Hay un antes y un después en el Málaga después de este verano y, especialmente, este cierre de mercado. Nada volverá a ser igual. El frágil hilo que podía quedar de confianza en la propiedad se ha roto con la totalidad del malaguismo. Comprobar que la prioridad de Al-Thani fue colocar a un antojo argelino, Mohamed Benkhemassa, que no contaba con el visto bueno de la dirección deportiva y del entrenador, la lista es larga ya de caprichos que han dañado a la planificación, como el primer fichaje fue una puñalada vergonzosa. La constatación de que la prioridad del jeque no es el potencial deportivo del equipo. Abre cuestiones más profundas.

Víctor, si no se agota su paciencia, y sus jugadores competirán en condiciones desiguales y afrontan una tarea delicada. En una Segunda que ha elevado el nivel con fichajes de campanillas y varios proyectos tremendos, caso del próximo rival el sábado, el Almería, el Málaga se ha quedado en las guías y ha perdido mucho potencial. Sólo se ha podido inscribir a 17 profesionales más los canteranos a expensas de que LaLiga dé el visto bueno para firmar a algún jugador más que esté libre por el salario mínimo (80.000 euros). Especialmente prioritario es el caso de la portería. Con Munir con la selección de Marruecos, algo que se repetirá durante la temporada, sólo hay porteros del filial (Kellyan y Gonzalo) disponibles. Ya se habló del interés en Roberto Santamaría, que estuviera hace una década en el club y que permanece libre. El club procura cerrar su fichaje ya.

El plantel del que dispone Víctor ahora mismo está formado por el portero Munir, los defensas Luis Hernández, Diego González, Lombán, Cifu, Mikel Villanueva y Juankar, los centrocampistas Boulahroud, Adrián González, Juanpi, Rolón, Renato Santos, Keko, Dani Pacheco y Benkhemassa y los delanteros Lorenzo González y Sadiku. Hay dos jugadores con ficha del filial que son del primer equipo a efectos totales menos el legal, Keidi Bare y Luis Muñoz. Habitualmente se han entrenado esta pretemporada los metas Kellyan y Gonzalo, los zagueros Isma Casas y Cristo y los centrocampistas Ramón Enríquez, Iván Jaime, Hicham y Hugo Vallejo.

Con ese panorama tiene que elaborar Víctor listas semanales. Ahora no hay, se toca madera, lesionados ni sancionados, pero inevitablemente los habrá a lo largo de la temporada. Y este fin de semana no juegan ante el Almería Munir, Keidi Bare, Juanpi y Mikel Villanueva, convocados por sus selecciones porque es fecha FIFA y no se para en Segunda, algo que ya padeció bastante el club la temporada pasada. Hay que recordar que el tope de jugadores del filial para alinear es de cuatro y de seis de presencia en la convocatoria. Este último se lo saltó el Málaga en la primera jornada y ello propició la denuncia por alineación indebida del Racing. Se saldó con una multa de 301 euros, pero la advertencia de que no se volviera a hacer. Se puede dar la circunstancia de que Víctor deba hacer listas de menos de 18 jugadores.

Las carencias son evidentes. A expensas de cómo salgan Lorenzo González y Sadiku, la falta de gol es clara. Los relevos naturales en los laterales para Cifu y Juankar serán jugadores del filial, falta algún jugador de banda, ese problema en la portería deja en ascuas con cualquier contingencia de Munir, hay jugadores que no contaban (Keko, Mikel o Rolón) que pasan de ser descartes a indispensables... Un cúmulo de despropósitos y muchos boquetes.

Evidentemente, los objetivos cambian en esta situación. Subir se antoja una quimera, pedirlo una osadía tóxica, se trata de sobrevivir en la categoría como se pueda, deportiva y administrativamente, adegalzar en la medida de lo posible la estructura de la entidad para adaptarse a una realidad que obligará a medidas desagradables, que se han pospuesto desde que se descendió pensando primero en regresar en la primera temporada y después con un verano que entrará en el museo de los horrores del Málaga.