Cultura

Barcelona exhibe la vertiente más desconocida del Picasso grabador

  • Hasta el 29 de mayo se muestran 40 litografías realizadas por el artista malagueño entre 1945 y 1956 en las que se ve su compromiso político con la causa pacifista

Una selección de 40 litografías realizadas por Picasso entre 1945 y 1956 se exhiben desde ayer en el Museo Picasso de Barcelona en una exposición que ilustra las diferentes técnicas utilizadas por el pintor malagueño y las innovaciones que aportó. El director del museo, Pepe Serra, recordó que "tras Picasso, linograbador y la muestra dedicada a las aguatintas que ilustran el libro La Celestina realizadas por Picasso en 1968, esta nueva propuesta en las salas de grabado del centro "nos descubre otra vertiente del trabajo del artista".

Picasso realizó su primera litografía en 1919, una suerte de invitación en la exposición que presentaba en la galería Rosenberg de París, y desde entonces y hasta 1930, ha señalado Malén Gual, conservadora de la colección, utilizó la técnica litográfica para ilustrar algunos libros, catálogos e invitaciones, pero no fue hasta 1945 cuando se interesó realmente por este sistema de estampación. Comenzó elaborando grabados sobre piedra a partir de noviembre de 1945 en el taller de Fernand Mourlot, en la calle Chabrol de París, donde el artista se implicó en todas las fases de producción, desde el dibujo sobre la piedra hasta el control de las primeras tiradas.

En este período utilizó todo tipo de planchas (piedra, zinc, papel de report) y probó numerosas técnicas tradicionales como el lápiz graso, la pluma o la aguada, al tiempo que introdujo nuevos materiales . Según la restauradora Reyes Jiménez, una de las características de su trabajo litográfico es la serie de interpretaciones y variaciones que propone sobre diferentes temas: "Algunas litografías llegarán a tener 18 pruebas de estado, es decir, que la imagen representada experimentará 18 mutaciones".

La sala central da cuenta del compromiso político de Picasso de 1949 a 1953 y que dio como resultado la colaboración con diferentes movimientos por la paz. La paloma se convirtió en un símbolo después de que en 1949 Louis Aragon visitó a Picasso en su taller y escogió esta litografía para el cartel del primer Congreso Mundial por la Paz, que tuvo lugar durante abril en París. Otro ejemplo de su renovación postbélica es la serie de faunos y personajes mitológicos que hizo en sus estancias en el sur de Francia.

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