Premio Málaga de Novela

Adolfo García Ortega rescata a tres víctimas no reconocidas por ETA en 'Una tumba en el aire'

  • El escritor presentó este martes en el Ayuntamiento su libro, reconocido en la última edición del Premio Málaga de Novela

Presentación de 'Una tumba en el aire', en el Ayuntamiento.

Presentación de 'Una tumba en el aire', en el Ayuntamiento. / M. H.

El escritor, traductor y articulista vallisoletano Adolfo García Ortega ha querido rescatar la historia de tres jóvenes de origen gallego desaparecidos en un crimen nunca reconocido por la banda terrorista ETA en Una tumba en el aire, obra ganadora del duodécimo Premio Málaga de Novela y presentada este martes en el Ayuntamiento. Esta historia de "tres chicos que se encuentran a unos etarras que los torturan, los asesinan y los entierran" le llegó a través de un amigo a García Ortega, que aseguró en la presentación del libro, editado por Galaxia Gutenberg, que los escritores están "siempre a la búsqueda de una historia que sea como La Odisea".

En este caso, el autor descubrió un viaje de "alguien que va a un sitio, tiene que volver y sufre una transformación", ha afirmado el autor, que ha señalado que de este caso no existía "mucha información", por lo que quedaban "muchos huecos que el escritor debe cubrir con su imaginación, aunque esto era un hecho real". También ha tenido que "entrar en la mente tanto de las víctimas como de los asesinos" y se ha "acercado a la parte más sufriente de la historia a través de la familia de los chicos".

Para García Ortega, la vida de los protagonistas es una "historia cortada en seco", que tiene "el factor atractivo de lo inacabado", y la investigación que debe hacer un escritor "se acerca a la policial". Cuando ha indagado en la versión de etarras de entonces, ha comprobado cómo aseguraban que lo sucedido había sido "algo casual, como un encuentro entre borrachos". Sin embargo, en ese año, 1973, ETA se encontraba "en un debate interno", preparando la llamada Operación Ogro para asesinar a Carrero Blanco, y estos hechos ocurrieron además en el País Vasco francés, "donde estaba la cúpula de la banda", destacó el escritor.

"El rencor condena a las sociedades a repetir la historia: la memoria debe ser justa y benévola", sostiene el escritor

"No era creíble que la cúpula no supiera lo que había pasado", afirmó García Ortega, que al escribir resta novela ha podido "entrar en ese contexto y dotar de vida a unas personas que antes eran solo una foto". Eran unos jóvenes "con toda una vida por delante que quedó cercenada" y, al no aparecer nunca sus cuerpos, sus familiares "seguían al borde del abismo y sin poder hacer el duelo".

Asegura el autor que en este trabajo no ha sido "equidistante", pero sí "objetivo", y que los familiares de las tres víctimas que ya han leído el libro le han enviado unos "mensajes muy cariñosos" en los que le agradece que le haya "dado vida a sus hermanos". "Hay pasajes duros, pero saber es mejor que la incertidumbre", apuntó García Ortega, que cree que la ETA de ese momento "tenía una mezcla de catolicismo que venía de un nacionalismo muy arraigado con un componente revolucionario marxista".

Sobre el hecho de que tras el final de la actividad de ETA surjan novelas como ésta, afirmí que, con el terrorismo, España ha sufrido "una herida muy grande que se está curando" y que la literatura "puede hacer justicia, aunque no se puede caer en el rencor". "Tiene que haber un relato que cuente los hechos como fueron", ha subrayado García Ortega, que ha advertido de que "el rencor condena a las sociedades a repetir la historia", y "la memoria debe ser justa y benévola".

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