanquiazul de los primeros 20 minutos fue casi impecable.

Pintaba al fin bien la cosa fuera de casa cuando llegó un mazazo en forma de penalti. Una mano de Lombán involuntaria aparentemente que nadie del Eibar había reclamado y que sólo vio en un principio Ávalos Barrero. Para ese chaparrón no estaba preparado el Málaga. Tras varios minutos se autorizó la pena. Stoichkov, Juan Diego Molina, un campogibraltareño que el equipo blanquiazul tenía atado y que el jeque no rubricó, ejecutó con suma facilidad. Es uno de los futbolistas más desequilibrantes de la categoría.

El Málaga respondió de centro con una intentona fugaz que murió en la frontal del área y que Edu Expósito envió al propio Stoichkov, que se la puso a Corpas. El futbolista marcó su quinto gol en esta temporada cruzando el disparo. Un descubrimiento del Marbella en Segunda B y que también es top en LaLiga SmartBank.

Víctor Gómez evitó casi in extremis otro tanto de Stoichkov, que montó una contra tras aprovechar un nuevo error de Peybernes. El Málaga consiguió centrarse un poco y Paulino sacó un disparo con la zurda que se fue alto pero que al menos delataba algo de coraje. Hubo más del Eibar, que no consiguió hacer más daño. Agradecieron, como en tantos viajes, el descanso los blanquiazules.

Como si fuera el Día de la Marmota, el Málaga empezó bien la segunda parte con las mismas piezas y Dani Lorenzo dando gusto con el balón. Pero el colegiado volvió a ponerse quisquilloso con las manos. Víctor Gómez llegó a cortar una contra peligrosa de Stoichkov, que centró y dio en el lateral. Cuerpo, brazo. Si el primero era dudoso, este directamente no debe castigarse. Edu Expósito lo marró. Justicia poética.

Se le bajaron los humos al Eibar y el Málaga recalibró el partido. Tocó mejor, estuvo más ordenado pero carecía de mordiente en los metros decisivos. Ahí actuó José Alberto, que introdujo a Hicham en el 70’ después de una odisea de lesiones, regresos y recaídas. Lo desconcertante es que retiró a Lorenzo, que estaba dando un recital.

Sin embargo, no se resintió el Málaga. José Alberto explicó en su momento que no hace cambios si lo que ve en el campo le gusta. Y así era. Con el factor Hicham fue suficiente para empatar un partido que llevaba minutos dominando. El marroquí decidió hacer una de las suyas, se coló hasta la cocina y cedió un balón que Brandon colocó en las mallas con un buen giro de zurda.

Apretó para no perder el punto sin dejar de pensar en algo más. No será la victoria deseada, pero sí es un impulso para un equipo plagado de bajas vitales y jugadores en proceso de alcanzar un nivel óptimo.

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