Crónica y resultado del Málaga CF - Sporting de Gijón

No es suficiente (0-0)

  • El Málaga fue mejor que el Sporting en La Rosaleda pero no materializa sus ocasiones

  • Dos grandes paradas de Munir evitaron que el equipo no sumara

Sadiku pugna por un balón con Babin.

Sadiku pugna por un balón con Babin. / Marilú Báez

No pudo ser. Otro punto. El Málaga sigue sin ganar en La Rosaleda esta temporada pese a la imagen saneada que presentan los blanquiazules sobre el césped. Fue mejor el equipo de Víctor aunque tuviera en el descuento Munir que salvar al equipo de irse de vacío. Hay motivos para ser optimista con el grupo por la predisposición y sacrificio que alegan pero falta pegada, mucha pegada.

Víctor daba la oportunidad de inicio a Lorenzo González. El joven, ex del Manchester City, había tenido minutos ya ante el Rayo Vallecano y Albacete, pero nunca había salido de partido con el técnico madrileño. De él se esperaba velocidad y desmarques, algo de electricidad y frescura en ataque –algo que no lograría–. Renato se quedaba en el banco. Lombán representaba la otra novedad en el once, tras quedarse fuera de la convocatoria Mikel –sufrió molestias durante la semana–. Destacaba también la continuidad en el esquema inicial de Luis Muñoz. El canterano gustó en la medular en el Carlos Belmonte y el entrenador premia su disposición.

Con La Rosaleda encendida, aunque con una entrada que se esperaba mayor en este horario, el Málaga saltó con ganas de dominar y llevar la batuta. Está siendo algo habitual en el equipo de Víctor, una seña de identidad cada vez más palpable. Al igual que existe esa personalidad para llevar la iniciativa es incontestable la dificultad del equipo para encontrar el camino en los últimos metros, algo que penaliza. El balón era blanquiazul y la presión tras perdida era notable, algo que elevaba el dominio de los de Víctor.

Pero de ocasiones anduvo escasa la primera mitad. El balón era del Málaga pero comenzaba a perderse cuando rondaba los dominios del meta Mariño. La salida del equipo, con Keidi Bare y Luis Muñoz alternándose el pivote, es fluida y rompe con facilidad la primera línea de presión para pisar campo rival. Además, la salida en largo hacia el costado de Cifu es ya un automatismo más que un recurso. El granadino siempre aporta, siempre exige y siempre corre. No para. Eso contagia y a la vez que genera. Sus incursiones, con la conexión de un líder Juanpi, fue lo más peligroso que aportó el equipo en la primera mitad. Eso y el único disparo a puerta, obra de Sadiku. El albanés tiene la portería en la cabeza y no dudó en golpear la que tuvo en el área, abortada entre un zaguero y el portero.

Del Sporting se podía decir poco, más como piropo hacia los jugadores blanquiazules que como demérito intrínseco de los rojiblancos. La cuestión es que Munir fue espectador de lujo durante toda la primera mitad, no estuvo exigido. De hecho su primera intervención fue tras el descanso, en uno de los pocos despistes del cuadro malaguista. Djuka se anticipa a Lombán en el área para tocar con su zurda un centro raso desde la derecha. Munir lo atrapaba.

Tras una acción de gol clara que erró Sadiku, un buen centro de Luis Muñoz para el cabezazo del ariete que mandó desviado a saque de puerta, llegó el primer cambio de Víctor. Lorenzo salía del campo por Antoñín. El suizo tuvo un mal debut como titular, no le salió nada de lo que intentó.

A media hora del final, el Málaga aceleró. Adrián rozó el 1-0 tras un buen centro desde la izquierda de Juankar, pero no llegó a conectar con el esférico. También lo intentaba Keidi Bare desde la frontal, algo precipitado, pero el balón lo atrapaba sin dificultades Mariño. La más clara del segundo periodo fue de nuevo del capitán. Juanpi sacaba rápido una falta para Luis Muñoz que de primeras ponía un centro bombeado al área donde aparecía la testa del 8, sorprendiendo al meta rojiblanco aunque el esférico acababa estrellándose en el larguero.

Esperanzadores minutos de Antoñín, revulsivo desde su entrada

Los minutos de Antoñín en La Rosaleda, en su debut en casa, fueron los más esperanzadores. El canterano arrojó peligro constantemente desde la izquierda, desbordando y conectando con sus compañeros, ofreciendo opciones y generando acciones de peligro. El 38 dejó dos buenos balones para Adrián y Juanpi en la frontal que no aprovecharon.

La emoción quedó reservada para el tiempo extra. Munir tuvo que aparecer con dos paradones excelsos ante dos intentonas de Carmona. Primera ante un testarazo que aborta con el antebrazo y después con una mano tras corregir su movimiento por el disparo envenenado del rojiblanco. Sadiku y Keidi Bare también tuvieron una tras un saque de esquina que hizo brillar a Mariño. Un punto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios