La fiesta transcurría con normalidad. Hasta que varias patrullas de Policía Nacional irrumpían en el Ocean Club Marbella, el pasado sábado, invitando a los usuarios a hacerse a un lado y a salir de la piscina. Los presentes, según se aprecia en los vídeos compartidos en redes sociales, no daban crédito. A muchos de ellos les pillaba el percal en bañador y con la copa en la mano. 

"Únicamente es trabajo rutinario. En el momento que acabemos podrán continuar con la tarde y el disfrute. Estén tranquilos. No hay nada grave ni preocupante", se llega a escucha por los altavoces del local, primero en español y luego en inglés, en otro de los vídeos compartidos. 

Extremo que confirman fuentes policiales consultadas por este periódico, quienes detallan que se trata de una a inspección enmarcada en el plan de refuerzo de seguridad puesto en marcha recientemente para atajar el crimen organizado. Por el momento, según apuntan las fuentes, se desconoce el balance tras el despliegue. 

Plan Marbella

Este no es otro que el plan Marbella, implementado para combatir las numerosas bandas criminales asentadas en el municipio, en especial en aquellas de alto standing, así como los constantes tiroteos que se están registrados de un tiempo a esta parte, con especial crudeza en los últimos meses. 

Por ello, la Policía Nacional, desde hace unas semanas, trata de poner freno con la puesta en marcha un plan que supone un refuerzo tanto de efectivos como de controles "sorpresa". El denominado plan Marbella está previsto que se prolongue hasta octubre de este año. A efectos prácticos, supone una mayor presencia de policías uniformados en la vía pública, además de un incremento de controles tanto a conductores de vehículos como a transeúntes con "dispositivos aleatorios en horarios y emplazamientos". El fin, elevar el factor sorpresa.