El éxito de Puerto Banús: “Construir un pueblo junto al puerto deportivo”
El periodista Jorge Lemos presenta en la marina una obra que aborda su historia y la puesta en relación con otros destinos de lujo
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El lujoso Puerto Banús es conocido internacionalmente como sinónimo de excelencia y exclusividad, una marina que se ha convertido en un icono de la ciudad de Marbella y en destino de visitantes de alto poder adquisitivo, cuya arquitectura se considera uno de los factores de su éxito a lo largo de las décadas al representar “un pueblo junto al puerto deportivo”.
El periodista Jorge Lemos, que colabora semanalmente con Málaga Hoy con un retrato de personajes históricos de Marbella, ha querido retratar el espacio náutico en su obra ‘Puerto Banús, historia de un ambicioso proyecto’, complementada con más de 90 fotografías, y que se ha presentado este jueves en la marina tras su primera edición en el año 2018, con una mesa en la que han participado el director de comunicación del espacio náutico, José Ángel Torralba, y los arquitectos Marcos Sainz y Carlos Herrera.
El germen de este libro es la idea del autor de “poner en relación Puerto Banús con otros destinos de lujo como Saint Tropez o Mónaco” bajo el prisma de la arquitectura andaluza, “un tipo de construcción autóctona realizada por el arquitecto extranjero Noldi Schreck, que valora y reemplaza el proyecto anterior”.
El promotor de Puerto Banús es José Banús, vinculado al Gobierno franquista de la época, y fue inaugurado en 1970. En un principio, el proyecto se basaba en construir una “ciudad turística” que se distribuiría desde la costa hasta Nueva Andalucía. La iniciativa finalmente no salió adelante por “la crisis del petróleo en 1975 y la muerte de Franco”, por lo que el constructor comenzó a desprenderse de sus propiedades, explica Lemos, destacando la influencia del Príncipe Alfonso de Hohenlohe para la configuración de la marina como se conoce actualmente.

El proyecto inicial del puerto fue diseñado por Antonio Lamela, un arquitecto “modernista” que planteó “6 edificios y estructuras metálicas”. “Cuando conoce ese proyecto, Hohenlohe le dice a Banús que si lo llevaba a cabo él, su familia y sus amigos se iban de Marbella,”, ha relatado respecto a la reacción del aristócrata, que ya en los años 50 del pasado siglo construyó el hotel Marbella Club, siendo destino vacacional de personalidades y Casas Reales, y para el que imprimió el urbanismo que las misiones mendicantes llevaron a América y que descubrió en las mansiones californianas de las estrellas millonarias de Hollywood.
Así, el príncipe propuso a Noldi Schreck, un arquitecto de Los Ángeles y de la Zona Rosa de México DF que había diseñado los jardines del Marbella Club, y planteó hacer “un pueblo austero” y “bajar Casares aquí a pie de playa”, algo en lo que José Banús “confió en eso y lo dejó hacer”. En una reconstrucción del diálogo entre éste y el promotor para cambiar el proyecto, Lemos señala que “ya tenía la idea de lo que quería y le dice que va a construir un pueblo junto al puerto”.
Éxitos de la marina a lo largo de las décadas
Como éxitos de la marina para convertirse en un destino de lujo y perdurar a lo largo de los años, el autor ha apuntado a la conjugación que hizo Hohenlohe en Marbella Club de “artistas de Hollywood que conocía de EEUU y una clase aquí con título de nobleza centroeuropea”. A ello ha agregado que “el diseño de la arquitectura andaluza había aguantado muy bien el paso del tiempo”.
Así, ha incidido en que las relaciones que mantenían Hohenlohe y Banús con personalidades de la época de diferentes lugares de Europa y América fueron fundamentales para situar a Marbella en un contexto mundial y codearse con los principales destinos turísticos, y mientras el hotel acogía a las realizas, la marina era “el escaparate de lujo”.
El planteamiento inicial del espacio náutico era, según relata Lemos, “aprovechar un puerto recoleto de forma triangular y que las embarcaciones fueran suites de lujo”, siendo el negocio principal los atraques. La evolución de la marina ha hecho que el comercio se haya posicionado como principal actividad vinculada al lujo y la facturación de las tiendas.
La visibilidad del puerto a través de personalidades fue otra de las estrategias del promotor, que quería “darle un entretenimiento y una continuidad” a la marina, para cuya inauguración recuerda que estuvieron presentes los príncipes de Mónaco, el dueño de la revista Play Boy o el director de cine Roman Polanski. También en los años 70 se hicieron “conciertos de ópera con Monserrat Caballé” o se contó con la presencia de la actriz Liza Minnelli o la soprano María Callas.
Como situaciones anecdóticas, Lemos he hecho alusión a grandes fortunas que han tenido sus yates atracados en el lujoso Puerto Banús, como Onassis. También relata en su libro que las aguas de la marina albergaron la embarcación Nabila, perteneciente al magnate saudí Adnan Kashoggi, de una longitud de 85 metros de eslora con grifería de oro en los cuartos de baño, sala de operaciones, una morgue equipada con ataúdes, discoteca y un helipuerto.
La obra recoge que Nabila pasó por un tiempo a manos del actual presidente de EE.UU, Donald Trump, que “reacondicionó el yate y lo rebautizó con el nombre de Trump Princess para destinarlo a la celebración de fiestas y oficiar de casino en alta mar, hasta que una mala racha le obligó a desprenderse de él”.
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