Pedro Mena, el bombero de Marbella que no salió en los calendarios
Ideó un sistema para mejorar la lucha contra el fuego. Las administraciones validaron su uso, que solo se implementó en su municipio. Perdió los derechos del invento, que se vende en 70 países
Rosa Sánchez, la médico que superó la leucemia y subió los puertos del Tour
Durante más de treinta años Pedro Mena ha sido bombero en Marbella. Creó un sistema para mejorar la lucha contra el fuego, que ha sido convalidado por diferentes comunidades autónomas. El equipo permite transportar en una mochila la manguera por tramos en los incendios forestales, que junto a una llave de corte de agua dejan al bombero las manos libres a la hora de enfrentarse al fuego. Su ingenioso invento lo patentó, para veinte años después perder su titularidad al no abonar una tasa.
—Me sentía un marinero tirando del copo. No creía que fuera un diseño eficiente trabajar en los incendios con una manguera de más de cien metros. Llevábamos muchos metros de manguera, que se bloqueaba, y el corte de agua se hacía desde el camión. Yo buscaba el ataque directo para apagar el fuego. Tenía curiosidad por saber cómo combatían los incendios los americanos, que han creado escuela. Lo investigué, lo hacían con enormes mangueras, con unos trajes de buzo y mucha gente, me pareció un sistema muy limitado.
Ideé entonces un equipo sencillo y muy innovador, una mochila de 50 centímetros de diámetro, con un disco que tiene un código de colores para recoger la manguera siempre de la misma forma. Eso crea memoria en la manguera, gira el disco y se acomoda. Caben hasta tres mangueras que pueden sumar 90 metros.
—Normalmente los grupos de brigada lo forman seis personas con un capataz. En los incendios lo que sobra es gente. Pensé al bombero como un porteador, que en lugar de cargar dos mazos de mangueras en los hombros lo llevara en una mochila y dispusiera de una llave de corte de agua. Este sistema da más autonomía y libertad de movimiento al agente para desplazar las mangueras de una forma rápida y segura en cualquier terreno forestal. Se encuentra con las manos libres y con una llave de corte que puede controlar la presión de agua sin necesidad de comunicarse con el camión para su apertura y cierre.
Un incendio en cinco minutos se puede volver incontrolable si alcanza una masa forestal muy grande. Por eso es importante tener todo controlado para en el menor tiempo posible barrer un frente muy rápido.
En el equipo forestal, el primer bombero va con la punta de lanza (la boca de la manguera) y el tendido se hace de manera progresiva por tramos, se empalma la manguera por trozos de veinte o treinta metros. La finalidad es ahorrar tiempo y esfuerzos.
Mena bautizó a su invento por su descripción: equipo de control, instalación y punta de lanza, aunque es conocido como sistema Sherpa, por la figura del bombero como porteador. El inventor del proyecto se convirtió entonces en instructor de clases de actuación en incendios forestales.
— En 1996, presenté el sistema al parque de bomberos de la Comunidad de Madrid en Las Rozas. Llevaba una llave arcaica y la mochila hecha con un chapón marino, de madera prensada. Me acompañó el sargento Rafael Hernández. Ellos podían pensar: qué nos van a enseñar a nosotros, los de la capital del Reino, estos andaluces, unos mindundis. Hicimos la demostración en El Pinar de Navalcarnero y salió perfecta.
“Quedó patente la eficacia del equipo para la realización de grandes tendidos (de mangueras) superiores a los cien metros, aumentando la comodidad, la rapidez y seguridad en el despliegue y recogida. Por tal motivo recomiendo la adquisición de cinco equipos para la realización de pruebas en siniestros reales”, concluía el informe del técnico de la Comunidad de Madrid.
— Me quedé tres días esperando que me llamaran de Madrid y nada. Se habrá traspapelado en el departamento de compras, dice con sorna Mena.
“El informe es positivo en cuanto a la rapidez para el tendido y recogida de la manguera, así como en cuanto a su transporte”, también señalaba Ricardo Vélez, jefe de área del Ministerio de Medio Ambiente, después de otra demostración. Tras la cual se le propuso a Mena ponerse en contacto para programar una nueva prueba “con el fin de estudiar su posible utilización en nuestros centros”.
— Y ahí quedó, en nada.
“El sistema supone una notable mejora en el rendimiento de los tendidos de mangueras al facilitar su transporte por las personas y en los vehículos especialmente en tendidos largos. Con poco personal y en zona de difícil acceso y tránsito, así como una uniformidad en el sistema de trabajo para todas las unidades”, confirmaba Alejandro García, de la Junta de Extremadura, con responsabilidad luego en la Junta de Andalucía, y del que tampoco tuvo respuesta.
“Este sistema garantiza una mayor seguridad, operatividad y economía al permitir el porte del material con las manos libres, establecer largos tendidos y su recogida en menor tiempo y mayor eficacia, establecer mediante la llave especial controles de presión para realizar bifurcaciones, sofocar focos secundarios, etcétera” suscribía el subdirector del Centro Operativo provincial de Huelva, Domingo González.
— Fui a Sevilla, a ver al jefe del Centro Operativo Regional del plan Infoca Francisco Salas, quien me encargó 60 equipos para todas la provincias. Para asegurarme que no se quedaran en un almacén recorrí Andalucía para dar cursos en todas las provincias. Dos años después nadie decía ni pío. Volví a Sevilla para ver al consejero de Medio Ambiente, insistí hasta que al final me atendió un secretario suyo al que le pedí los informes de las pruebas de mi sistema. Todos eran concluyentes, hablaban de rápido, seguro, eficiente, pero se negó a darme copia de esos informes.
En 2015, poco antes de jubilarme le propuse al sargento Rafael Hernández celebrar un curso para los bomberos en Benahavís (población que junto a Ojén e Istán forman parte del área del parque de bomberos de Marbella). Después de la demostración, el jefe del parque de Marbella, Medardo Tudela, que antes en Madrid fue el que envió más bomberos de España a catástrofes en el exterior, me dijo: quiero este sistema para Marbella y me encargó una treintena de mochilas y llaves. Las hacía en el sótano del adosado donde vivía. Las hice con fibra de vidrio y resina de poliéster, como los cascos de barcos o los de los pilotos de F1. Funcionan como el primer día, la fibra de vidrio para repararla se puede lijar y ponerla más fibra, pueden durar 50 años.
Mi invento es un enfermo que nunca llega a morir. En un congreso en Béjar (Salamanca) me propusieron hacer un curso en Las Palmas de Gran Canaria. Cinco años después de jubilado me llamaron para que fuera allí durante una semana. Me recibieron como una gran estrella en el Parque Nacional, donde estaban los bomberos de toda la isla.
El equipo Sherpa inventado por Mena aparece descrito de forma detallada en un PDF de la Junta de Andalucía, visible en la web, que describe los medios terrestres que dispone el plan Infoca para la extinción de incendios.
— Lo que ahí ponen no es real porque no compraron los equipos para implementarlo en el Infoca. Nunca le he cogido el punto a la Administración.
La mochila y la llave de corte de agua las he patentado y a los veinte años le hice unas mejoras y repatenté el equipo a nombre de mi hija, en 2015. Dos años después vi en internet que se vendía una llave igual a la mía, fui a la oficina de Málaga donde me dijeron que había perdido la patente porque no se había pagado una tasa y que no era posible volver a recuperarla.
La explotaba una empresa catalana, que la llevaban dos bomberos de Barcelona, que vendían pequeñas herramientas forestales y se encontraron con esta hecha. Decían que desconocían mi invento, aunque en 2000 yo había dado un curso práctico en Barcelona. La llave de corte la venden a 70 países.
Mena ha inventado también el cazafrutas, un artilugio que recoge los frutos de los árboles con una caña coronada con una boca de fibra de vidrio y dientes de silicona, capaz de atrapar con delicadeza una rosa sin estropear sus pétalos.
— Es totalmente artesanal, está patentado y puede competir con el industrial.
Exhibió el cazafrutas en una exposición en el Cortijo de Miraflores de Marbella bajo el nombre de Flores de otro mundo, 320 lanzas diferentes, que pueden alcanzar frutos a diez metros de altura. El primer sábado de mes los vende en el mercadillo de Genalguacil.
De muy pequeño, a los once años comencé a estudiar en el centro de Formación Profesional Francisco Franco de Málaga, cercano al estadio La Rosaleda. Pasé por todos los talleres, carpintería, forja, fundición, herramientas de imprenta y electricidad. Estuve hasta los 18 años y conseguí la maestría industrial en electricidad. He tenido de compañero a Manuel Fernández Chico, conocido después como Bibi Andersen, estudiaba para oficial de bobinador de motores.
Unos años después iba por Pedregalejo con la que luego fue mi mujer, y una señora de 1,85 metros, impresionante, me grita: ¡Pedrito! Y se tira a mis brazos.
— ¿Manolo? le pregunté yo. Tuvo un tirón grande con la apertura política después de la muerte de Franco.
En Marbella hacía chapuzas hasta que salieron unas oposiciones para bomberos, aprobé la mayoría de las pruebas, por mi especialidad de electricista, como también lo era el jefe de bomberos. En 1980 era un parque nuevo, con gente joven muy innovador y con mejor preparación profesional. Mira que he recorrido parques de bomberos de toda España, para mí Marbella tiene el mejor.
Durante la sequía de los años noventa, vino un hombre muy asustado al parque de bomberos.
— Se me ha metido una cabra en el cuarto de baño del restaurante, nos dijo.
Abrí la puerta del baño y era una cabra montés, el animal de un cabezazo rompió el lavabo como si le hubiera dado con un mazo. Cerré la puerta para que no saliera. Fui en busca de Miguel, un compañero al que llamábamos El Muro Blanco.
—Déjenme que entro, nos dijo. Y al momento ya lo tenía cogido. Miguel estaba acostumbrado a tratar con toros y caballos. De pequeño manejaba las bestias. Llevaba en bueyes el simpecado de la Hermandad del Rocío.
Justo pasaba por allí un coche de la Policía Local y los agentes entraron a preguntar qué pasaba. No teníamos cuerdas para inmovilizar a la cabra, entonces le esposaron las cuatro patas al animal para trasladarlo en un Land Rover a la sierra.
Alguna vez tuvimos que recoger una serpiente en el campo de fútbol o ir a la casa de Antonio Banderas por un incendio, que resultó un falso aviso. Pero donde me di cuenta de lo que es el poder, fue en el palacio del rey Fahd (de Arabia Saudí). Recibimos un aviso de incendio, y al llegar a la puerta del palacio el guarda nos dijo que no podíamos pasar. Vino la Policía Local y también le dicen que no pasan. La Policía Nacional tampoco pudo pasar, se habló con el Gobierno Civil y nada. El tío no abría la puerta. Aquí no entran, repetía, y nos fuimos.
Nunca he tenido éxito con las mujeres por el hecho de ser bombero. En cambio mi padre que era cabrero y chiquito hasta el final de su vida fue un alma libre. Solo me queda hacer un calendario de bomberos jubilados para repartirlos en las residencias.
También te puede interesar