Cultura

Antonio de Verónica y Saray Cortés estrenan en el Cervantes su homenaje bailado a Miguel de Molina

Antonio de Verónica y Saray Cortés en un momento del espectáculo.

Antonio de Verónica y Saray Cortés en un momento del espectáculo.

Su abuela le contaba la historia de Miguel de Molina cuando era niño. Le hablaba de lo que le costó llegar a los escenarios y seguir siendo libre e irreverente en una España que comenzaba a vivir uno de sus periodos más oscuros. Por eso, el singular artista malagueño siempre fue un referente para Antonio de Verónica Saray Cortés. Ambos bailaores y coreógrafos han creado el espectáculo Miguel de Molina. Entre dos orillas, una vida bailada, que se estrena el 11 y 12 de abril en el Teatro Cervantes.

"Lo hacemos en nuestra Málaga ya que Miguel de Molina nunca pudo cantar y bailar en su ciudad", explica Antonio de Verónica. "De pequeño hizo algo en los corralones, tendría 12 ó 14 años, pero no actuó como profesional", agrega. El espectáculo supone un recorrido cronológico por los momentos más significativos de su vida y su faceta artística, desde su infancia hasta su exilio en Argentina, con dramaturgia y números musicales en los que han llevado las coplas al baile flamenco. 

A finales de marzo de 2020 tenían previsto estrenar este espectáculo. Pero la pandemia mandó al traste las aspiraciones de la compañía. En estos tres años han sumado artistas al montaje y la dramaturgia. El resultado es casi una veintena de músicos, cantaores, actores y bailarines sobre las tablas para rendir homenaje a una figura como él. 

"El espectador va a ver flamenco, pero también pinceladas de clásico y de contemporáneo, es una obra muy completa", comenta Saray Cortés. "Hacemos un tango argentino y lo demás es la copla trasladada a los palos del flamenco", agrega la bailaora y coreógrafa. Ojos verdes, por ejemplo, "la hemos metido por zambra y la termino por bulerías y La bien pagá también por bulerías", desvela Cortés sin querer anticipar mucho del montaje para que el público se deje sorprender en su butaca. 

La bailaora y coreógrafa Saray Cortés. La bailaora y coreógrafa Saray Cortés.

La bailaora y coreógrafa Saray Cortés.

Además de estos dos coreógrafos, han participado David Romero y Adrián Santana. En la guitarra estarán José Luis Lastre, Juan Carlos Gutiérrez, Miguel Cortés y Salva de María, que ha llevado la dirección musical de la obra. Al cante, May Fernández, La Salinera y Luis de Mateo. Y al baile Antonio de Verónica, Saray Cortés y cuerpo de baile de la Compañía, además de alumnos de la ESAEM. 

"Cuando lo ves todo armado es como un musical con el que intentamos contar la historia de Miguel de Molina", relata Cortés y señala que el dramaturgo Rafael Moraira les ayudó a narrar lo que querían transmitir al público. 

Relata Antonio de Verónica que en el mismo Teatro Cervantes quedó fascinado Miguel de Molina cuando vio la actuación de una cantante. Llegó tarde y su padre lo recibió con una bofetada. "El dijo que hasta aquí había llegado y esa misma noche se fue de casa camino de Algeciras, donde empezó a trabajar en un burdel", explica el bailaor. Allí conoció a Pepi la Limpia, la dueña del local, que sabiendo de sus actitudes para la copla se lo llevó al Festival de Cante Jondo de Granada. 

"En Granada coincidió con Lorca y con Falla, así que imagina, quedó tan impresionado que decidió que tenía que ser artista", agrega De Verónica. "Organizaba fiestas privadas en los colmados para los señoritos, empezó a reunirse con grandes artistas en las fiestas nocturnas y a aprender de ellos, fue totalmente autodidacta, porque se basó en los más grandes", destaca el coreógrafo y bailaor. 

Antonio de Verónica en su homenaje al artista malagueño. Antonio de Verónica en su homenaje al artista malagueño.

Antonio de Verónica en su homenaje al artista malagueño.

"No era un cantante coplero normal, aprendió del flamenco, sabía coser y hacerse su ropa, tocar las palmas, bailar, le enseñaron en los campamentos de los gitanos", sostiene De Verónica. Dio el salto a Madrid para trabajar en el tablao Villa Rosa, el más antiguo de España. Ahí empezó a hacer sus pinitos como artista, aunque sus mayores éxitos los cosecharía en Valencia. 

"Era una persona muy liberal, nunca se escondió su homosexualidad, tenía un vestuario muy arriesgado, era innovador al máximo, pero no lo tuvo fácil y no quería pertenecer al régimen, por lo que se vio forzado a irse a Argentina, ya no volvió a España a vivir y siempre tuvo mucha añoranza", considera De Verónica y señala que tuvo el corazón partido entre ambas orillas porque, aunque lejos de su tierra natal, Argentina lo acogió con los brazos abiertos. La obra también se detendrá en su rivalidad con Concha Piquer. 

"Somos los primeros que hacemos un homenaje a Miguel de Molina a través del baile flamenco, por eso decimos que es una vida bailada. Sus coplas las hemos traído al flamenco, la hemos adaptado", agrega Saray Cortés. "Para nosotros supone un reto porque siempre estamos en nuestra zona de confort, hacemos un flamenco más purista, y ahora nos salimos un poco de esa línea", agrega la bailaora. Además, para la compañía es "un orgullo representar a este artista malagueño que no se le ha dado el reconocimiento que merecía, y llevarlo al Cervantes que es donde siempre hubiera querido actuar y nunca pudo". 

Un documental de nueve minutos sobre la influencia de Miguel Molina en otros artista es el arranque del espectáculo, patrocinado por Unicaja Banco. En la cinta han participado Pastora Soler, Manuel Bandera, Estrella Morente, Diana Navarro y  Alejandro Salade, sobrino nieto del artista, entre otras personalidades. Una vez estrenado, la pretensión de la compañía es girar con él todo lo que se pueda. Y Argentina está entre esos destinos posibles. 

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