Exposición en la Casa Natal de Picasso

Aguatinta: un puente para el diálogo artístico

  • Las salas de la Fundación acogen hasta el 3 de febrero la exposición 'Picasso. Pintor de grabados', con 90 obras del malagueño además de otros maestros como Goya, Fortuny, Iturrino, Miró, Tàpies, Chillida y Barceló

'Busto de mujer con cola de caballo' y 'El pintor en la playa' de Picasso en la muestra de la Casa Natal.

'Busto de mujer con cola de caballo' y 'El pintor en la playa' de Picasso en la muestra de la Casa Natal. / Daniel Pérez / Efe (Málaga)

No sólo sería imposible comprender a Picasso (si es que acaso alguien en su sano juicio puede comprender a Picasso) sin su obra gráfica: es que en la disciplina benjaminiana de la reproducción químico-mecánica, el malagueño dejó algunas de las pistas más resonantes de su contribución a la historia del arte (incluidos, sí, todos los intentos más honestos para dinamitarla desde dentro). Y es también en el grabado donde Picasso ilumina tal vez con más determinación su propia tradición, la semilla de sus maestros y la que le habría gustado ver germinada tras su muerte en un mundo post Picasso. Por esto, si la Fundación Picasso Casa Natal custodia en sus fondos una de las colecciones de obra gráfica más interesantes y ambiciosas del autor del Guernica, al cabo material de extracción predominante en sus actividades expositivas, no resultaba descabellado ni mucho menos llamar por su nombre a los protagonistas de la escuela picassiana con el grabado como argumento común. Incluso, ya puestos, cabía acogerse a una de las técnicas gráficas preferidas del artista, el aguatinta, con el fin de adoptar un lenguaje común que subrayara la calidad de los puentes. 

Dicho y hecho: el resultado es Picasso, pintor de grabados. El aguatinta, una exposición inaugurada este miércoles en la Casa Natal, donde podrá verse hasta el 3 de febrero, que pone a Picasso a dialogar en el estricto margen apuntado con otros maestros del grabado como Goya, Fortuny, Iturrino, Ricardo Baroja, Miró, Tàpies, Chillida, Manolo Valdés, Cristina Iglesias, Soledad Sevilla, Miquel Barceló y José María Sicilia, entre otros. La propuesta, armada con la colaboración de la Obra Social La Caixa, ha contado para la ocasión con préstamos de algunos de los museos españoles más importantes, entre ellos el Prado, el Reina Sofía, el Museo Picasso Málaga, el Museo Picasso de Barcelona, el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella y la Fundación Juan March. La muestra se distribuye entre las dos salas de exposiciones con que cuenta la Casa Natal en la Plaza de la Merced, lo que la convierte en uno de los proyectos de mayor envergadura en la ya abultada historia de la institución. Picasso, pintor de grabados se inscribe además en el programa de actos del Octubre Picassiano a modo de prolongación descarada y necesaria del mismo, a estas alturas del año.

La exposición se distribuye entre las dos salas con que cuenta la Fundación Picasso en la Plaza de la Merced

El comisario de la exposición, el profesor de la Universidad de Málaga Inocente Soto, señaló en la presentación que la muestra completa un arco cronológico que abarca desde 1910 a 1971, "sesenta y un años de creación picassiana que permiten seguir de cerca una evolución única en la Historia del Arte". Soto admitió que el punto de partida con el que hace dos años comenzó a trabajar en la definición de la muestra era "extraordinariamente complejo: la intención era hacer una acotar técnicamente la producción de Pablo Picasso en aguatinta, pero hubo que rendirse a la evidencia de que, tratándose de Picasso, semejante tarea era absolutamente imposible". En cualquier caso, Picasso, pintor de grabados "atraviesa todas las series, todos las temas, todas las mujeres y todas los aspectos biográficos que hemos podido abarcar", desde la mitología hasta la historia, la guerra, el erotismo, el clasicismo, la reinvención de las grandes obras que le precedieron y, ciertamente el hábitat íntimo de Pablo Picasso, traducido en retratos y ciertas estampas costumbristas. Soto llamó la atención sobre la inclusión en la muestra de obras procedentes de las tres grandes series gráficas de Goya, los Caprichos, los Desastres de la Guerra y las Tauromaquias, lo que constituye "una oportunidad única" para el visitante. Todo, sí, con el aguatinta como referencia común.

'Cabeza de mujer', aguatinta de Picasso, en la exposición. 'Cabeza de mujer', aguatinta de Picasso, en la exposición.

'Cabeza de mujer', aguatinta de Picasso, en la exposición. / Daniel Pérez / Efe (Málaga)

Precisamente, la muestra presenta en un mural un revelador lema extraído de su Vida con Picasso de Françoise Gilot referente al aguatinta, rescatado desde las palabras del pintor: "Toda esta técnica posee un alcance mucho más amplio y sutil que el grabado ordinario. Así fue como Goya en sus Desastres de la Guerra consiguió aquellos maravillosos negros que jamás son opacos. Como resultado, se obtiene un efecto granulado nunca liso y uniforme sino lleno de diminutos agujeros blancos. Como ves el grabado es bastante interesante y divertido si le dedicas suficiente tiempo. Hay otras mil maneras de variar los efectos. Por ejemplo, no es necesario bañar en ácido las placas; puedes aplicarlo con el pincel en aquellos lugares donde lo desees y controlarlo así más sutilmente". La definición de Picasso como pintor de grabados resulta así ser justa y precisa.    

El director de la Casa Natal, José María Luna, defendió que la obra gráfica de Picasso "tiene el mismo valor histórico y artístico que cualquier otra obra en cualquier otro formato. Tal vez no un valor económico, pero desde luego sí artístico. Y es así como queremos ofrecer esta exposición". Un Picasso dispuesto a llegar a todas partes, a ser todos los Picassos posibles, se alía con algunos amigos. La enciclopedia resultante es, cual cosmos, inabarcable.

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