El Málaga vive una época en la que el gol le trata bien. Se ha soltado en el aspecto ofensivo y el equipo ha sido capaz de multiplicar sus cifras anotadoras. Desde la llegada de Víctor Sánchez del Amo al banquillo de La Rosaleda, los blanquiazules han pasado de marcar un tanto por partido de media a duplicar esa cantidad, alcanzando un promedio de 2.2 por encuentro.

Había sido uno de los grandes hándicaps del conjunto malacitano en este curso, que salvo la cita contra el Córdoba de la primera vuelta en Martiricos, nunca había pasado de dos tantos en el mismo encuentro. Con Víctor ha logrado marcar tres o más goles hasta en tres encuentros. Y lleva cinco. El madrileño firmó su estreno con un 1-4 al Alcorcón en tierras madrileñas. Luego frenó su ímpetu ante Mallorca (0-1) y Cádiz (1-1). Sin embargo, el antes y el después del partido no jugado con el Reus fue rotundo: 3-0 al Oviedo y 3-1 al Zaragoza. Así que son 11 tantos en cinco ocasiones.

Tras 34 jornadas con Muñiz, el Málaga se quedó en 34 goles a favor. La media no esconde secretos. Sin embargo, sí era el conjunto blanquiazul menos generoso a la hora de dejarse marcar. 26 tantos encajó el Málaga con el asturiano, lo que supone una media de 0.76 goles por partido. Con Víctor, es de 0.8. No parece mucho, pero sí conviene destacar que ha recibido goles en cuatro de sus cinco encuentros dirigidos.

Quizás ahí es donde deba mejorar más el Málaga, sobre todo pensando en posibles eliminatorias. Los blanquiazules muestran una pegada que parecía que no poseían después de más de 30 partidos en los que la mayoría de los resultados eran pírricos.

El balance entre goles a favor y goles en contra es una cuestión muy a tener en cuenta en algún posible empate cuando concluya la temporada regular. Con el Mallorca, por ejemplo, en golaverage particular está en tablas, por lo que si finalizan empatados a puntos, la posición se determinará por el balance general.