Mijas

'Glamping' en el Cala Mijas: entre el disfrute y la queja

  • Los usuarios aluden a problemas en la movilidad, la dispersión, el elevado precio de los productos de alimentación o la falta de enchufes

Una joven camina por la entrada del camping del festival Cala Mijas.

Una joven camina por la entrada del camping del festival Cala Mijas. / Mª Jesús Serrano (Mijas)

El festival Cala Mijas ha celebrado este fin de semana su primera edición con más de 60 conciertos en 3 días de artistas nacionales e internacionales, y que ofrece la posibilidad de hospedarse en las zonas de camping y glamping, donde los usuarios han pernoctado en las instalaciones entre el disfrute y la queja.

Así, numerosos han sido los asistentes que se han desplazado desde diversos puntos de la geografía española y de otros países, para lo que la organización del festival ha fletado autobuses para el traslado de sus clientes, y que durante estos días han optado por acampar para vivir jornadas de rock, indie, pop o electrónica.

La dificultad en la movilidad, la dispersión, la falta de elementos eléctricos como enchufes o el coste de los productos de alimentación son algunos de los aspectos que estos huéspedes han tenido que combatir en la zona de acampada, que se ha instalada al norte del núcleo poblacional de Las Lagunas en el Hipódromo, y que han conjugado con la fiesta en el Sonora Mijas.

Es el caso de un grupo de 4 amigos que se ha desplazado desde Barcelona a la Costa del Sol para disfrutar de 3 días de música, para lo que han pernoctado en el glamping, donde “la cartelera” ha sido el mayor reclamo para estos jóvenes, según ha señalado Cristina Capote, un viaje que vienen organizando desde enero. “Nos enteramos por casualidad y dijimos ¡Vamos!” ante “la cantidad de artistas y de géneros”.

“La posibilidad de quedarte en tienda -de campaña- y que ellos la den” es otro de los alicientes que estos amigos valoraron a la hora de desplazarse hasta Málaga. “Está bien, pero el bar está a precio de turista”, ha señalado la catalana, quien ha destacado que la organización cambió la ubicación de la zona de acampada porque “el camping iba a estar ubicado en otro lugar más cerca y se podía llegar caminando al festival”, por lo que hizo a los usuarios un “reintegro”.

Las barcelonesas Cristina Capote y María Boissom . Las barcelonesas Cristina Capote y María Boissom .

Las barcelonesas Cristina Capote y María Boissom . / Mª Jesús Serrano (Mijas)

Le acompañaba Guido Fernández, quien ha explicado que el gampling “comparte los servicios del camping” y cuenta con “una tienda grande que trae dos colchones inflables que están muy bien, son cómodos, y te dan tu manta, tu sábana y un aislante”, además de tener el desayuno incluido. Pese a afirmar que “se duerme muy bien”, ha lamentado que “en la foto decía que tenías enchufe o lámpara y no hay nada”, solo “una linterna de mano”. Su compañera María Boissom ha agregado que el coste ha sido de “90 euros las 5 noches contra los 25 que cuesta el camping”, optando el grupo por la primera opción.

Juan Miguel Blanco es un joven sevillano que junto con dos amigos han pernoctado estos días en el glamping de Cala Mijas “a ver a los Arctic Monkeys, Liam Gallagher y Nathy Peluso” y que en líneas generales “se está bien” y solo van a dormir. Pese a ello, ha valorado que “un sitio en el que vienes y no hay electricidad es un poco complejo. Hay luz, pero que yo no tenga acceso a un enchufe…”, ha criticado junto con el estado de “las duchas”, que “las tiendas están muy juntas” o la tardanza de los autobuses que bajan a los conciertos gratuitos de la playa, que “estuvimos una hora y media esperando” y “te deja bastante lejos”.

El joven sevillano Juan Miguel Blanco con sus amigos. El joven sevillano Juan Miguel Blanco  con sus amigos.

El joven sevillano Juan Miguel Blanco con sus amigos. / Mª Jesús Serrano (Mijas)

Gabriela Nieto, de Alcalá de Henares, ha acudido con otras dos amigas al festival, una de ellas de Bilbao, que han bajado a la Costa del Sol “por Arctic Monkeys y por Liam básicamente”. “El festival está guay, hay buen ambiente y se nota que hay seguridad en el camping y que está organizado”, ha valorado positivamente, aunque como otros usuarios ha lamentado que “se suponía que había enchufes, pero no hay, sino un puesto de carga de móviles”. Claudia esperaba con ella un servicio de taxi que las bajara de la colina del Hipódromo, quien ha criticado el viaje desde Madrid al esperar “desde las 16.00 hasta las 23,00 horas a nuestro autobús porque se rompió nada más salir”.

Unas jóvenes en el exterior de la zona de acampada. Unas jóvenes en el exterior de la zona de acampada.

Unas jóvenes en el exterior de la zona de acampada. / Mª Jesús Serrano (Mijas)

Sofía Sainz es una almeriense que esta mañana esperaba un taxi en la puerta del camping para bajar a la ciudad. La joven ha relatado cómo hay que “esperar colas que igual tardan dos horas” para tomar el bus lanzadera y bajar a la playa, aunque el recorrido sea de “15 minutos”. “No puedes ir al festival por tu cuenta, está complicado, por lo que hay que ir en autobús o en taxi”, ha lamentado. Otro de los aspectos que ha criticado ha sido el puesto habilitado para la recarga de móviles, unas “baterías portátiles” con las que “se carga medio teléfono” y cuestan “10 euros de fianza” y “4 por la carga”.

Le acompañaban otros dos amigos, uno de ellos Alonso Sanz, que ha bajado desde Madrid para ver el concierto de Arctic Monkeys. “El camping está bien” y “los baños están sorprendentemente limpios” con un servicio que los revisa constantemente y se encarga de la reposición del papel, y que se implementa incluso en la zona de conciertos; aunque ha indicado que las tiendas de alimentación que hay en las instalaciones “son muy caras” y se ha gastado “30 euros en agua”. Como el principal problema ha apuntado a la dispersión, ya que “están muy separados los conciertos de la playa, el festival” o la zona de acampada.

La zona de acampada del festival Cala Mijas. La zona de acampada del festival Cala Mijas.

La zona de acampada del festival Cala Mijas. / M. H. (Mijas)

Irene y Mario preparaban esta mañana con otros compañeros el coche para salir en dirección a Madrid tras ver a Bomba estéreo y Meute y pernoctar en la zona de camping. “Para ser el primer año, la organización me ha parecido bastante competente, los autobuses lanzadera funcionen y es un puntazo porque está lejos el camping”, ha destacado el madrileño. Su compañera ha agregado como un problema que “hay una zona de camping que está en sombra y otra que no, los baños son deficientes, las duchas o la limpieza, y los precios son súper caros”. A ello ha sumado que “la bajada de los autobuses por la mañana es un poco desastre y tardan como una hora en llegar a la playa”, aunque no así para regresar del festival.

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