Dan del Málaga, un malaguista en el corazón del FIFA

Daniel Gómez-Guillamón Revilla lleva más de una década en Canadá trabajando en EA Sports

El pago por Rolón ya computó en el límite salarial 24/25

Dani Gómez-Guillamón posa con la camiseta retro del Málaga y una gorra de FC
Dani Gómez-Guillamón posa con la camiseta retro del Málaga y una gorra de FC / M. G.

Imagínate que terminas la carrera y no sabes muy bien qué hacer con tu vida. Eres un veinteañero con ganas de comerte el mundo. ¿Pastilla azul o roja? Ninguna de las dos. Porque Daniel Gómez-Guillamón Revilla (Málaga, 1990) decidió trazar su propio camino. Cruzó el Atlántico, se plantó en Vancouver y terminó siendo una pieza clave en Electronicts Arts. Y no en cualquier sitio, sino en EA Sports y en uno de los juegos más vendidos y populares de la historia: el FIFA. Sí, el simulador de fútbol por antonomasia lleva -en parte- el sello de este joven talentoso y ávido de experiencias únicas.

Dani terminó Comunicación Audiovisual en la UMA y ante un futuro incierto (“Mi idea era buscar algo en Málaga o Madrid, pero no encontré nada”) decidió marcharse a Canadá, de donde es originaria su madre. Sus abuelos eran dos emigrantes de Salamanca y Málaga respectivamente que se fueron en su día a buscarse la vida al país norteamericano. Por consejo materno, se abrió esta vía.

Tenía claras inseguridades, sobre todo por el idioma (“Me defendía en inglés, pero no era muy bueno”), aunque la ventaja de la doble nacionalidad. Había decidido dar el salto, pero a su ritmo. Un buen día, se padre le invitó a ir a su casa y ya no hubo marcha atrás: “Te vas en un mes y te he comprado el billete de ida porque no quiero que vuelvas”. Una invitación a valerse por sí mismo.

Recogió el guante, con sus pocos ahorros “de trabajillos”. Una mano detrás y otra delante, como se suele decir. Y fue duro. Comenzó compartiendo casa con ocho desconocidos, se puso todo en inglés y redujo al mínimo el contacto con España para forzarse a avanzar en su inglés. “Encontré un trabajo en una cadena de supermercados, Safeway, algo así como el Mercadona de allí”. Pero claro el turno era de 23:00 a 8:00…

“Pensaba, tío, con lo bien que yo estaba en Málaga, trabajando en la otra punta del mundo, haciendo esto… Tengo que buscarme otra cosa. Y buscando vi que Electronics Arts tiene oficinas en Vancouver y hacían unos tours. Fui, lo hice y al final me topé con una persona de recursos humanos. Le pregunté si había alguna plaza de algo y me pidió mi currículum”, relata Dani, que recibió un mail que le cambió la vida para siempre.

“Mañana a las 9:00 te quiero allí”. Así que llamó directamente a los del supermercado para despedirse después de una sola noche de trabajo. “Fue así de rápido, decían que el trabajo estaba complicado, pero fue echarle cara y poco más”.

Él que esperaba una entrevista fue mandado directamente a una sala: “Me preguntaron que si jugaba a videojuegos y respondí que sí. Andaba tan nervioso que dije que jugaba al PRO en vez de al FIFA (la competencia entonces). Y luego lo pensé y dije: ‘¡Pero al FIFA también!’. Éramos 22 personas, 11 contra 11. Testeábamos la estabilidad del juego, el servidor en sí. El primer día me flipé, mi jornada fueron ocho horas jugando”.

Suena a privilegio, claro, pero un día tras otro lo convirtió en rutina y en casa no quería ver una videoconsola por más que le invitaran sus amigos. Fue un contrato de tres meses en ese once contra once, reportando errores de un juego que no había salido todavía, el FIFA16 para Play Station 4 y Xbox One.

De ahí pasó a dar soporte en un servicio de 24 horas de la compañía para el juego: “¡Pero otra vez de 23:00 a 8:00!”. Fue el único de los 22 dispuesto a hacerlo, pero preguntó si después de aquello se abriría alguna ventana más: “Me dijeron que no me preocupara, que me conseguirían un trabajo”.

Le gustó a uno de los jefes por su manera de desenvolverse y le cambiaron a otro equipo tras dos meses. “Mucho esfuerzo, pasando de un equipo a otro, pero así llevo diez años allí”, dice satisfecho Dani: “Desde FIFA16 a FC23, que cambiamos el branding, y ahora vamos a lanzar el FC26 en septiembre”.

“A mí que me gustaban los videojuegos y el fútbol, salir en los créditos por primera vez, saber que formas parte de eso… Un sueño hecho realidad”, cuenta con media sonrisa consciente de que es el objetivo vital de muchos niños y jóvenes en el mundo de hoy. Mucha gente le ha dicho que le envidia, pero claro “se piensan que mi trabajo es jugar”. No es así, o sólo al principio. Conforme fue escalando en la empresa todo mutó. Ahora tiene a su cargo a otras personas, cuenta con su propio equipo: “Soy quality designer, que es como el diseñador de estrategia para todo el producto”.

“No me pagan por jugar juegos, es un poquito más complejo, pero es divertido, me encanta ir a trabajar”. Ahora combina casa y teletrabajo, se coordina con equipos de Europa y América, para contenidos, equipos, campañas, Ultimate Team, Rivals… Y también con el tema de licencias, velando por la mejor visión posible de jugadores, caras, ropa, botas, estadios…

¿Se esmera más con el Málaga?

La cuestión clave, como malagueño y malaguista es: ¿Se esmera más con el Málaga? “Yo llevo por bandera a la ciudad de Málaga y al Málaga. Tengo allí mis bufandas y camisetas. Los que saben de fútbol recuerdan la Champions, Cazorla, Isco… Y los que no saben se piensan que voy con la de Argentina. Les digo, mira un poquito el escudo… Me conocen allí como Dan del Málaga. De hecho mi equipo en Ultimate se llama FC Espetito y cuando lo creo compro la camiseta del Málaga y se la pongo a Ronaldo Nazario”.

No todo es virtual. Tienen hasta campo de fútbol en oficinas y una liga potente con hasta dos divisiones, con currantes latinoamericanos que le pegan bien. Poca broma. Así que juega a dos bandas. ¿Y el Málaga, dónde queda? Pues con los horarios y las diferencias importantes, apenas le da para seguir “highlights”, pero trata de no despegarse de la actualidad y regresa a Vancouver con la del Tívoli de Hummel: “La colgaré en la oficina para ser la envidia. La única que no he colgado es la morada tipo polito porque me encanta y me la pongo a menudo”. “Me encantaría poder ir a La Rosaleda, llevo una década sin poder ir porque cuando vengo, no coincide. Ver el estadio arriba otra vez, con la afición… Es una ilusión”, lamenta.

¿Y el regreso a Ítaca para cuándo?

“A mí Málaga me tira mucho, soy boquerón de corazón al otro lado del charco. Llevo diez años allí y tengo mi vida, a mis amigos y mi pareja. Pero en Málaga se vive muy bien, me voy siempre llorando. He tenido la suerte de nacer en una de las mejores ciudades del mundo. Yo sé que vuelvo, que aquello es temporal. Con el teletrabajo y al haber un EA en Madrid… Lo malo es que no hace support de FC, podría seguir en la compañía pero cambiar de juego. Y trabajar en FC es trabajar en un equipo de Primera”. Dudas existenciales, naturales, cómo no. Así es Daniel Gómez-Guillamón, Dan del Málaga, un malaguita, un malaguista, en las entrañas del FIFA, perdón, del FC.

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