La Rosaleda con la que Málaga podría ser mundialista: un proyecto de 2012 crecía a 50.000 espectadores

El jeque encargó a José Seguí un diseño para poder albergar grandes eventos, pero llegó en el momento de desinversión económica

Remodelación de La Rosaleda o la promesa de un nuevo estadio en Málaga sin ubicación ni plazos

Infografía de la propuesta de remodelación de la Rosaleda en 2012.

"El Mundial es algo que habría venido bien, pero sin un estadio ya hecho es difícil", decía Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, a la vez que anunciaba la renuncia de Málaga a ser sede del evento deportivo más importante del planeta junto a los Juegos Olímpicos. "No tenemos estadio ni club a la altura de la ciudad", añadió el regidor. Pero hubo un momento que esto no era así. O, al menos, lo parecía. Corrían los primeros años de la década de 2010. El Málaga C.F. acababa de cambiar de propiedad, que llegaba con un fuerte ánimo inversor para llevar al equipo a lo más alto de las competiciones europeas. Se fichó a grandes jugadores y se alcanzó, incluso, la Champions League. También se pensó en hacer un estadio a la altura. Uno que, de haber tomado forma, hubiera llevado a Málaga a ser sede mundialista.

Y ese encargo hizo Al Thani, el dueño del equipo, a José Seguí, arquitecto afincado en Málaga y que también diseñó La Bajadilla, el puerto que quería hacer en Marbella y que también quedó en nada. Para la nueva Rosaleda se pretendía ampliar el aforo hasta los 50.000 espectadores y cubrir completamente las gradas. También integrar un centro comercial en la zona sur. Para esto se construiría un tercer anillo de graderíos. Todo muy similar a lo que se presentaba en el último proyecto, pero aún con más capacidad si cabe.

Interior del estadio con tres graderíos.

Pero por un precio bastante menor: 92,8 millones de euros (a lo que habría que sumar el IVA). Un tercio de los 270 millones en los que se cuantificaba la obra que proyectaban actualmente. Cierto es que si se le aplica el IPC crecería hasta los 118,57 millones de euros, cifra aun así que no alcanza la mitad del presupuesto de la obra total. Hay que tener en cuenta que unos 90 millones de euros es lo que aprobó invertir cada una de las administraciones implicadas en la renovación, por ser propietarias del estadio: Junta de Andalucía, Diputación y Ayuntamiento. La intención del jeque era adquirir el estadio a las administraciones.

Seguí llegó a culminar un anteproyecto para el estadio, que se presentó al club en julio de 2012. El alcalde también conoció la propuesta. El problema es que llegó en un momento de desinversión del jeque en el club. Lejos de los primeros años en los que llegaron grandes fichajes millonarios, la temporada 2012/2013 se pudieron salvar las cuentas por la participación en Champions League, donde el equipo avanzó más de lo que cabía esperar a comienzos de temporada y que acabó en una trágica noche en Dortmund.

A partir de ese momento, el dinero dejó de entrar y comenzaron los problemas que hoy dejan al club inmerso en un juicio por la propiedad que parece no tener final. También en una administración judicial que lo maniata a la hora de hacer grandes inversores. Y que alcalde pueda decir que el club no acompaña a la ciudad. También que desee fervientemente un cambio en la misma. El mismo sábado aseguró que con el tiempo que se gana renunciando al Mundial para hacer una nueva infraestructura deportiva para la ciudad quizá llega ese nuevo presidente con ganas y músculo económico para aportar en la construcción de un nuevo coliseo.

Vista aérea desde el norte.

El proyecto: adaptar La Rosaleda a los requisitos de la UEFA

Pero todo eso es futuro. En 2012, la intención era adaptar La Rosaleda a los máximos requisitos que la UEFA ponía para la celebración de sus grandes noches, aquellas que se juegan a partir de los cuartos de final de la Champions. Entonces, según el anteproyecto al que ha tenido acceso este periódico, las complicaciones más importantes venían de la construcción de ese tercer anillo para sumar 24.000 asientos a la capacidad de la actual Rosaleda y la estructura que necesitaría para sustentarse. También por la cubrición total de los asientos.

Seguí, que conoce al dedillo La Rosaleda por ser el autor de su anterior remodelación, a principio de siglo, proponía en el documento ganar 6.000 asientos por cada uno de los cuatro lados. El tercer anillo arrancaría en la parte de los actuales boxes para la prensa. Para regularizar el arranque de los nuevos graderíos se debían eliminar algunos de los asientos existentes actualmente.

Secciones del futuro estadio propuesto.

Este tercer anillo también iba a volar, en parte, sobre terreno municipal (Av. de la Palmilla) y autonómico (el río Guadalmedina), como el actual. De ahí que se emplazase a buscar una solución de estructura que no necesitase apoyarse sobre ese suelo. Los asientos debían tener una inclinación máxima de 40ª, para tener "una buena visibilidad del terreno de juego". Además, se planteaban nuevas vías de evacuación por un sistema de escaleras colocadas en cada una de las cuatro esquinas del campo. Esto obligaba a mover la tienda del Málaga, las taquillas u otras zonas tras la reforma.

El de la cubrición de los graderíos es descrito en el anteproyecto como "el mayor reto" desde el punto de vista técnico para la obra. Así, presenta dos formas de encarar el problema, que serían estudiadas en un futuro proyecto definitivo. La primera, se fijaba en soluciones ya adoptadas en San Mamés (Bilbao) o San Siro (Milán). Esta suponía salvar la totalidad de la longitud del campo con unas vigas de celosía de acero. La segunda miraba a la reforma de ampliación del Bernabéu (Madrid) –no confundir con el último proyecto, sino con el anterior–. Con una estructura de hormigón armado adosada a la estructura perimetral del estadio en la que pudiese anclarse un voladizo. En el caso de La Rosaleda proponían una variante por no disponer de tanto espacio alrededor del estadio.

Terrenos al norte del estadio: Una ciudad deportiva anexa

En los terrenos al norte del estadio se planteaba una ciudad deportiva que "complemente la actividad diaria del club". Esta tenía cuatro campos de hierba artificial para fútbol siete, dos campos de hierba natural con tamaño reglamentario de competiciones internacionales y un edificio de tres plantas y 6.000 metros cuadrados construidos. Este serviría para albergar una residencia de jóvenes futbolistas, vestuarios, comedores u oficinas del fútbol base. Además, también planeaban un aparcamiento subterráneo bajo la construcción con capacidad para 320 coches. Podía ampliarse bajo los campos de fútbol con 500 sitios más.

Ordenación de la ciudad deportiva.

Como en la remodelación que se planteaba para acoger el Mundial, también se entendía que era necesario contemplar un uso comercial. Pero a diferencia de este proyecto no estaría en la zona norte, sino en la sur del estadio (donde se proponía un hotel en el diseño actual). Este aumentaría la capacidad del club de generar ingresos más allá de los días de partido.

Pero, más que un futurible, esta fue otra de las grandes propuestas de la Málaga que pudo ser y quedó en un cajón. En este caso fue un privado que acabo pinchando en su ilusión por impulsar el proyecto del club de la ciudad. Quizá si el empujón inicial hubiese durado unos años más hoy tendríamos una Rosaleda con 50.000 asientos y la ciudad no hubiera tenido que renunciar a ser sede del Mundial.

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