Resultado y crónica del Málaga CF - Sporting de Gijón

(1-0) Físico y química

  • Gran triunfo del Málaga ante el Sporting con un golazo del imperial Juande

  • El equipo se pone con los mismos puntos que el segundo (13) y tiene a tres al líder

Las fotos del Málaga - Sporting de Gijón

Las fotos del Málaga - Sporting de Gijón / javier albiñana

El resultado no da igual, no. Cada tramo cuenta, cada parada, cada punto. Pero la cuestión en el Málaga va más allá de eso. De sus cenizas ha resurgido un Ave Fénix de energías renovadas, impetuoso, ávido de césped y balón. De ideas claras y colmillo afilado pese a su relativa bisoñez. Mientras le dura el físico es un tormento para el contrario, obligado casi siempre a variar su salida. Hay una química en el ambiente (en club y vestuario) de la que está brotando flow. Se lo está perdiendo Málaga en directo, maldita sea.

Pellicer ha hecho un trabajo de alquimia después de quebrar un par de frascos por el camino. La fórmula de Zaragoza, con los matices en la portería y los carriles, expuesta en La Rosaleda y ante un rival serio y con recursos. Un partido entre conjuntos al alza que se miraron a los ojos desde el inicio.

Añades factores de desequilibrio el Málaga, que desde que fue acusado de falta de gol ha destapado el baúl de los highlights. Juande, al más puro estilo de los centrales del Este de cuando ni había nacido, inició una jugada desde atrás recuperando un balón con pretendientes pero sin dueño. Abrió, cabeza alta, cual mariscal a Rahmani, que está de pico alto, y éste a Caye, que añadió una nueva muestra de su catálogo. El centro encontró al central cordobés, que cabeceó sin piedad.

La cuestión es que el Sporting no estaba haciendo una mala primera parte ni mucho menos, hasta pudo merecer el empate por insistencia y ocasiones. Sólo que el aura del Málaga había tenido más brillo. Tanto era así que los asturianos siguieron apretando los dientes y opositaron al empate. El VAR libró por un pelo al conjunto malacitano. También se construyen sueños sobre la flor.

Para el espectador neutral el partido era delicioso. Ida y vuelta, suspense, ocasiones para todos. La fatiga reclamó su dosis de protagonismo y el Málaga nadó sin perder de vista la ropa, administrando los cambios para cortar las ínfulas del Sporting.

Sufrir también está siendo parte del libreto, pero no puede ser de otra forma. El equipo juega a alma viva cuando aún debería tener miedo de no conocerse, de no saber todavía si puedes confiar en el de al lado. En este sorprendente camino de baldosas amarillas hasta Benkhemassa está crecido. Robó un balón como un relámpago y se plantó ante Mariño, que evitó la sentencia y la gloria del argelino, cada vez más querido por el aficionado. Barrio eliminó la última del Sporting en una falta directa que se envenenó.

El Málaga de los 15 fichajes y el puñado de niños ya lleva 13 puntos en siete jornadas y se coloca con los mismos que el segundo y a tres del líder. Físico y química. No hace falta decir más.

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