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El Málaga CF se acerca al optimismo

Sergio Pellicer controla un balón suelto ayer en La Federación.

Sergio Pellicer controla un balón suelto ayer en La Federación. / Carlos Guerrero

Se entra en el último tercio de la temporada y, tras las nefastas salidas a Ceuta y Melilla que bajaron los ánimos e hicieron asumir que el ascenso directo era una entelequia, el Málaga ha dado síntomas evidentes de mejoría en los dos últimos partidos. Dos porterías a cero, un 2-0 al Recreativo que fue el primer triunfo ante un equipo del Top 5 en toda la temporada y un 0-3 en Alcoyano que, con algún altibajo y desaplicación, tuvo un tono general notable. En ambos partidos hubo un denominador común. Ante de los 20 minutos el equipo de Pellicer lideraba por dos goles. La contundencia de los equipos grandes para dejar claro quién está en el campo en los primeros compases. Todo fluye evidentemente mejor con ese colchón. Hubo tramos en los dos encuentros en los que se sufrió, como el penalti de Alcoi o el tramo final del primer tiempo ante el Recre. Pero se supo sufrir y que las consecuencias no fueran negativas.

Los fichajes ayudan. Ferreiro da sentido al juego, mejora lo que pasa por sus pies y facturó con una asistencia ante el Decano y un gol en El Collao. Puga dio un relevo de calidad a Gabilondo en La Rosaleda y Avilés participó en otro tanto y da un refresco con características distintas arriba, por más que no sea el ariete de área que se buscaba para aumentar la cuota goleadora.

Pellicer le da vueltas al librillo. Volvió a los tres centrales, que ya había usado con anterioridad, en Alcoi. Esta vez salió mejor. Era un partido con mucho balón en el área por las reducidas dimensiones del campo y quiso hacerse fuerte. Imperial el partido de Moussa, con varios alardes físicos de un futbolista de una dimensión superior, mezclados con algún despeje no muy académico, pero es parte del crecimiento de un chico con cualidades innegables. Con un Dani Lorenzo que ha recogido el guante de Pellicer cuando le pidió que fuera un todocampista decisivo. Marca y asiste. Manu Molina ha agarrado la manija. En la cámara de llamadas están Juanpe y Sangalli, a punto para regresar de sus lesiones. Se reza por la mejoría de Roberto y ese edema en el psoas que le hace duda para el domingo ante el Ibiza. En Alcoi no se le echó de menos por esa pegada que se exhibió, pero es clave.

Castellón e Ibiza, rival el domingo en una matinal en la que La Rosaleda debe reventar, han dado alguna muestra de flaqueza y están a nueve y siete puntos. El sexto está a 10, una distancia de más de tres partidos. El ascenso directo es un estímulo que está ahí aunque siga siendo muy difícil, pero la necesidad de mejorar para llegar y ser duros en el play off permanecerá aunque el primero sea inabordable. Lo mejor, que hay un estado de optimismo. Le toca seguir soplando a todos el mundo antes de un partido de los que de verdad cambian tendencias.

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