Thievy, puro vértigo

En Las Palmas detectaron que el franco-congoleño pretendido por el Málaga puede alcanzar los 35 km/h. Pese a estar en rebeldía, elogian su gran año en el club insular y su faceta humana.

Thievy, puro vértigo
Ismael Touat Málaga

06 de agosto 2014 - 05:02

La insistencia del Málaga en Thievy Bifouma no es simple capricho. Como ya se ha escrito, la dirección deportiva blanquiazul argumenta que el delantero que complete el ataque debe poseer cualidades muy distintas a las de Roque Santa Cruz y Ezequiel Rescaldani, futbolistas más corpulentos que móviles, más rematadores que veloces. Se busca ese complemento en Thievy, al que en Barcelona apuntan los focos por su reiterada ausencia de los entrenamientos. Una situación de indisciplina que no parece importar al club costasoleño, empeñado en un jugador acostumbrado a vivir deprisa fuera y dentro de los terrenos de juego. En Las Palmas, donde ha firmado la mejor campaña de su corta carrera, le consideran uno de los delanteros más veloces de su historia. "Es un Fórmula 1", subrayan. Puro vértigo Thievy.

Fue en las Islas donde desarrolló su mejor juego. A lo largo de la 12/13 jugó 44 partidos y anotó 11 goles. Su entrada en el once titular coincidió con la mejora de los resultados. El equipo insular no logró ni un triunfo durante las nueve primeras jornadas. Sergio Lobera, a punto de ser despedido, abandonó el fútbol de posesión y priorizó el contragolpe con Thievy y Vitolo, ahora en el Sevilla, como estiletes. Las Palmas acabó alcanzando el play off de ascenso, pero venció el Almería (dirigido precisamente por el actual preparador malaguista, Javi Gracia).

"Llegó cedido a última hora y fue el mejor de la temporada. Es muy rápido y explosivo. Sabía coger la espalda a los rivales. Le vino bien que Lobera jugara al contragolpe, fue el que mejor se adaptó", afirma Martín Alonso, del diario La Provincia. En la Unión Deportiva realizaron estudios que afirman que Thievy era capaz de alcanzar los 35 km/h durante un partido. "Es exageradamente rápido", afirmaba Manu Sayabera, su preparador físico de entonces. Rubi, entrenador del Girona aquella temporada, tampoco tuvo dudas acerca de la mejor virtud de Thievy. "Es el jugador más rápido de Segunda", dijo.

No es casualidad que Thievy Guivane Bifouma Koulossa, nacido en Saint Denis (Francia) hace 22 años, también de nacionalidad congoleña, haya vivido el último lustro con la etiqueta de promesa y apuesta espanyolista. Con 17 años, procedente del Racing de Estrasburgo, se marchó a Barcelona a probar suerte en el llamado Draft Blanc i Blau. Destacó entre más de una treintena de chavales. En marzo de 2011 debutó en Primera y en agosto de ese mismo año saltó al estrellato al endosarle tres goles al Barça en la final de la Copa Catalunya.

Tras una temporada de altos y bajos, llegó a Las Palmas. Thievy se convirtió en un ídolo, sobre todo para los más jóvenes. Llamaba la atención tanto por su fútbol como por sus atuendos y peinados estrafalarios. En pocos meses pasó de las trenzas a la cresta que todavía luce. Amante del rap, entabló amistad con el presidente de Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, que aún desea su regreso. De hecho, algún parón de selecciones lo aprovechó Thievy para viajar de Barcelona a Las Palmas y ver algún partido en el palco. "Las Palmas es mi casa", ha afirmado el jugador en alguna visita anterior.

En lo personal, destacan su buen humor y simpatía. "Siempre está de broma, es un cachondo. No deja de ser un niño", cuenta Alonso. Aunque ha sido en el Espanyol donde ha tenido verdaderos problemas de indisciplina, Thievy cometió algún error en su etapa insular que achacan a su juventud, como conducir sin cinturón con un carné del Congo que no era válido en España. También se cuenta de Thievy su gusto por las siestas, hasta el punto de sufrir más de una decena de multas por llegar con retraso al entrenamiento.

No es la falta de horas de sueño sino su propia voluntad la que lleva a Thievy a no asistir a los entrenamientos del Espanyol, ahora dirigido por Sergio González. Estaba citado para el lunes y no apareció. Hasta entonces tenía permiso de la entidad perica, ya que había viajado al Congo para un partido preparatorio para la Copa África. Thievy, no obstante, estaba avisado de que se le aplicaría el código interno y una fuerte multa si no aparecía ayer a las 9 de la mañana. Tampoco se personó, como se sospechaba. La persistencia obliga al Espanyol a imponerle sanciones de hasta 4.000 euros por día que se ausente.

"Thievy Bifouma deberá asumir una sanción económica por no haber comparecido a su puesto de trabajo. La cuantía de la sanción será determinada según la normativa de la entidad e irá aumentando, tal como está previsto en la propia normativa, si la incomparecencia se alarga en el tiempo", informó ayer el club barcelonés a través de un comunicado. El club añade en el texto que, tras haber contactado con su entorno, "no hay motivos que puedan explicar su incomparecencia en la fecha fijada". "Una vez el jugador se reincorpore a la disciplina del primer equipo, se entrenará al margen de sus compañeros hasta que la dirección deportiva y el entrenador lo decidan", concluye el comunicado del Espanyol.

Las faltas de Thievy en la Ciudad Deportiva empezaron antes de las últimas Navidades. Pese a su buen año en Las Palmas y haber renovado ese verano hasta 2017, firmando una notable cláusula de 10 millones de euros, entró poco en los planes de Javier Aguirre. Empezaron las ausencias y retrasos. Apareció el interés del Málaga. No hubo acuerdo económico con el Espanyol, que prefería traspaso mientras en Martiricos solicitaban cesión. Ni la colaboración del grupo Doyen, que representa al joven futbolista, facilitó una entente. Finalmente, Thievy recaló en la Premier. Apenas jugó seis partidos en el West Bromwich Albion de Pepe Mel, aunque marcó dos tantos. El primero fue el más precoz de un debutante en el campeonato inglés.

Thievy intenta mostrar su desencanto y forzar su salida con sus nuevas ausencias, aunque Málaga y Espanyol se encuentran en un punto similar al del pasado enero: unos quieren cesión, ahora con opción de compra; otros abogan por un traspaso. Las conversaciones entre clubes siguen. Fuentes malaguistas señalan que no hay prisa por cerrar ninguna operación. El tiempo como baza.

Otra baza a favor del Málaga es el deseo del propio Thievy. El jugador quiere aterrizar en la Costa del Sol. Su pareja es malagueña y espera a su segundo hijo. Personas de su entorno afirman que una nueva etapa en Málaga le daría estabilidad, la misma que tuvo en Las Palmas porque, cuentan, gozó de la confianza de técnicos y aficionados.

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