No son días fáciles en las entrañas de Martiricos. Muchas llamadas, muchos frentes abiertos, mucho trabajo por hacer con vistas a la temporada 2019/20, en la que el Málaga está en la obligación de volver a confeccionar un equipo a la altura del reto del ascenso. Pero también tienen las manos atados en algunos aspectos los dirigentes blanquiazules, que se tienen que adaptar a una realidad más austera y que convierte ciertos deseos e intenciones en utopías. Ahí está el caso de Gustavo Blanco Leschuk.

El delantero argentino ha sido uno de los grandes descubrimientos de la pasada temporada. El futbolista tuvo casi desde el primer día una incidencia directa en lo que pasaba en el terreno de juego. Nueve goles y ocho asistencias, lo ha jugado prácticamente todo y casi siempre a gran nivel. No sólo de juego, también físico. Mientras un gran número de jugadores han sido víctimas de diversas lesiones, Blanco Leschuk siempre ha estado disponible y en un estado óptimo.

Además, su carácter le ha convertido también en alguien querido por el vestuario y el entorno. No es fácil dar con futbolistas, especialmente delanteros, que reúnan tantas virtudes.

Cuando llegó procedente del Shakhtar Donestk el pasado verano, se incluyó una cláusula de compra por una cantidad cercana a los 2.5 millones de euros. En principio, y visto su rendimiento, no sería prohibitiva. Pero el panorama actual hace que sea prácticamente imposible para la entidad poder ejercerla, confirmaron fuentes de la entidad de Martiricos a este diario. La fecha límite es el 30 de junio.

Para Caminero y su equipo va a ser un verano complicado. Con más de 30 jugadores con contrato en vigor y algunos sueldos propios de la etapa de Primera División, el club tiene que realizar importantes ajustes para poder cumplir con el límite salarial. Eso incluirá algunos traspasos no deseados y también la imposibilidad de acometer operaciones que serían del gusto del Málaga, como retener a Blanco.