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Málaga CF - Linares: Impuntual en su propia fiesta (1-1)

Roberto, en el Málaga CF - Linares

Roberto, en el Málaga CF - Linares / Carlos Guerrero

El Málaga no ha cumplido su parte del trato. Para seguir la estela del Castellón debía hacer pleno en La Rosaleda y no fue capaz ante un Linares que durante gran parte del encuentro fue superior en todo. En lo táctico, en lo futbolístico y, lo menos justificable, en intensidad y actitud. Salvó un punto y pudo llevarse los tres. No esconde sin embargo que la herida pudo ser mucho mayor.

Se sumó muy tarde a la pelea por el triunfo en un partido pasado por agua, lo que mermó la asistencia a Martiricos. No puede ponerle tiritas a su performance. Es imperdonable no mostrar los colmillos en casa. Más todavía lo es tirar una hora a la basura y mandar el mensaje de que cualquiera te puede neutralizar y hacerte sangrar.

Llevaba mucho tiempo el Málaga sin jugar tan rematadamente mal al fútbol como en la primera mitad ante el Linares, que lejos de plantarse en La Rosaleda cargado de complejos, miró a los ojos a su rival y le hizo dudar de sí mismo. Se estiró y empezó a defenderse mordiendo desde la salida de balón del conjunto malacitano.

En siete minutos ya había dispuesto de varias ocasiones claras para batir a Alfonso Herrero, que estuvo inspirado con una gran parada a mano cambiada de Perejón y luego detuvo otro tiro desde la frontal de Llorente. El Málaga lograba a duras penas sacudirse la presión y cuando tenía el balón no encontraba vías para colarse en los dominios de Samu Casado.

Insistieron los de David Campaña, buscando las cosquillas a la espalda de la defensa blanquiazul. No Genaro, no party. Juanpe, muy desentonado, no era capaz de actuar como stopper y los centrales lo sufrieron. Einar, que ya había sacado otro balón peligroso en el minuto tres pocos segundos después del paradón de Herrero, le ganó la partida al rival antes de poder plantarse ante el portero.

Pero Perejón estaba con la flechita para arriba. Avisó en el 18’ nuevamente con un toque de primeras que Herrero salvó con el pie, pero a la tercera fue la vencida. Corría el 40 de la primera mitad cuando el Linares filtró otro balón que pilló a contrapié al Málaga. Víctor García rompía el fuera de juego y cuando quisieron enmendar el error, el futbolista ya había batido al récordman de Primera RFEF. Le entraron las prisas al cuadro de Pellicer en ese momento, pero tampoco construyó nada serio.

Las ausencias del capitán y de Dani Lorenzo se estaban dejando notar demasiado en un Málaga que precisaba de cambios. Tanto de piezas como de chip. La Rosaleda sentía la angustia de ver pasar otro tren en una jornada en la que se podía adelantar al Ibiza y amenazar al Córdoba.

Dobló la apuesta Pellicer, saliendo de la caseta con Dioni Villalba, Dani Sánchez y Ramón Enríquez, al que se lleva esperando todo el curso como agua de mayo. De marzo esta vez. Fue Kevin, en cambio el primero que logró amenazar en una acción personal que repelio Casado.

Regresó el partido a la tónica de la primera mitad durante un buen tramo en el que Alfonso Herrero tuvo que frenar un tiro de Marín. A partir de ahí cambió el viento, Ramón cogió las riendas y el Málaga pescó al fin un gol. Al modo clásico. Un centro de Ferreiro y Roberto cabeceó inapelable tras ganar el duelo particular a Rentero.

El cordobés tuvo el triunfo en su cabeza nuevamente, pero la madera evitó la victoria. Lo siguió intentando como pudo. Era tarde. El Málaga pierde el paso con un empate que sabe a poco por lo que se esperaba y a la vez es mucho viendo cómo fueron las cosas durante la primera hora de juego. A las fiestas hay que llegar puntuales.

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