Málaga abre la puerta a renunciar al Mundial 2030: "No hay decisión tomada todavía"

La complicada viabilidad del proyecto y ajustado plazo hace que las administraciones estén sopesando dejar de ser sede

Málaga CF, un tercio de ingresos en el alambre

Perspectiva de La Rosaleda.
Perspectiva de La Rosaleda. / Javier Albiñana

Donde no cabía atisbo de duda ahora se abre una puerta: las administraciones plantean ahora que Málaga renuncie a ser sede del Mundial 2030. "No hay decisión tomada todavía", afirman fuentes municipales sobre el futuro de La Rosaleda. La complicada viabilidad del proyecto y los ajustados plazos para la obra, con un presupuesto de 270 millones de euros, han hecho que se tambaleen los cimientos de la sede mundialista.

Canal Sur Radio ha informado de que, ante la duda sembrada en la capital de la Costa del Sol, puede ser Valencia la ciudad que coja el relevo. Esto sucede menos de una semana después de que la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Málaga aprobase el convenio que deberán firmar las tres administraciones competentes (Junta de Andalucía, Diputación de Málaga y Consistorio), pero que aún no se ha sellado. El mismo debía efectuarse en las próximas fechas, toda vez que se aprueba una inversión de unos 90 millones de euros para cada una de las administraciones.

Justo en ese convenio está uno de los detonantes de este posible –pero aún no confirmado– cambio de rumbo en Málaga. La necesidad de que el Málaga C.F. se mude al estadio Ciudad de Málaga durante las obras. Pero esto ha devenido un inconveniente: ahora mismo no es posible aumentar su aforo, de 12.500 personas. Esto supondría dejar a más de la mitad de los abonados sin sitio en los encuentros durante, al menos, dos temporadas. El club cuenta en estos momentos con 26.000 socios y el año pasado tuvo a 10.000 personas en lista de espera.

En torno a un 30% de los ingresos contemplados a día de hoy en los presupuestos del Málaga CF, prácticamente un tercio, corresponden a los abonados por la temporada y el ticketing (venta de localidades) de cada partido más la publicidad y ventas en el estadio aparejadas. La cantidad de los patrocinios in situ baja o sube según la asistencia. Es la estimación del club malagueño del impacto que supondría la merma de público en el Ciudad de Málaga. De tener que jugar en un estadio de inferior capacidad, no obstante, las instituciones tienen el compromiso con la entidad malagueña de compensarla cubriendo esos ingresos que no llegarían.

Plazos ajustados de obra

A todo esto hay que sumar que la obra necesaria para llegar a los 45.000 asientos que pide la FIFA como mínimo había que entregarla en diciembre de 2028, a fin de que estuviera disponible para que también se celebrase el Mundial de Clubes en la ciudad. Esto, con un plazo para ejecutar los trabajos estimados en el estudio de detalle de tres años y con los mismos sin haber salido, siquiera, a adjudicación.

Tanto apremian los tiempos que en la organización ya se ve como límite para sacar a concurso los trabajos el mes de julio. Un mes de julio al que le quedan tres semanas, y sin que aún esté firmado el convenio por parte de las tres administraciones.

Hasta ahora, se había aprobado un fondo por las tres administraciones. Cada una aportaría un tercio de los 705.000 euros que se han invertido en 16 estudios y análisis orientados a conocer la viabilidad técnica, económica y financiera de las actuaciones contempladas en la remodelación de La Rosaleda.

El principal, uno encargado a la consultora CBRE para determinar si era rentable para los privados una futura explotación del campo vía eventos o áreas comerciales y un hotel que explotar. Este era el balón de oxígeno con el que se pretendía rebajar la aportación económica por parte de las administraciones. Aunque no salió como se esperaba en un primer momento.

El entorno del Ciudad de Málaga no soporta el tráfico de una ampliación

Cabe recordar que el problema para la no ampliación del estadio Ciudad de Málaga está en un informe negativo de Carreteras. Según el mismo las rotondas de acceso al estadio, junto al Martín Carpena, no tienen capacidad para soportar el tráfico que produciría el desplazamiento de 26.000 personas. Para que esto sucediera, deberían acometerse unos trabajos para mejorar la permeabilidad de la zona. En cualquier caso, el alcalde afirmó estar "en negociaciones con el Ministerio de Transportes". También dijo que tratarán de resolver el asunto y para ello pondrán "todo de su parte".

El subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, sin embargo, negó este punto, señalando que se habían mantenido "conversaciones informales" y que en el Gobierno carecían de los informes municipales para saber "qué necesitan" desde el Ayuntamiento en este ámbito. Tampoco conocían nada al respecto de un posible plan de actuaciones para mejorar la capacidad viaria del entorno. Un entorno que, sin embargo, sí pudo soportar que en el mismo estadio se celebrase un concierto de Manuel Carrasco en el mes de mayo con 26.000 aficionados.

Siempre en el alambre

Desde poco después de que a mediados de la primera década del siglo se remodelara La Rosaleda, con dos temporadas de pervivencia de las obras y la actividad de la instalación, entonces con una masa social malaguista bastante más reducida, el debate de la remodelación de La Rosaleda estuvo sobre la mesa. Ya con la llegada del jeque Al-Thani se fantaseó con hasta un estadio de 60.000 espectadores en otra ubicación y se encargaron también proyectos sobre la transformación del coliseo de Martiricos con un aumento importante, siempre con las limitaciones del terreno adjunto al cauce de un río.

Cuando España, primero con Portugal y después también con la adición de Marruecos, se presentó al proyecto había esas dudas sobre la viabilidad de remodelar La Rosaleda. El proceso no ha sido idílico. Málaga estuvo en el alambre en algún momento, pero se siguió hacia delante, con el impulso del alcalde, Francisco de la Torre, y el presidente de la Junta, Juanma Moreno, tirando del carro. Reiteradamente se ha dicho públicamente desde las tres instituciones que Málaga no se caería, aunque en privado se reconocía que los plazos se marchaban y que el aumento de los costes se iban haciendo inasumibles si no había intervención privada. En su búsqueda se invirtió bastante tiempo pero, de momento, no fue fructuoso.

El compromiso del alcalde fue, hubiera Mundial o no, un nuevo estadio. La cita mundialista es un escaparate y una coyuntura inigualable para encontrar los recursos para levantar una nueva y moderna instalación, pero el precio, económico y social, que hay que pagar hace que esté en estudio la posibilidad de la renuncia.

stats