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Israel achaca a "problemas administrativos" el retraso de la deportación de los activistas

  • La salida de los vuelos fletados por Turquía, donde viajan también los tres españoles de la flotilla, no han salido porque el Supremo israelí quiere procesar a algunos activistas por agredir a soldados.

La salida de seis aviones turcos con cientos de activistas de la Flotilla de la Libertad arrestados por Israel, entre ellos tres españoles, se retrasó este miércoles en el aeropuerto Ben Gurión por "problemas administrativos", informó el portavoz del ministerio israelí de Exteriores, Igal Palmor.

Palmor explicó que uno de los principales "problemas administrativos" es una petición presentada ante el Tribunal Supremo por organizaciones locales para impedir la salida de Israel de algunos activistas presuntamente implicados "en agresiones a soldados israelíes" durante el abordaje de la flotilla, operación en la que fallecieron nueve personas.

El portavoz israelí de Exteriores aseguró que el Gobierno de su país es partidario de deportar también a esos activistas pero que "la decisión última corresponde al Tribunal Supremo, que confiamos que se produzca pronto".

Igal Palmor también aludió a problemas para "el traslado al aeropuerto de siete activistas que se encuentran hospitalizados", y para cuyo embarque las autoridades israelíes mantienen gestiones con la Media Luna Roja de Turquía.

La hora prevista para la salida de los seis aviones turcos -tres civiles con rumbo a Estambul, y tres militares, con los heridos, con destino Ankara- era las 18.00, hora, y Palmor expresó su confianza en que "los problemas administrativos" pendientes se resuelvan en las próximas horas.

Las autoridades turcas insisten, por su parte, en que los seis aviones despeguen a la vez, y con todos los activistas abordo.

Más de 500 miembros de la flotilla fueron traslados esta mañana desde la cárcel de Elá, en el sur del país, al aeropuerto Ben Gurión (cercano a Tel Aviv), donde continúan a la espera de salir de Israel.

Algunos de ellos ya se encuentran embarcados en los aparatos.

Según fuentes diplomáticas españolas, ése es el caso de los tres españoles de la Flotilla: la catalana Laura Arau, el madrileño Manuel Tapial (ambos miembros de la ONG Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría) y el valenciano David Segarra, periodista del canal de televisión venezolano Telesur.

Unos 120 activistas, en concreto ciudadanos de países musulmanes, la mayoría de los cuales no mantienen relaciones diplomáticas con Israel, salieron ayer del país por el cruce de Allenby, fronterizo con Jordania.

Otros 45 ya habían sido deportados desde el aeropuerto de Ben Gurión tras firmar un documento de repatriación voluntaria.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó anoche la deportación antes de la noche del jueves de todos los activistas de la flotilla, que han tenido hasta ahora confiscados sus teléfonos y cámaras de foto y vídeo.

Ese mismo día el Consejo de Seguridad de la ONU había pedido la "inmediata liberación" de "los civiles retenidos por Israel".

También deberán ser repatriados los cadáveres de los nueve activistas que fallecieron durante el asalto militar a los barcos, de cuya nacionalidad aun no se ha informó oficialmente aunque en su mayoría son turcos, según adelantó a Efe bajo condición de anonimato el funcionario del Ministerio de Exteriores que se encarga del caso.

El ministerio turco de Exteriores anunció ayer que las autoridades israelíes les han comunicado que al menos cuatro lo son.

El polémico abordaje de la flotilla llegó hoy al Parlamento israelí, donde en medio de la sesión estalló una trifulca entre diputados judíos y árabes, con empujones y gritos, cuando la parlamentaria Hanín Zoabi, que viajaba con los activistas, intentó hablar.

Varios diputados exigieron a la presidencia que no le dejara hacerlo y cuando se negó su requerimiento, una parlamentaria del partido ultranacionalista Israel Betenu, Anastasia Mijaeli, subió al estrado y trató de empujarla a Zoabi para apartarla del micrófono.

Otros diputados que intentaron separar a las dos mujeres se vieron implicados en un forcejeo en el que proliferaron insultos a Zoabi, como "traidora", "enemiga" y "caballo de Troya".

La tensión interna y las críticas internacionales que arrecian contra Israel pusieron hoy frente a las cámaras al primer ministro para tratar de defender el ataque a la flotilla.

En una comparecencia pública, Netanyahu afirmó que la intervención militar forma parte de los "esfuerzos de proteger la seguridad" de los israelíes.

"Hamás continúa rearmándose con armas iraníes. Nuestra obligación es evitar que esas armas entren por tierra, mar o aire", dijo Netanyahu.

Por su parte, Hamás comunicó que ha declinado recibir la ayuda humanitaria que iba en la flotilla hasta que Israel libere al último de los activistas internacionales que tiene bajo arresto.

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