Recuerda Relevo una vieja historia de cuando el Málaga CF andaba por Primera División y a La Rosaleda venía el Real Madrid, no su filial. Atañe a Sergio Ramos, antes capitán blanco y ahora en el Sevilla en el ocaso de su carrera. El defensa se saltó la normativa cuando le tocaba pasar el control antidopaje tras la cita contra los blanquiazules (de la jornada 32 de la 2017/18, el año del descenso a Segunda División), pero se libró de una sanción por un tecnicismo que supieron aprovechar.

Era el 15 de abril de 2018 y los blancos habían ganado por 1-2 al Málaga de Jose González (aquel día el primer gol lo marcó Isco Alarcón). Tras el partido, varios futbolistas del conjunto entrenado por Zinedine Zidane tenía que pasar el correspondiente test de orina. Uno de ellos era el de Camas, que preguntó si podía ducharse antes de realizar el control porque su equipo lo estaba esperando para el vuelo de regreso a Madrid.

El agente encargado del control le comentó que era algo que no podía conceder porque la normativa lo prohibía, pero Ramos -apoyado también por el médico Julio de la Morena- mostró su disconformidad y terminó dándose una ducha en la sala de control del estadio de La Rosaleda. Pese a las advertencias del agente en cuestión, el futbolista sevillano siguió como si tal cosa y no le inquietó la posibilidad de que estos hechos quedasen reflejados en el informe de turno. 

Ahora Relevo ha confirmado que la normativa exigía por aquel entonces que estas pruebas fuesen realizadas por dos agentes y en este caso solamente había uno y que el segundo era el padre del mismo y no contaba con la titulación adecuada. Se abrieron diligencias por parte de la agencia española contra el dopaje, pero Ramos y el médico merengue presentaron alegaciones y fueron archivadas. La posible sanción fue al limbo por la irregularidad previa.