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Pablo Guede: "El sábado estaré con mis abonos y mi familia en La Rosaleda"

Pablo Guede, en su despedida

Pablo Guede, en su despedida / Málaga CF

Pablo Adrián Guede necesitaba sentarse una vez más en la sala de prensa de La Rosaleda. No se recuerdan salidas así, sobre todo con un técnico al que los resultados no le han acompañado, pero el argentino guarda demasiados sentimientos por el Málaga y necesitaba sacarlos, aunque fuese con un nudo en la garganta.

"No me escondo. Y porque no hayamos tenido los resultados que todos queremos... yo me tengo que despedir como me tengo que despedir, soy franco y sincero siempre. Que estén todos acá me llena de orgullo. En la vida lo que quedan son las relaciones personales. Me llevo un montón de cariño, de gente que te aprecia, de valores. Se lo dije a Manolo Gaspar, José María (Muñoz) y Víctor (jefe de prensa), que me gustaría despedirme del Málaga Club de Fútbol como realmente me tengo que despedir. Que no haya alcanzado mis objetivos no significa que no vaya a irme como se debe. Es un orgullo haber estado aquí”, se sinceró el técnico, arropado como pocas veces se ha visto en la sala de prensa.

"No puedo tener espinitas. El motor de las personas son los sueños con los que se mueven. Todos tenemos sueños en menor o mayor medida. En mi corta carrera, y llevo 8 años como entrenador, he vivido varios. Como jugador logré ascender tres veces y salir campeón y cumplí el sueño de jugar en Europa. Entrené a San Lorenzo y Málaga, también los cumplí. Yo soy un privilegiado. Tengo la suerte de haber salido campeón con San Lorenzo, que lo iba a ver de chiquito. He jugado, ascendido y entrenado al Málaga. Eso es mucho", contó sin ningún tipo de rencor.

Desde ahora es un hincha más del Málaga, de los que paga, además. No abre ni cierra puertas, pero tiene que reflexionar sobre qué quiere hacer a partir de ahora: "Lo de hoy es despedida, no un hasta luego, porque no sé qué voy a hacer con mi vida, sí que me quedo aquí a vivir, este es mi lugar en el mundo. Es una despedida porque no sé rumbo voy a tomar. Ya saben por qué me tuve que ir de Málaga en su día, pero ahora toca otra cosa. El sábado estoy en la cancha con cinco abonos y mi familia".

Acerca de qué se pudo hacer mejor o cambiar, lo dejó claro: "La realidad es que no voy a poner excusas. Hoy tampoco. Todo el mundo sabe por las circunstancias que pasamos. Cada uno vende la película como la quiere vender, los resultados están ahí, son los que mandan. Se podrían haber evitado o no, depende, pero hay que aceptar la realidad en la que estamos”.

Su salida fue, al menos en su versión, como la contó Manolo Gaspar en la presentación de Mel, algo natural y consensuado. "No pasa por la presión, por las ganas de seguir. Nos miramos a la cara con Manolo y José María, desde el primer día ya les dije que no iban a encontrar ninguna rendija, y decidimos entre los tres que creíamos que era lo mejor para el club, el club está por encima de nosotros. Tomamos la decisión entre los tres. Cinco partidos perdidos y ganamos uno. No puse excusas ni las voy a poner. Era lo mejor", argumentó.

También hubo un mensaje final a sus jugadores: "Están destinados al éxito. Este grupo vale oro, muchachos. No sé si grabamos el último entreno en Tenerife con los chicos que no jugaron, cómo entrenaron hasta los que no jugaron un minuto. Y sabiendo que el entrenador estaba tocado… Que no bajen los brazos, que esto es seguir y el fútbol no se queda con nada de nadie".

 

 

 

 

 

 

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