La Rosaleda se tiñe
Amistoso de España contra Costa Rica (21:30) con Isco de jefe y sin entradas en el coliseo malaguista
Gran ambiente, con el malagueño aclamado por la afición
Se respira una fiebre tremenda por la Roja en Málaga. Entrenamiento casi lleno, entradas agotadas para el partido de esta noche y ganas de fútbol. La coyuntura política, aunque se intente no mezclar, es la que es. Y pocos espectáculos más politizados desde que se convirtió en fenómeno de masas como el fútbol, en cuyo nombre hubo guerras, batallas y hasta evasiones. Las banderas ya ondeaban antes de que llegara la selección en no pocos balcones de Málaga y por otros motivos. Pero ver una cola kilométrica por conseguir una invitación para un entrenamiento indica que la selección atrae, más allá de sentimientos patrios.
Gusta esta España de Lopetegui, que ha removido el aire tras ocho años de delbosquismo, cinco que fueron la prolongación de los mejores de la historia y tres posteriores más dolientes, quizá prescindibles, con fracaso en Brasil y decepción en Francia. 14 partidos, con 11 victorias y tres empates con el técnico guipuzcoano y la sensación de nuevos bríos. Presión alta y más movilidad sin perder el toque, aventuras tácticas como jugar con tres defensas, con extremos o sin ellos... Una revisión del librillo que permitió a España reinar durante seis años en el fútbol mundial.
Queda parte de la vieja guardia campeona y el más veterano es Andrés Iniesta (33 años). Tras él, Ramos y Silva (31). Con ellos, en plena madurez, Busquets y el controvertido Piqué. Donde muchos, o algunos, que los pitos suenan más que los aplausos, detectan a un elemento distorsionador por sus ideas o por sus palabras hay un campeón del Mundo y de Europa con España. Y con Sergio Ramos al lado cuesta encontar una mejor pareja de centrales en el mundo. La selección es, en cierta forma, un hilo invisible que cose el país y que refuerza la idea de que hay más cosas que unen que separan. Los que conviven con él absuelven sus travesuras por su comportamiento, aseguran, muy comprometido con el grupo.
La llegada de la selección también sirve de analgésico para olvidar durante unos días la situación del equipo de la ciudad, colista de Primera. Hubo tiempos mejores en clave malaguista con la selección. De 2011 a 2016 seis jugadores (Cazorla, Monreal, Isco, Camacho, Juanmi y Fornals) vistieron la Roja, ahora no hay ningún jugador nacional en órbita tras la desbandada veraniega y la mala clasificación.
Apetece, sobre todo, ver a un malagueño de capitán general, Isco Alarcón. Lopetegui le ha dado las llaves de la selección al pelotero del Arroyo de la Miel. No se exagera si se dice que ahora mismo es un Top 10 mundial, no pocos lo ven Top 5 y algunos Top 3 tras Messi y Cristiano. El caso es que el niño de las Plaza de las Flores vuelve al estadio al que entró de zagal por primera vez cuando el Málaga estaba en Segunda B. Sus guiños al club y la ciudad son constantes. Salió de Málaga como Golden Boy tras sus dos fabulosos años. A su magia ha añadido madurez, a sus 25 años ha ganado tres Champions, con papel importante, y ahora mismo es la locomotora del Real Madrid. En su quinto año en Madrid al fin es "titularísimo", parafraseando a Pellegrini.
Enfrente estará Costa Rica. Viene sin Keylor Navas, Joel Campbell y Bryan Ruiz, acaso sus tres jugadores más reconocibles. Pero fue cuartofinalista en el último mundial y estuvo a una tanda de penaltis con Holanda de ser semifinalista. La base de aquel equipo es la misma. El nombre puede no tira hacia atrás, pero es un buen equipo que no lo pondrá nada sencillo. Hay motivación en el cuadro tico por medirse a España y los equipos americanos compiten en los amistosos siempre, es cuestión de honor.
Luis Aragonés, el orfebre que puso las bases de la España campeona con su apuestas por los bajitos, también legó el apelativo de la Roja. Una manera de identificar a la selección española con dos sílabas. Con estreno de camiseta incluido, España inicia en Málaga su preparación para el Mundial de Rusia tras conseguir de manera brillante la clasificación. Es la tierra de Isco y su estadio, La Rosaleda, que hoy muda de color.
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