La rutinaria anormalidad del Málaga CF

El Málaga CF vive con una nube negra perenne encima de su cabeza y soporta mucho peso encima que sólo la buena marcha en el césped despeja, lo contrario que sucede en este tramo de temporada

El sufrimiento del Atlético Malagueño en Segunda RFEF

Imagen del palco de La Rosaleda.
Imagen del palco de La Rosaleda. / Carlos Guerrero

El Málaga CF emite señales preocupantes, pero potenciadas por su rutinaria anormalidad. Puede ocurrir perder en Leganés, aún con vestigios de su reciente paso por Primera, que siempre da músculo competitivo. Fue un partido en el que en las áreas, la verdad del fútbol, se pecó de nuevo de contundencia. Se dispararon a puerta casi las mismas veces (15-14) a portería, se ganaron la mitad de los duelos, se dieron más pases... Pero ese intangible que no muestran los números exhibió vulnerabilidad, desde la ya lejana victoria en Las Palmas, a día de hoy equipo de ascenso, no se recauda lejos de La Rosaleda. Y los equipos deben hacer de su casa un fortín pero es a domicilio donde se testa la personalidad de un bloque. Y hasta el propio Pellicer, normalmente proteccionista con sus jugadores aunque con sus píldoras de vez en cuando, tachó de “blanda” la actuación del equipo. Esa sensación de que un gol en contra es definitivo es muy peligrosa.

El Málaga CF es un club que soporta mucho peso encima. Intervenido judicialmente desde febrero de 2020, a finales de semana se conocía que el administrador durante todo este tiempo, José María Muñoz, está siendo investigado en el marco del caso Vera, en el que durante seis años fue auxiliar del concursal que liquidó la empresa y que lideró, supuestamente, la trama que cometió numerosos supuestos delitos que expolió 100 millones de euros. La presunción de inocencia prima sobre todas las cosas (debería, aunque no siempre sea así) en el ordenamiento jurídico español. Pero resulta al menos chocante esta situación para el aficionado de a pie. El dirigente que rige los destinos del club, clave para su estabilización desde un lustro atrás, está investigado por la justicia. Genera ruido, es inevitable. Es un ejemplo de la citada anormalidad que preside el club desde hace demasiado tiempo.

Aun así, se ha conseguido la pervivencia y el quinto presupuesto de la categoría esta temporada. Ese sí pero no, hay más dinero pero seguimos estando mal, ha sido un mensaje habitual. Los fichajes no han mejorado al equipo dos meses largos después de que se iniciara la temporada. Joaquín ha sido el único titular en las dos últimas jornadas, el resto estaba ya en Primera RFEF o es canterano de nueva promoción. No todo es destrucción, ni mucho menos. El proyecto de cantera ha aumentado esa identificación, pero entre Loren Juarros y Sergio Pellicer no han conseguido mejorar, de momento, el equipo. En otra coyuntura no habría una aquelarre a las afueras de Butarque, pero jugadores y técnico se llevaron un chorreo. Una semana a tres se hacía la ola en La Rosaleda... Lo que ocurre en el césped es una buena capa que todo lo tapa cuando las cosas fluyen. Pero lo inverso cuando no van bien. En este periodo, cuando se han levantado los pies del suelo, la caída ha sido muy dañina. El reto es evitarlo de nuevo.

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