Cultura

¿La Capitalidad?, depende

  • Portavoces y representantes de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, la Fundación Unicaja, el Ateneo y La Casa Invisible debatieron ayer sobre las posibilidades de Málaga respecto al reto de 2016

Aunque parezca mentira, seguramente habrá alguien ahí fuera que no sepa que Málaga es candidata a la Capitalidad Cultural de Europa en 2016. Pero más trágico puede parecer el hecho de que, hasta ayer, pocos meses antes de que se cumpla el plazo abierto por la UE para la presentación de proyectos por parte de las plazas aspirantes, no se hubiese celebrado en la ciudad un solo debate sobre la conveniencia de tal iniciativa y las posibilidades de Málaga al respecto. Finalmente, el Ateneo, que acogerá durante los próximos días siete mesas redondas en las que diversos expertos e implicados discutirán el asunto, ha decidido darse por aludido. La institución acogió ayer en su sede de calle Compañía el primero de estos encuentros, en el que participaron representantes y portavoces de cuatro instituciones culturales de significativa influencia: el historiador Manuel Olmedo Checa, miembro de la Academia de Bellas Artes de San Telmo; el vicepresidente de la Fundación Unicaja, Mariano Vergara; el presidente del Ateneo, Diego Rodríguez; y el profesor de Geografía Humana de la Universidad de Málaga y portavoz de La Casa Invisible Alfredo Rubio.

Opiniones hubo para todos los gustos, compartidas y enfrentadas. Olmedo Checa se refirió a la candidatura como "un proyecto positivo, ya que, se gane la Capitalidad o no, implica un paso importante en la aspiración de una ciudad donde la cultura sea más mayoritaria y donde crezca la autoestima de sus ciudadanos", aunque señaló como primera debilidad de Málaga al respecto "el desconocimiento de la iniciativa que todavía mantiene una parte importante de la sociedad". Mariano Vergara afirmó que la ciudad "necesitaba un proyecto así para hacer más visible en el exterior su ya lograda dimensión cultural", e insistió en la necesidad "de que todo el mundo se lo crea, de que seamos conscientes de las posibilidades de desarrollo de Málaga para lograr un futuro esplendoroso". Igualmente, señaló que el proyecto que se presente en Europa "debe responder a la naturaleza de Málaga, una ciudad en la que nunca existió un mundo agrario ni se cultivaron fincas dada la frontera de Las Pedrizas, y en cuya sociedad convivieron una inquietud anarquista muy singular y una burguesía que se preocupó de formarse y prosperar en Inglaterra". Por su parte, Diego Rodríguez consideró que la Capitalidad "constituye una oportunidad única para que Málaga se presente al mundo como destino turístico de la cultura, no solamente turístico" y subrayó el crecimiento de la oferta cultural en los últimos años, si bien apuntó la necesidad de que la misma "se diversifique hasta incluir aspectos no necesariamente relacionados con los espectáculos y el arte".

Alfredo Rubio, que insistió durante su intervención en su papel de portavoz de La Casa Invisible, se mostró bastante más crítico. Afirmó que la candidatura para 2016 "es una iniciativa desvinculada de las necesidades de la sociedad malagueña, de los procesos implícitos en la creación cultural y del ambiente general". El profesor consideró que la Capitalidad "se vincula con el capitalismo monopolista al apostar por la ciudad-producto y la ciudad-marca", y acusó al proceso de designación "de fomentar que el único modelo posible es el de la competencia entre ciudades, lo que puede crear un precedente peligroso". Rubio identificó además "errores en ciertos planteamientos sobre la cultura en Málaga: por ejemplo, si veo un Museo Guggenheim en Bilbao, quiero uno igual en Málaga, pero no me pregunto por los procesos que han culminado en la construcción de ese museo ni me preocupo por aplicarlos aquí". Cada cual salió, en fin, con su idea en ristre, intacta o alterada. Que Dios reparta suerte.

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