Málaga CF - Nàstic: La familia unida (20:30)

Pellicer espera que el factor cancha sirva para golpear primero en la eliminatoria

La afición volverá a abarrotar el estadio y el equipo está responsabilizado y comprometido

El plan de Ibon Navarro para el Málaga

Sangalli, Víctor, Carlos López, Roberto, Juanpe y Dani Sánchez posan para 'Málaga Hoy'.
Sangalli, Víctor, Carlos López, Roberto, Juanpe y Dani Sánchez posan para 'Málaga Hoy'. / Javier Albiñana

Suena en el viento un silbido, querido Kanka, pero de más de 30.000 sables. Aunque se entiende que para ti parezcan mil millones. Porque esa es la magia de La Rosaleda y de este Málaga, porque es justamente ahí donde reside el poder de esta cosa inexplicable. Si sube o no, no se sabrá hasta la noche del 22 de junio, pero esta del 15 pinta a memorable. Esperan los blanquiazules al Nàstic de Tarragona en algo más que un partido de fútbol.

Está consiguiendo el Málaga que este posible ascenso sea algo de toda la ciudad, de toda la provincia. Se engalanan balcones, ayuntamientos, plazas, colegios, empresas... Todos lucen los colores sin complejos. Los niños van a clase con sus camisetas malaguistas. Los chinos hacen el agosto con imitaciones de los clásicos. La banda de El Cautivo afina. La mecha ha prendido.

“Vengo de Castellón y había atmósfera de ascenso”, contaba en privado Sergio Pellicer un año atrás cuando, recién descendido, se fue a ver en vivo los play off. Pues aquí tiene la suya, la que ha anhelado tanto tiempo y que por un momento vio peligrar no hace tanto. Málaga es una unidad, un todo, un bloque.

Ha tenido el de Nules mucha culpa de traer al equipo hasta aquí, no sin baches. Pero también Loren Juarros, que quizás pudo afinar más en ciertos aspectos, pero la plantilla conformada tiene una calidad humana que trasciende el fútbol. Y eso, a la larga, da réditos. El vestuario es el más sano que se recuerda en años, más de un lustro sin lugar a dudas. Se quieren, se protegen, se miran a los ojos. Y ya que han llegado hasta aquí quieren finalizar la tarea encomendada.

Conjugan sentimiento de pertenencia y la fe de que vinieron para un día como hoy, que no es el definitivo, pero sí debe ser clave. No va a tener el Málaga nunca más el respaldo de su afición. Tampoco un ambiente tan caliente como cálido, que puede sonar parecido pero no es lo mismo.

Es cierto que ante el Celta Fortuna se notó el peso en las piernas en el arranque. El equipo debe haber aprendido de lo sucedido una semana atrás y afrontar el partido como lo que es, una final. Delante tendrá a un rival como el Nàstic de Tarragona, sólido, de ideas claras y que tiene el objetivo principal de volver a su casa con media tarea resuelta o, como mínimo, que el Málaga no le meta mano (no hay que olvidar que tiene la bala de plata del desempate).

La Rosaleda está lista y los jugadores también. “Juego por lo civil o lo criminal”, ese es el parte de Genaro para sí mismo. Poco más se puede añadir sobre compromiso o sentido de la responsabilidad. El resto se escribe con balón.

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