Siete detenidos y un viaje frustrado desde Marbella: 127 garrafas de gasolina en un golpe al suministro de narcolanchas
La Policía interviene de madrugada una furgoneta con el combustible, listo para ser trasladado hacia el mar
Las prisiones de Málaga, 'incubadoras' del crimen organizado: las normas de las mafias ya operan dentro de los muros
La Policía Nacional ha frustrado esta madrugada en Marbella una maniobra clave para la logística del narco en la Costa del Sol. Los investigadores han sorprendido a un grupo de personas que presuntamente descargaba combustible junto a una lancha semirrígida preparada en la orilla, un escenario habitual en los movimientos nocturnos de abastecimiento a embarcaciones rápidas. Según han confirmado a este periódico fuentes policiales, han sido requisadas cerca de 130 garrafas, posiblemente cargadas de gasolina, descubiertas en el interior de una furgoneta.
Eran las 4 de la madrugada cuando se desarrollaba el operativo en plena oscuridad sobre la playa de Guadalmina. Las primeras pesquisas apuntan a que el grupo estaba preparando un viaje desde la provincia malagueña, en una fase inicial del dispositivo de abastecimiento que precede a las salidas nocturnas de embarcaciones utilizadas por redes criminales.
Las llaman 'gomas' en el particular argot de los delincuentes, y son capaces de surcar las aguas a velocidades de vértigo. El vehículo del que se valen los traficantes para transportar los alijos hasta las costas españolas, si bien en esta ocasión no se han descubierto sustancias estupefacientes.
Tras inspeccionar el interior de la furgoneta, los investigadores hallaron 127 garrafas, aparentemente llenas de gasolina, listas para ser trasladadas hacia el mar. La intervención culminó con siete detenidos. Aunque los agentes no encontraron droga, todo apunta a que los arrestados estarían vinculados con actividades vinculadas al narcotráfico. Se les leyeron sus derechos como detenidos por un presunto delito contra la salud pública.
La actuación, integrada en el Plan Meridional Costa del Sol y Algeciras, evitó que el combustible llegara a su destino. Además, la operación policial impidió que se completara una tentativa de suministro masivo de garrafas de combustible a narcos, un movimiento que suele ejecutarse de madrugada para pasar inadvertido. La rápida intervención cortó la cadena logística antes de que la goma pudiera hacerse a la mar con la carga.
La investigación continúa abierta y las garrafas serán analizadas para determinar la naturaleza exacta del combustible y su posible conexión con otros episodios. La Policía Nacional mantiene su presión sobre estos puntos críticos del litoral, donde la actividad de las organizaciones depende cada vez más de operaciones logísticas como la que, esta madrugada, quedó abortada en Guadalmina.
“Nuestras playas no pueden convertirse en una narcogasolinera"
No son pocos los expertos avezados que asemejan la lucha contra el narco con el efecto globo: si se aprieta mucho en un sitio se mueve a otro. El fenómeno evidencia cómo la presión de las fuerzas de seguridad en el Campo de Gibraltar está desplazando el epicentro de las operaciones hacia la bahía de Málaga. Dos nuevas gomas localizadas hacía unos meses en Guadalmar y Estepona elevaban entonces a seis la cifra total registrada en la Costa del Sol en un mes, tres de ellas en playas de la capital. Al cobijo del temporal, con la pretensión de resguardarse del embate de los vendavales y el oleaje, fueron descubiertas abandonadas y cargadas, casi todas, de garrafas con residuos de combustible. Su presencia –ahora más habitual pero no inédita– había servido de resorte para activar las alarmas en casi todo el territorio andaluz. Lo ejemplificaba poco después un alcalde almeriense: “Nuestras playas no pueden convertirse en la narcogasolinera de las mafias que operan a diario con impunidad”. Y lo denunciaban también policías afincados en la Costa del Sol: “Las mafias saben que no hay vigilancia suficiente en el Estrecho, que es ya la autopista de la droga”.
El testimonio de investigadores que lidian a diario con el narco en la zona occidental de la provincia es más alentador. Recuerdan que la situación se remonta años atrás, con avistamientos de narcolanchas que entonces eran masivos. “La realidad es que están entrando muchas más por otras zonas, como el río Guadalquivir y el Guadiana. Hace un par de años en Málaga veíamos entre 6 y 7 todas las noches”, apostillaba el experto a este periódico. Pese a todo, a su juicio, “son pocas” las que se detectan, aunque lo tengan “más fácil”.
El último hallazgo en el litoral malagueño ocurrió a mediados de marzo de este año en una playa de Guadalmar. La embarcación, provista de tres motores, fue localizada en la misma zona en la que hace un mes se intervino otra cargada con petacas de combustible para surtir, supuestamente, a las que transportan la droga. El goteo no cesa. La anterior se encontró días más tarde en La Cala de Mijas. El 14 de marzo, otra narcolancha similar –en aquella ocasión sin carga– se detectó en el otro extremo de la capital, en la playa del Peñón del Cuervo. Y se prevé que sigan llegando, porque los traficantes, subrayan fuentes policiales, saben bien que tienen todas las de ganar. “Ellos trabajan como empresas. Tienen sus turnos y hacen relevos. Generan márgenes muy grandes, con medios casi ilimitados”, coincidían investigadores consultados.
Tiene un denominador común: son cada vez más violentos. El asesinato de dos agentes en Barbate, en febrero de 2014, daba fe de la crueldad de pilotos temerarios que llegan a embolsarse hasta 50.000 euros por trayecto. El transporte ilegal de combustible en el mar es ya su nuevo gran negocio. Una actividad con un reproche penal insuficiente porque si los bienes incautados no superan los 50.000 se queda en infracción administrativa por contrabando.
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