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Obama medita ampliar a Siria la lucha contra el Estado Islámico

  • El presidente de EEUU pedirá autorización al Congreso antes de empezar una ofensiva contra posiciones yihadistas en territorio sirio

El jefe del Estado Mayor de Estados Unidos y el más estrecho asesor militar del presidente Barack Obama, Martin Dempsey, evita hablar de guerra siempre que puede, pero cuando se trata de la milicia terrorista Estado Islámico, su cautela se desvanece. Esa organización persigue una estrategia "apocalíptica", asegura, subrayando un objetivo bien definido: "Hay que derrotarla".

Las palabras del más alto cargo militar (descontando al presidente) reflejan la opinión del Gobierno estadounidense, así como también la de muchos congresistas en la oposición. El propio Obama se refiere al grupo terrorista como un cáncer que hay que erradicar y el secretario de Defensa, Chuck Hagel, señala que el EI es más peligroso que Al Qaeda. "Va mucho más allá de todo lo que habíamos visto hasta ahora", dijo. A ellos se suman las declaraciones del secretario de Estado, John Kerry, quien señaló que hay que hacer frente a la milicia "allá donde intente propagar su repudiable odio".

En pocas cosas están de acuerdo tantos políticos de diferente espectro en Estados Unidos. El vídeo del brutal asesinato del periodista James Foley no ha hecho más que afianzar el puesto de EI en la lista de enemigos del Estado.

Hagel incluso habla abiertamente del temor de un nuevo ataque terrorista al país como el del 11 de septiembre de 2001. La pregunta ahora ha dejado de ser si Estados Unidos interviene con su fuerza militar, sino cómo será esa actuación y en qué territorios se va a realizar.

Los analistas estadounidenses consideran que la retórica más dura que están empleando la Casa Blanca y el Pentágono es una preparación para una guerra larga contra el grupo terrorista que probablemente vaya más allá de las fronteras de Iraq. "¿Se puede derrocar sin poner la mirilla sobre la parte de la organización en Siria? La repuesta es no", dijo Dempsey.

Y no es que le entusiasme la idea de estar casi en el bando del odiado presidente sirio Baschar al Assad al luchar contra EI. "No estoy pronosticando que vaya a haber (ataques aéreos) en Siria, al menos no por parte de Estados Unidos", explicó. Y es que sigue siendo muy arriesgado que los ataques estadounidenses maten a civiles inocentes, que un drone estadounidense sea derribado o que Obama se vea envuelto en una guerra civil de la que se ha mantenido prácticamente fuera durante años. Pero ¿tiene otra alternativa? Varios medios apuntaban ayer que Obama pedirá autorización al Congreso antes de empezar una ofensiva contra las posiciones yihadistas en territorio sirio, como reclaman sus asesores y el Pentágono.

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