La frase de hecha de que jugar en La Rosaleda da puntos cobra más vigencia que nunca esta temporada. El Málaga ha completado su mejor arranque en casa en las dos categorías profesionales con cualquier de sus denominaciones. Seis victorias y dos empates, 20 puntos de 24 posibles, nueve goles a favor y dos en contra. Son cifras fabulosas, de pensar en algo grande. Sucede que no se corresponde el rendimiento del equipo lejos de la Costa del Sol, donde el botín es raquítico, sólo tres puntos en ocho partidos. En casa, sólo el próximo rival, el Las Palmas, suma los mismos puntos, 20, aunque con un partido más jugado. El de José Alberto es el mejor equipo de Segunda al calor de su afición.

“El ambiente que tenemos con ellos es muy importante, le agradecemos el esfuerzo e intentamos devolverle lo mejor para darle alegría. La conexión con la afición es muy importante. No hace falta muchas palabras. Un lunes, partido a las 21:00, un poco de frío... Y había un montón de niños y un montón de gente. Eso nos da un plus enorme, nos hace ser más agresivos. Si están con nosotros vamos a hacer un buen año en casa y fuera seguro que ganaremos más también”, reflexiona Mathieu Peybernes, uno de los jugadores con más peso específico en el equipo. El francés acabó con calambres el partido ante el Tenerife por el esfuerzo realizado, pero también emocionado por esa sintonía especial que hay con la grada de La Rosaleda, que confiere gasolina extra, oxígeno para los pulmones de los jugadores. Este lunes, según comunicaba el club, había 3.600 universitarios en La Rosaleda, fruto del acuerdo con la UMA, de los 15.700 que, según los datos oficiales, acudieron a animar al Tenerife. También se trata de sembrar entre gente joven.

Lo destacan también los rivales al acabar los partidos, el soniquete constante de los 90 minutos desde la Grada de Animación, seguido por el resto del campo, ese “Qué bonito es/cuando salgo de casa/para ir al estadio/a animar a mi equipo” que se convierte en la banda sonora del malaguismo, es un dopaje emocional para el equipo de José Alberto, que reclamaba una dosis mayor para este sábado ante el Las Palmas. Por fin un horario propicio, sábado a las 18:15 horas, después de varios partidos entre semana. Se ansían los 20.000 espectadores de manera regular, pero puede ser un buen día para llegar a la cifra redonda por primera vez desde la pandemia. Así lo quiere el club, que lanzaba este martes sus redes para intentar alcanzar esa cota.