Oviedo-Málaga CF | Crónica Jornada 19

Candidato a secas (0-0)

  • El Málaga, sin ambición en Oviedo, tira una oportunidad de oro para acabar 2018 colíder

  • Los asturianos pudieron ganar a un equipo que casi ni inquietó al rival

Munir, Diego González y Toché, en el Oviedo-Málaga.

Munir, Diego González y Toché, en el Oviedo-Málaga. / LaLiga (Oviedo)

El Málaga es un candidato al ascenso a Primera. Candidato a secas. Tiene cuajo y tablas para puntuar sin muchos apuros, pero carece de la ambición y la destreza suficiente para gobernar la competición. Pudo cerrar 2018 coliderando la clasificación y en lugar de eso dejó a la afición insatisfecha. Llega el parón y toca reflexionar. Si los rivales están marcando este nivel en la primera vuelta, la atmósfera de la segunda va a resultar irrespirable.

El mensaje puede que cale en el vestuario y que entre en los planes de Muñiz a largo plazo. Conoce mejor que nadie la Segunda, pero con actuaciones como la del Tartiere es francamente complicado generar la “ilusión” que tan importante le parece.

Salió ileso de la primera mitad el Málaga en el Tartiere casi de milagro. Los de Anquela acumulaban mucha gente atrás y en el centro, asfixiando al centro del campo blanquiazul, que ya de base anda corto de imaginación. Sin espacios, los blanquiazules desesperan. Varios hombres probaron fortuna de lejos, una de las asignaturas pendientes de un Málaga que sólo ha marcado goles dentro del área en lo que va de curso.

Sí intimidó el Oviedo, que transformó un despeje defectuoso de Ricca en un contragolpe. Munir frenó la primera embestida pero el balón siguió en su trayectoria hacia el gol. La acción del cancerbero retrasó lo suficiente su desplazamiento para que Diego González la sacase con apuros ante la llegada de Bárcenas.

No dio mucho más de sí la primera mitad, donde las ganas de ganar eran inferiores al miedo a perder. Y tuvo continuidad en el juego, atascado y antiestético, durante casi toda la segunda mitad sin que ninguno de los dos entrenadores hiciese nada por remediarlo.

Ontiveros

Ontiveros no entró hasta el minuto 77, aunque casi lo hace con el marcador en contra. Viti volvió a retar a Munir y se topó primero con el poste y luego con la reacción ágil del internacional marroquí, que en dos tiradas evitó el 1-0.

Pero hablábamos del marbellí, que está una marcha por encima de todos los demás. Es cierto que a veces peca de individualista, pero tampoco tiene el Málaga alternativas mejores a las que propone él, que fue capaz de hacer realidad un par de imposibles. Llegó tarde a la fiesta y eso es imperdonable. Se puede comprender que se sujete el encuentro 50 ó 60 minutos, pero renunciar a que Ontiveros esté en el césped es algo sangrante. Sobre todo, viendo cómo están los demás atacantes blanquiazules.

Igual es necesario que el Málaga haga partidos tan inocuos justo ahora que abre el mercado invernal. El centro del campo es un terreno que sin N’Diaye está en barbecho. Y con él tampoco es nada del otro mundo. Arriba Blanco lleva dos meses sin mojar y fuera aún no lo ha hecho. Se necesita pólvora. Y si se apura, algo de velocidad tampoco sobraría. Igual así se pasa de candidato a secas a gran candidato.

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