Málaga CF-UD Almería: La tarde se hizo noche (1-1)

Dejó escapar en el 96’ con un autogol los tres puntos ante un Almería al que tuteó y tuvo contra las cuerdas

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Las fotos del Málaga CF - UD Almería
Larrubia se queja en el Málaga CF - UD Almería / Carlos Guerrero

El Málaga lo había hecho todo para ganar al Almería, como lo hizo ante el Racing de Santander la última vez que jugó en La Rosaleda. Un esfuerzo colosal contra sus limitaciones y contra la lógica. Esta vez lo acarició, pero la fortuna ha dejado de sonreír a los blanquiazules. Puede que tenga algo de demérito propio, pero sería cruel reducir el análisis al regalo final. Porque también se puede argumentar que el tiempo extra fue una cabezonería del árbitro. Se diga lo que se diga, se analice como se analice, el desconsuelo es innegable. La tarde se hizo noche para los malaguistas.

“Y al final juegan los mismos once cabrones”, decía Toshack y no le faltaba razón. Las semanas posteriores a derrotas suelen ser así. El calentón baja y no hay ninguna revolución en las alineaciones. Pellicer tiró de los que ahora son sus titulares, variando un par de piezas en relación a Castellón. Lo habitual en el de Nules. Además, para dar entrada a Kevin y Dioni, más fijos que cualquiera en lo que va de curso.

Y no le salió mal a Pellicer, ciertamente, en una primera mitad en la que no sólo compitió de tú a tú contra el conjunto más en forma de Segunda, se puso por delante en el marcador. 

No había empezado mal el Almería, que mostró desde el inicio que es un conjunto muy vertical y que necesita pocos toques y pocos hombres para plantarse cerca del área rival y generar, si no peligro, incertidumbre.

Expuso demasiado Luismi en un balón horizontal a Pastor donde nunca se debe utilizar esa vía. Se aprovechó del desconcierto Suárez, que se metió en el área pero al que Nelson Monte ganó la partida. El portugués estaba rabioso, con ganas de quitarse espinas de la semana pasada.

Un minuto más tarde el Málaga estaba montando un buen ataque por la banda de Puga. El centro no llegó a nadie, Larrubia anduvo cerca, pero el Almería amarró la situación con alguna dificultad. Ahí nació el 1-0, sí, porque provocó una conversación en la que Dioni le explicaba al lateral qué era lo que tocaba en ese escenario.

Cumplieron ambos con su parte. Manu Molina abrió al granadino, que controló y puso un gran servicio. Dioni demostró que tiene que estar en el campo. El malagueño la peinó con intención, el esférico se fue al poste y Fernando terminó de introducirla.

Buscó varias el Málaga, ya con 1-0, por el perfil de Kevin, al que tuvieron que parar como casi siempre, con malas formas. Si bien el árbitro no estaba precisamente en el barco del extremo trinitario, al que apenas concedió una de Pubill.

Le faltó al Málaga algo de tino con el balón y claridad de ideas para hacer buenas no pocas transiciones ante una desguarecida zaga rojiblanca. Lo de Rubi iban descaradamente a por el empate, más en actitud que en acierto, pero aun así lograron tejer varios buenos ataques que cuando lograron finalizarlos se toparon con Alfonso Herrero.

Sin cambios por parte de ninguno de los dos equipos, la tónica del duelo siguió siendo más o menos la misma. El Málaga llevó la iniciativa -Fernando sacó un mano a mano de Lobete- y el Almería amenazaba a nada que había un pequeño resquicio.

Rubi, alcanzada la hora de juego, sacó artillería y piernas: Baptistao y Centelles. Y Pellicer respondió con Cordero. Fue un cuarto de hora en el que el Almería dejó notar su capacidad de empuje mientras que los blanquiazules desperdiciaron otra contra de Lobete, muy activo pero poco clarividente. Con Ochoa y Castel ya en el campo por unos fatigados y aplaudidos Larrubia y Dioni, gozó de un nuevo contragolpe culminado por el marbellí con un disparo que frenó el veterano meta adversario.

Se encogió más de una vez el corazón de los malaguistas con algunos balones del Almería que recorrieron el área, pero se llevó también las manos a la cabeza el respetable cuando el colegiado añadió siete minutos al derbi mediterráneo.

El acoso fue incesante hasta que el Almería se llevó su premio. Un córner regalado por Víctor García enmudeció a La Rosaleda. Pastor la tocó aunque la celebró Edgar como suyo. Aun así Castel iba a camino de tener la última cuando Lopy le tiró en la frontal del área. El colegiado González Díaz, cualquier cosa menos casero, dejó seguir.

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