Alfredo Viñas exhibe la ácida poética urbana de Miguel Trillo

La galería inaugura hoy la muestra 'Parejas y placeres', una amplia revisión de la obra del fotógrafo desde los años 90 hasta la actualidad

'Rosa en la peluquería de Jose' (Huelva 1992), una de las obras de Miguel Trillo que pueden verse en la exposición.
Pablo Bujalance Málaga

13 de diciembre 2013 - 05:00

La definición de la sociedad española actual sería muy distinta sin el trabajo del fotógrafo Miguel Trillo (Jimena de la Frontera, Cádiz, 1953), el gran testigo de la vida urbana del país desde los años 70 hasta el presente. Por su objetivo han pasado todas las tribus urbanas posibles, en un empeño próximo a lo antropológico que le ha llevado a otras muchas partes del mundo en busca del nexo que une a los individuos con su suelo cuando éste es asfalto, ya sea a través de indumentarias, músicas o símbolos diversos para el refuerzo de las identidades. Trillo se curtió en la dura escuela del fotoperiodismo, acudiendo primero a conciertos de rock y entrando de lleno, ya en los 80, en las luces y sombras de la Movida. En los 90, su trabajo trascendió el medio informativo y se consagró por derecho como ejercicio artístico, a través primero de galerías como Moriarty en Madrid y El Manantial en Barcelona, hasta protagonizar grandes exposiciones en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (2009), el Museo Reina Sofía (2011) y la que en 2014 tendrá lugar en Tabacalera, en Madrid. Hoy, la galería Alfredo Viñas inaugura a las 20:00 en su sede de resistencia malagueña la exposición Parejas y placeres, una selección de fotografías de Miguel Trillo, realizadas entre comienzos de los 90 y los últimos años, con el argumento común del dúo como elemento depositario de contrastes y diversas historias posibles.

Como es habitual en cualquier aproximación a la obra de Trillo, conviven aquí personajes anónimos captados en festivales de rock como el Festimad, en la complicidad decadente de un pub, en el paisaje menos promocionado de las ciudades y hasta en una peluquería de perturbadores reflejos; así como otros más reconocibles dentro de la penúltima imaginería urbana, como Ana Curra y el pintor Amador Gómez. Predomina la escena nacional, aunque también se cuelan, por ejemplo, dos extraños adolescentes que parecen sacados de una película de terror, sentados en el suelo de un centro comercial en Dubai. En todo caso, y tal y como indica el texto del catálogo, la homogénea obra de Trillo "se nos muestra como un caleidoscopio de normalización vital de un país que en el último cuarto del siglo XX se incorporó al disfrute de las libertades".

Actualmente, el fotógrafo trabaja en tres proyectos: Zoom, con jóvenes inmigrantes en conciertos y discotecas reproducidos en tarjetas telefónicas; Gigasápolis, una mirada a la cultura juvenil en las megaciudades asiáticas; y Coste Este-Costa Oeste, una relectura de los movimientos contestatarios surgidos en los años 60 y 70 en EEUU. En los últimos tiempos, además, Trillo ha explorado las posibilidades de la fotografía como herramienta para la lucha contra la exclusión social, lo que le trajo recientemente al Museo Picasso para la celebración de un taller. Ahora invita a mirar. ¿Gustan?

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