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Peñaranda se aplica más

  • El venezolano ha emprendido un proceso de reconversión deportiva y personal para estar más centrado

  • Sigue una estricta dieta y sus padres han venido para apoyarlo y controlarlo

Adalberto Peñaranda hace ejercicios con un balón medicinal.

Adalberto Peñaranda hace ejercicios con un balón medicinal. / javier albiñana

Hay momentos en la carrera en que un futbolista debe sentarse a reflexionar y tomar decisiones. Suele ocurrir en momentos de exultante juventud o amenazante veteranía. Adalberto Peñaranda, a sus 20 años, ejemplifica el primero de los casos. El venezolano quiere concienciarse de hacer una buena carrera en los rectángulos de juego, tener muchos años de fútbol por delante y sacar al Málaga del hoyo como el primero de muchos objetivos ambiciosos. Así que ha decidido dar un nuevo rumbo a su vida. Corregir fallos, potenciar virtudes. Un proyecto muy zen que al cuadro blanquiazul le viene de perlas.

Así que hace más o menos un par de semanas que ha adoptado nuevos hábitos de vida que afectan a lo deportivo y a lo que ocurre después de los entrenamientos. Uno de los más llamativos es, sin duda, la estricta dieta que ha comenzado a seguir. El joven delantero no ha tenido en los últimos años una disciplina alimenticia adecuada, por ello quiere ponerse en serio con un tema que le estaba afectando más a la pérdida de chispa que al peso. Y, como suele ocurrir, más menoscabada cuando estaba en su casa o salía a la calle en su tiempo de ocio. El Málaga ha aceptado de muy buen grado esa seriedad y, por el momento, a pesar de que reconoce que le está costando, Peñaranda está cumpliendo a rajatabla sus nuevas directrices.

Quiere ser importante en la lucha por la salvación y ya se nota con más chispa sobre el campo

La carga del esfuerzo, eso sí, no la llevando solo a cuestas. Desde hace unos días también cuenta con sus padres en casa para ayudarle a estar centrado exclusivamente en el fútbol y en llevar una vida ordenada que le permita estar a tope en los entrenamientos y lo deportivos. Dicho de otro modo: con ellos aquí ejerciendo control y dándoles su apoyo está pasando menos tiempo en la calle y más en casa, algo que agradece su cuerpo para gestionar mejor los horarios y el descanso. Sin ellos cerca le estaría costando más. De hecho, algún compañero le ha aconsejado siempre que necesitaba más vida hogareña. Ello no significa necesariamente acostarse de madrugada o llevar a cabo hábitos impropios de futbolistas, pero el vinotinto sí era amante de estar las noches intersemanales en la bolera o algún restaurante.

El cedido por el Watford empieza a recoger frutos. Físicamente se siente mejor, empieza a ser importante en el terreno de juego y quiere que la situación continúe así en los seis meses de competición que quedan por delante. Incluso ha pedido no atender entrevistas para tener los cinco sentidos en el fútbol y respetar de ese modo el proceso de reconversión personal y deportivo que, por el momento, está cumpliendo a rajatabla.

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