Racing de Santander-Málaga CF: Más huracán que brisa (3-0)
El Málaga compitió bien con 11 pero terminó siendo zarandeado con un hombre menos tras la expulsión de Montero al filo del descanso
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Decía poéticamente Sergio Pellicer en la previa que la brisa del huracán se arreglaba con resultados. Pero sin ellos, es más huracán que brisa y el Málaga está en el ojo. Estando en el Cantábrico, una galerna. Ante el Racing de Santander había que frenar la sangría y acabó derramando sangre. En otro contexto, los atenuantes previos y los del desarrollo del partido podrían dar una coartada. Lo que pasa es que es la cuarta derrota consecutiva y eso tiene poca defensa.
Al Málaga le castiga la ley de Murphy, sí, pero también algunas cosas más. Hoy se ven las costuras de la planificación, en la que el único de los fichajes que estaba en el campo se cargó parte del partido con una expulsión. Y las del entrenador, que estará en la grada de La Rosaleda ante el Deportivo y escuchará, como poco, el runrún.
Jugadores llamados a ser descartes o fondo de armario están siendo titulares o primeros recursos. Fichajes estructurales no están en forma y no se sabe cuántas jornadas necesitan para estar a un nivel decente. Nadie sabe dar una patada o un agarrón a tiempo. Se peca de bisoñez y sin embargo son los bisoños los que mejor compiten. Y es el quinto Salario Liga, ojo, los de la zona alta de Martiricos tendrán algo que ver con esto, más allá de los pecados de Pellicer y su tropa.
El Málaga se plantó con casi los mismos que en Burgos. Sólo los laterales cambiaron de dueño. No hay mucho más. Dani Lorenzo capitalizó el balón y eso le sentó bien al equipo blanquiazul.
El marbellí avisó de falta directa con un disparo cruzado que lamió la escuadra. Sabe cómo jugarle al Racing el cuadro de Sergio Pellicer, lo cual no quiere decir que sea sencillo. Pero acostumbrados a ver a un Málaga taciturno y escuálido en virtudes, su ímpetu y desempeño resultaron convincentes.
Volvió a andar menos feroz en las áreas, sobre todo en la de Ezkieta. O el último pase era impreciso o el bocado tibio. Se le baja la persiana al Málaga en ciertas situaciones. A veces le sobra uno o dos toques y le falta mala leche.
El Racing no estaba para muchas alegrías, se nota que sobrevolaban dudas en El Sardinero. Aun así, su capacidad para armar algunos ataques abrumaba. Un balón que se paseó por el área, alguna subida de Mantilla. Pero donde más se vio la diferencia entre ambos sucedió casi en el mismo minuto.
De una doble ocasión del Málaga con muchos actores interviniendo para trenzar una bonita jugada a una respuesta inmediata y veloz de los cántabros, con Alfonso Herrero sacando con el pie un disparo de Sangalli.
No desfalleció el cuadro de Pellicer, en su primer partido en la grada de la serie de tres. Llegó a marcar, con una gran subida de Jokin, que recortó a Facu y batió a Ezkieta. En fuera de juego, desafortunadamente.
En una de las alegres estiradas del Málaga, llegó una acción llamada a marcar el resto del duelo. En el 43’, Javi Montero cazó a Andrés Martín a destiempo. Marta Huerta de Aza estimó de primeras que era amarilla. A través del VAR corrigió la decisión. Roja.
Cualquiera habría esperado que Recio entrase por algún hombre de ataque, sin embargo, la apuesta fue retrasar a Juanpe y dejar la zona central a Dani Lorenzo y Rafa Rodríguez, que conoce el oficio de 6.
Apostó el Málaga por dejarle metros a su espalda nada más y nada menos que al Racing en un contexto en el que estaba justificado echarse un poco hacia atrás y sostener el 0-0 hasta que el cuadro local cometiese algún error y así castigar.
El Málaga se hizo el valiente y lo pagó siendo goleado y, por momentos, zarandeado. Y no lo merecían los que estaban en el campo, que sin duda -limitaciones de cada cual al margen- lo dieron todo con mucho orgullo. De hecho, tras el 1-0 de Villalibre (donde no estuvo bien Jokin pero tampoco Herrero), Rafa tuvo el empate con una acción de mucha calidad. Ezkieta lo evitó.
Se libró del 2-0 un par de veces por fueras de juego ajustados, pero terminó sucumbiendo. Jeremy y Andrés Martín llevaron el éxtasis a las gradas ante un Málaga que además de entregar la cuchara fue peor aún con los cambios. En otro contexto, esta derrota habría sido solamente una tarde en la que el viento te sopló en contra. Pero esto es más huracán que brisa. Ya, en puestos de descenso.
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